Siempre fuiste tú

Capítulo 10

 

Hola, perdón por el retraso, pero tuve algunos problemas. Sin más que decir aquí el capítulo de hoy, espero les guste.

 

 

Han pasado dos semanas. Hoy es viernes 14 de febrero, Día de San Valentín. Por la noche habrá una gran fiesta, pero Fernando me dijo que tenía algo planeado para el día de hoy, por lo que no asistiríamos a la fiesta.

Recuerdo que hace un año que fui a una fiesta en San Valentín con mis amigos. De hecho, un chico se me acerco y me pregunto si no tenía novio, esa vez Jaime se convirtió en mi novio falso, ya que, a él le había pasado lo mismo que a mí, además de que Gabriel en esa fiesta conoció a su ex novia y Emma, pues… ella no estaba en sus cinco sentidos.

El sonido de la puerta me saca de mis pensamientos.

—Adelante. —Contesta el profesor de matemáticas desde su asiento, que está ubicado al otro extremo de la puerta.

—Gracias, ¿puedo entregar estas flores? —Pregunta una chica que va conmigo en la clase de inglés, una vez que entra al salón.

—Claro. —Contesta el profesor.

En la preparatoria hay grupos estudiantiles, los cuales apoyan una causa; ya sea el cuidar el medio ambiente, fomentar actividades artísticas, promover la inclusión estudiantil, entre otras cosas. Cada que hay alguna festividad o algo por el estilo (como hoy) venden productos, comida, o hacen alguna rifa o actividades y con el dinero recolectado apoyan a que el grupo siga creciendo.

En el caso del día de hoy por ser Día de San Valentín o también conocido como Día del Amor y la Amistad, la mayoría de los grupos venden comida, bebidas (obviamente sin alcohol), regalos personalizados o flores. En el caso de las flores, las personas pueden mandársela al salón a quien va dirigida la flor, también le pueden escribir un mensaje o podría ser anónimo. La verdad es que la idea de las flores se me hace única y romántica, ya que, mientras estás en una clase, llegan y te entregan una flor, además de que la persona elige el tipo de flor que quiere regalar.

—Hola. —Me dice la chica, una vez que llega a mi lugar.

—Hola. —Contesto.

—Que bonita rosa. —Dice, sacando una rosa de una cesta que traía en la mano.

—Gracias. —Digo una vez que me la entrega.

La chica comienza a repartir las demás flores que tenía mientras yo, comienzo a ver la rosa y en verdad es realmente hermosa. Es una gran rosa roja envuelta en papel. En la parte de abajo, hay una tarjeta amarrada, la tomo y comienzo a leer lo que dice.

“Eres la manera que el mundo tiene de decirme que bonita es la vida.” —Fernando.

Al leer eso, sonrío como boba.

—Hay otra para ti. —Dice la chica, pasando nuevamente por mi lugar.

—Gracias. —Le digo desconcertada, ya que, no sabía de quien es este girasol.

Tomo el girasol y al igual que la rosa, este está envuelto en papel y tiene una tarjeta amarrada.

“Espero que algún día puedas volver a confiar en mí” —C. A.

Termino de leer la nota y en mi cara se forma una sonrisa. No había que ser genio para saber que el girasol me lo había enviado Christian, por las iniciales en la nota (Christian Acosta). Al parecer Christian aún seguía recordando que los girasoles son una de mis flores favoritas además de las rosas y los claveles.

La clase no tardo mucho en acabar y esta era la última que tendría el día de hoy. Por ser Día de San Valentín, habría actividades preparadas para los alumnos, como concursos, por lo que las clases terminarían más temprano de lo normal. En mi caso, no tendría las dos últimas clases (Inglés e Historia) cosa que me alegraba, porque la maestra de Historia seguía sin caerme bien.

Al ser está mi última clase, no tendría oportunidad de ver a Christian y darle las gracias por la flor, porque no tendríamos Historia y tampoco tenía su número. Comienzo a caminar hacia la cafetería, ya que, quede de verme ahí con mis amigos para ir a la plaza antes de estar con Fer. A lo lejos logro ver a Christian y me acerco a él para darle las gracias y también un pequeño regalo que tenía.

—Hola. —Dice una vez que llego donde él esta.

—Hola. —Hago una pausa. —Gracias por el girasol. —Sonrío.

—Espero te haya gustado. —Sonríe.

Me acerco y le doy un abrazo. Este abrazo era distintos a todos los que había dado en mi corta vida, este abrazo me hacía sentir algo… no sabría describirlo, pero se sentía especial.

—Quiero darte algo. —Digo una vez que nos soltamos del abrazo que teníamos.

Hacer postres es otro de mis pasatiempos, por lo que la tarde anterior hice demasiados cupcakes de vainilla y chocolate para dárselos a mis amigos. Hice tantos que sobraron para que mi hermana también llevara a la escuela.

Saco de una bolsa grande que traía conmigo una caja, que contenía dos de los cupcakes perfectamente decorados, que había hecho.

—Gracias. —Dice tomando la caja.

Nos despedimos y puedo notar que no está tan lejos el salón de Benjamín. Paso por unos salones hasta llegar al suyo. Me asomo por la ventana de su salón y noto que aún no han acabado sus clases, por lo que decido sentarme en una mesa que esta cerca y mandar un mensaje al grupo en el estaban mis amigos.

Alexa:

No tardó en llegar.

Emma:

No te preocupes yo tampoco he llegado.

Gabriel:

Yo igual, no tardo.

Jaime:

Yo voy para allá.

El saber que ninguno había llegado aún me aliviaba. Permanezco unos minutos más sentada, hasta que Benjamín sale.

—Hola. —Digo una vez que sale.

—Hola, ¿me estabas esperando? —Pregunta extrañado.

—No, estaba esperando al chico que viene detrás de ti. —Digo de modo burlón.

—Aaaa bueno, ¿quieres que le hable? —Dice siguiéndome el juego.

—Te traía esto. —Digo dándole una caja con cupcakes, igual a la que le di a Christian momentos atrás, pero a diferencia que está tiene más cupcakes, además de tener dulces y una nota que le escribí.




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