Siempre fuiste tú

Capítulo 30 "Buenas noticias"

Sean cierra la puerta del auto y camina hasta el otro lado del mismo para poder subir también. Miro hacia el hospital, no me agrada la idea de irme y dejar que todos se queden aquí, Sam está… muy mal y no puedo irme.

-Listo, por favor ponte el cinturón- dice al tiempo en que enciende el auto, niego con la cabeza y estoy bastante segura de que lo ha notado, sin embargo continua con la mirada al frente.

-No puedo irme, Sean- muerde su labio inferior y mira al otro lado. –No quiero hacerlo, no puedo solamente irme y dejar a todos aquí con todo lo que ha sucedido, Sam está allí dentro y no puedo solo alejarme, además, tu padre te necesita-.

-Mi padre está con mi madre, y, entiendo que quieras quedarte, pero, nada cambiara si estás aquí, si ambos estamos o no, necesitas descansar, necesito verte hacerlo- comienza a avanzar sin tomar más importancia a lo que he dicho. Por supuesto que cambiaría en algo el estar aquí, el sentir el apoyo de todos nos haría más fuertes, pero no creo que sea un punto a mi favor contra Sean en esta situación.

-¿Y si yo estuviese en el lugar de Sam? ¿Qué tal si yo fuera la persona a la que no dan muchas esperanzas de vivir?- frena de pronto, sus manos se aferran al volante de una manera extrema, y aquella mirada de cansancio se ha convertido en una de total tristeza, mi garganta arde al imaginar a Sam en un camilla, sin siquiera poder abrir los ojos ante un sonido lo suficientemente fuerte como para poder despertar a alguien.

-Por favor no vuelvas a decir eso, porque… no puedo evitar recordar cuando casi mueres…- tomo su mano, puedo imaginar lo que sintió en aquel momento, y lo que siente ahora. –Alek se encargara de llevar a Tessa a descansar, así que será mejor que vayamos a casa por ahora, y, cuando duermas y comas algo volveremos de inmediato, lo prometo. Por ahora Jim se quedará y mañana relevaremos su lugar- parece decidido a no dejar que me quede un minuto más en el hospital, y aunque no me siento tranquila de ninguna manera al irme no lo discuto más.

No entiendo en que momento me quede dormida, ni mucho menos como es que llegue a la cama, Sean no está a mi lado, tampoco está en la habitación.

Me levanto con torpeza ya que no tengo demasiada fuerza, abro la puerta y no puedo evitar gritar al ver al hombre que está al lado de la puerta de mi habitación.

Dos hombres de traje oscuro suben rápido por las escaleras con armas en sus manos, retrocedo de inmediato mientras levanto ambas manos como si fuesen a dispararme por no hacerlo, mi mente se ha bloqueado, comienzo a idear un plan para poder escapar, de pronto veo a Sean aparecer detrás de ellos, carraspeo mi garganta y agito las manos como si estuviese espantando mosquitos a mi alrededor borrando mi supuesto plan de la mente. Demonios, ahora me siento bastante tonta.

-Sean, ¿Qué está sucediendo?- inquiero al notar que guarda un arma en la parte interior de su abrigo.

-Todo está bien, pueden esperar abajo- los tres hombres de aspecto dominante asienten con la cabeza y regresan por la escalera mientras guardan sus armas. -¿Estás bien?- pregunta mientras se acerca.

-¿Por qué esos hombres están aquí?- baja la mirada unos segundos y después me observa. –Es por seguridad- explica. –Solo mientras atrapan a Evan- inspiro profundo y asiento con la cabeza intentando mantenerme positiva ante esa posibilidad, aunque no creo que sea tan tonto como para arriesgarse a aparecer teniendo en cuenta de que no solo nosotros lo buscamos, sino que ahora también la policía, sin embargo tiene mucho dinero y personas que trabajan para él, personas que estas dispuestas a hacer de todo por unos cuantos dólares.

-¿Has sabido algo de Ezra?- inquiero en voz baja mientras acomodo un poco mi cabello, después de todo debe de estar bastante despeinado puesto que acabo de levantarme de la cama. Su ceño se frunce de inmediato ante mi pregunta, pero no hago mucho caso de ello así que solo espero a su respuesta, aunque es más que obvia ahora que lo veo.

-No, pero ¿Debería?- entiendo su comportamiento, supongo que nunca olvidará la noche en que casi me convence de ir a Londres, pero desde el punto de vista de él es como si hubiese sido un secuestro, además, aun no tiene idea de que gracias a él no subí al auto en el que se suponía viajaría hasta la casa de la madre de Sean, y no solo eso, sino que también me mantuvo en su auto como protección ante su padre.

-Si él no hubiese aparecido anoche yo habría subido a ese auto, y no estaría teniendo esta conversación contigo- su expresión cambia totalmente, esta vez no parece desagradarle lo que le he dicho, sin embargo luce curioso. –Sean, por favor, intenta comunicarte con él, anoche, después de… que…- me es difícil hablar sobre ello, no puedo olvidar su expresión, como cayó de rodillas al ver a Helena en esa camilla.

-Ey, ¿Estás bien?-.

-¿Tú lo estás?- pregunto evadiendo su cuestionamiento, ha perdido a su abuela y puedo imaginar qué es lo que siente ahora, sus labios se separan pero no responde y solo se limita a asentir con la cabeza y a sonreír. Lo conozco, lo suficiente como para saber que no está bien, pero también sé que no va a decirme cuanto le duele el haber perdido a su abuela, no quiere que me sienta culpable por ello, por su dolor, por el dolor de toda su familia, pero no puedo permitir que se quede con toda esa carga de dolor. –De acuerdo, entonces vamos a la cama, tienes que descansar-.

-Adelántate, tengo que dejar algo en el estudio, dame dos minutos por favor- sin decir nada más se dirige abajo, espero hasta que escucho la puerta del estudio abrirse y antes de cruzar la puerta a la habitación




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