Siempre fuiste tú

Capítulo 31 "Despedidas"

El vapor del café caliente bajo mis labios recorre mi rostro haciendo que el frío vaya desapareciendo poco a poco, y es reconfortante pero debo admitir que no del todo puesto que no me siento muy cómoda por los hombres que se encargan de que ni siquiera un mosquito se me acerque, y sé perfectamente que mi ejemplo es muy exagerado, pero es así como me siento, extremadamente protegida y ni siquiera puedo poner una orden de restricción porque la persona al mando es Sean, y lo hace por mí seguridad y su tranquilidad para conmigo.

Uno de ellos me observa con atención, como si creyera que voy a atragantarme con el café así que mejor bajo la mirada al líquido café dentro de la enorme taza.

-Enserio espero que atrapen pronto a Evan no solo por mi seguridad física sino también mental-.

Unos cálidos brazos me abrazan por la espalda, acomoda su mandíbula por sobre mi hombro dejando un beso en mi mejilla, sonrío esperando que todos esos hombres se puedan ir ya que ahora estoy con el jefe. -¿No crees que es demasiado tener a tantos tipos cuidándome? No te molestes por favor, pero me es bastante incómodo, además, me miran raro todo el tiempo- espero su respuesta pero no dice nada, simplemente se queda callado. –Creo que tu silencio me ha dado la respuesta- añado con resignación. –Pero, ¿No crees que es mejor si te sientas a mi lado en lugar de quedarte así? Además, vas a cansarte. Y quiero estar contigo para poder mirarte, tomar tus manos y…- veo la mirada del hombre que me vigilaba con atención y parece haber pánico en su mirada, pero no entiendo qué diablos le sucede, me mira y luego ve hacia la puerta por lo que también veo hacia…

Maldición.

-¿Interrumpo algo?- inquiere Sean quien está frente a la mesita en la que me encuentro, mi garganta se ha secado al igual que mis labios, aclaro mi garganta al sentir que la persona detrás de mí ha dejado de abrazarme pero ahora ha colocado sus manos en mis hombros. -¿Y bien? ¿Quién va a responderme?-.

Ni siquiera soy capaz de parpadear, pronto siento que mi rostro se calienta y una extraña sensación en mi estómago hace que no me sienta del todo bien

-Así que tú eres Sean Truswel, espero que no te ofendas pero ciertamente no sé qué vio Venus en ti, siempre fue una niña dulce y tierna, por lo que creí que iba a terminar con alguien de su igual carácter y no con un…- el chico suelta una risita molesta y mi frustración va en aumento, no soy capaz de voltear para ver quién es, y no reconozco su voz, pero por lo que dice puede que me conozca de antes. -Prepotente y presuntuoso- me levanto de inmediato de la silla con rapidez al ver la mirada de Sean y como es que su mandíbula ha comenzado a ejercer presión al igual que sus manos vueltas puño.

-Creo que aquí hay un error, después de todo hay cientos de chicas con el nombre de Venus, creo que el chico se ha equivocado de persona- explico pero pronto viene a mi mente que ha mencionado el nombre y apellido de Sean, y no solo eso sino que también lo ha insultado. Me giro a donde está el chico y en su rostro hay algo familiar. -¿Te conozco?- inquiero de inmediato.

-Por supuesto que sí, mi linda princesa- mi boca cae entre abierta, demonios, ¡claro que lo conozco! Es el mismísimo hermano de Sam, no de sangre pero sí de apellido puesto que él si es hijo de sangre de los Lawson.

-¿Owen?- inquiero con tanta sorpresa que no soy capaz de disimular mi expresión.

Su diminuta y muy femenina voz viene a mis recuerdos a pesar de ser un par de años mayor es enserio que era un tanto femenina, por supuesto, el apodo que tenía para mí era “mi linda princesa”, y sin embargo ya no hay nada femenino en él.

-Por supuesto que sí, me duele que me hayas olvidado, ¿Acaso Sam no te había hablado de mí?- niego lentamente con la cabeza, la última vez que me habló de él fue para contarme que se comportaba siempre como un idiota y seducía a cuanto chica inocente se le atravesara, y no solo eso, sino que también le había llamado para pedirle dinero diciendo que su madre estaba terriblemente enferma y sin dudarlo Sam lo envío, y cuando ella estaba a punto de tomar un avión para estar con su supuesta madre enferma recibió una llamada de su padre en la que decía que había sido todo una mentira de Owen para obtener dinero fácil.

-No, yo… lo siento, pero debo irme, y fue un gusto volver a verte- hace tanto tiempo que no lo veo y no lo conozco lo suficiente, pero me atrevo a decir que no le ha agradado la idea de que no desee quedarme a conversar. Me giro de inmediato tomando el brazo de Sean, lo guio fuera de la cafetería hasta que unos metros después se detiene.

-¿Quién es ese imbécil y por qué te miraba de esa manera? Además, te estaba abrazando como si fueses… maldición, voy a…- intenta caminar de vuelta hacia la cafetería pero lo tomo por el brazo.




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