Miro al frente sin dejar de aferrar mis manos al barandal, es frío pero se siente bien. Inspiro profundo tratando de convencerme de que quiero volver pero al hacerlo los recuerdos vuelven, parece que fue ayer cuando Sean recibió aquel disparo, cuando me hicieron creer que murió y sigue doliendo con la misma intensidad a pesar de que está conmigo, de que ahora es… mi esposo y ciertamente no puedo evitar sonreír cuando me recuerdo ese hecho, pero tengo miedo, miedo de perderlo una vez más al volver a casa y que esta vez no se trate de una mentira.
-Insisto en que deberíamos quedarnos solo una noche más- añade Sean en voz baja mientras desliza sus manos por mi cintura ajustando su cuerpo a mi espalda. Sonrío al sentir su cálido aliento sobre mi cuello, sin embargo está vez no podrá convencerme, ha realizado esta técnica por dos semanas y hasta ayer había obtenido el resultado que quería pero creo que ya es suficiente.
-Ni siquiera con todos tus encantos podrás convencerme esta vez Sean Truswel- advierto mientras me giro para poder quedar frente a él, entrecierra los ojos al tiempo en que sonríe, lo sé perfectamente, intenta ser encantador para convencerme. –Aunque ame esa mirada no diré que sí, tenemos que volver, nadie ha sabido de nosotros desde la boda-.
-No me importa eso, solo quiero estar contigo, poder besarte, admirarte y…-.
-Y tenemos que empacar. Sin embargo, es nuestra última noche aquí y creo que deberíamos sacar el mayor provecho de ello. ¿Podrías ayudarme? La cremallera de mi vestido… ya sabes, no la alcanzo- aclaro mi garganta con una expresión totalmente seria pero solo veo un ceño fruncido en ese bonito rostro.
-¿No la alcanzas? Venus, la cremallera está al frente, prácticamente solo tienes que…-blanqueo los ojos y sonrío al escucharlo, lo rodeo y camino hasta la habitación. Abro la puerta, entro pero se coloca frente a mí impidiéndome dar un paso más, la luz de la habitación está apagada por lo que apenas y puedo ver esa sonrisa pervertida en su rostro, me acorrala entre su cuerpo y la pared, puedo escuchar el sonido de su respiración, pronto de una manera ágil y delicada sus manos comienzan a bajar la cremallera de mi vestido. –Soy un idiota, lo sé, pero… soy tu idiota-.
…
-Escúchame, este es nuestro último momento en paz a partir de ahora- añade con frustración a lo que no puedo evitar sonreír -¿Lo entiendes? Cuando bajemos del avión todos estarán esperándonos y no nos permitirán estar solos ni por un solo segundo, tus amigas querrán estar contigo, nuestras madres hablarán sobre nietos, mi padre me servirá un trago mientras que tu padre y hermano me dirán lo importante es que seas feliz y que sucederá si eso no pasa- ciertamente no he prestado mucha atención a lo que dice, solo veo lo sensuales que lucen sus labios desde este ángulo. –Venus ¿Estás escuchándome?-.
-Sí, lo siento, es solo que… ya sabes, ahora seré la esposa de Sean Truswel- entrecierra los ojos y sus labios se tuercen. -¿Qué?-.
-¿Ahora serás mi esposa? ¡Lo eres desde hace un mes!-.
-Bueno sí pero ya sabes…- entrecierra los ojos y creo que el aire comienza a faltar en este lugar, trago en seco y sonrío. -Mejor vayamos a nuestro asiento- añado con una sonrisita al ver esa expresión seria.
-Hablaremos de esto más tarde ¿Bien? Pero volvamos al tema de esta reunión, no tendremos tiempo a solas desde que bajemos del avión…- no sé con certeza qué es lo que quiere, pero me atrevo a suponer que quiere una segunda luna de miel justo ahora.
“-Descenderemos en unos minutos, por favor tomen sus asientos y ajusten sus cinturones”
-Lo entiendo pero… ¿era necesaria esta reunión en el baño?- inquiero con incomodidad ya que es muy pequeño. –Además, hay un baño más grande que este- hace una mueca y niega con la cabeza. –Lo digo enserio, está del otro lado ¿Acaso no lo viste? Además tiene una pequeña ventanilla-.
-Sigue siendo difícil señorita Truswel, ¿Podría por favor solo besarme ante el mínimo espacio que nos separa? Y fingir que no estamos en un baño- se acerca para poder besarme pero… enserio no puedo.
-Vamos a sentarnos, aquí no huele muy bien, y estoy segura de que mueres por ver a Sam- borra de inmediato su sonrisa pervertida y abro la puerta para poder salir.
-Señorita por favor tome asiento- dice uno de los azafatas mientras toma mi mano sin permiso para guiarme hasta mi asiento como si no supiera el camino, ni siquiera me permite decir una palabra, miro su mano en la mía y antes de poder decir algo alguien se adelanta.
-Creo que la señorita no necesita de su ayuda, o mejor dicho, mi esposa- dice la intimidante voz de Sean detrás de nosotros, el chico se detiene de inmediato y con una sonrisa se gira hacia él.
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Editado: 25.12.2019