Siempre fuiste tú

Capítulo 8 "Eres tú"

Hemos por fin terminado de meter a la casa todas las compras que hicimos, hay un enorme desastre por todo el salón, giro a donde Sean y ha comenzado a subir las mangas de su sweater hasta la altura de los codos. –Bien, ¿por dónde comenzamos?- no puedo evitar sonreír al ver que ha tiene puesto en la cabeza esos cuernos de reno que había en la tienda y que dijo que jamás usaría. –Sabía que valdría la pena traerlos conmigo, he conseguido una sonrisa-.

¿Qué cosa hice para merecerlo? No lo sé, pero lo que sí sé es que jamás lo quiero tener lejos de mí.

Comenzamos a decorar el árbol, Sean comienza a poner la escarcha y yo me encargo de sacar todas las luces de las cajas, será una larga noche. Giro al escuchar cómo se queja, tiene un montón de listones, escarcha navideña y esferas a su alrededor atorados en sus brazos y piernas. – ¿Por qué no me dijiste que habría dos árboles, mi cielo?- alza la mirada sorprendido, sonríe y se acerca dando pequeños pasos  por todo lo que está atorado en sus piernas.

-Si vuelves a decirme mi cielo, juro que voy a desmayarme-.

-Bueno, correré el riesgo, haré que el hombre que amo con todo mi corazón se desmaye-.

-Eso no es justo, ven acá, haré que también te desmayes ante mis palabras- logra soltar sus piernas y comienza a correr detrás de mí, no entiendo porque corro ya que no creo que vaya a hacer algo terrible, sin embargo no pienso tomar ese riesgo así que continuo corriendo protegiéndome con todo lo que pueda interponerse entre él y yo. –Vamos, princesa, déjame acercar- niego con la cabeza intentando analizar lo que quiere hacer.

-Sujétate bien- dice y no hacer falta que lo recuerde, trago en seco al ver hacia abajo, Sean está sobre una escalera la cual no alcanza a llegar hasta la punta, así que sí, estoy sobre los hombros de Sean, y  a pesar de que las instrucciones de esta cosa señala que solo una personas puede subir he subido, trato de estirar todo lo que puedo mis manos y por fin logro hacerlo. -¡Esa es mi chica!- grita con emoción, pero aunque también estoy feliz no se quita la sensación de que en cualquier momento vomitare.

Son las ocho de la mañana, no hemos dormido para nada, pero ha valido la pena.

-Se ve realmente bien- dice Sean y puedo ver como sus ojos se cierran poco a poco, pero no deja de sonreír. Luce cansado, teniendo en cuenta la noche tan inusual que tuvimos, escapes falsos, fuimos de compras, a los bolos lugar en el cual se desencadenó una supuesta guerra la cual no supimos el final ya que terminamos en el cine sin beber alcohol, pero obtuvimos una cita en la estación de policías y una bubi explosiva.

-Lo sé, pero creo que es momento de que subas a dormir- niega con la cabeza y toma mis manos.

-No puedo, debo ir a trabajar, he faltado varios días y eso al jefe no le agradará para nada, hay que admitir que mi jefe es totalmente guapo, sexy, y no quiero decepcionarlo- arqueo ambas cejas ante la seriedad con la que expone cada palabra, cielos, diría que esta siendo egocéntrico, pero la realidad es que se ve realmente bien siéndolo, aunque por supuesto no es del tipo excesivo que lleva al punto de hartar a los demás.

-Lo sé, es realmente lindo- entrecierra los ojos mirándome con cólera. –Pero es aún más sexy cuando camina por la empresa con expresión seria, con ese perfecto peinado y esa voz tan…- dejo de hablar en el momento en que me sujeta por la cintura, deslizo mis manos hasta sus hombros y sonrío.

-Sí, es realmente apuesto, casi un príncipe-.

-Y dime, ¿tendré mi empleo de nuevo?- hace una mueca y niega con la cabeza.

-No pienso hacer que tengas de nuevo ese empleo, aunque de verdad me agradaba más tenerte así con ese traje con el que en mi mente ni un solo hombre te mirará, pero creo que me he equivocado puesto que no funciona, y lo sé porque siempre observaba a los empleados mediante las cámaras que hay en la empresa, todos y cada uno de esos idiotas terminaba mirándote.

-Pero, es normal que me vean, ellos solo me saludaban, y bueno, no es que sea invisible-.

 

Hemos salido de la empresa, solo lo acompañe a firmar algunos documentos que necesitaban de su aprobación. –Y Stella, ¿Llegó a trabajar cuando yo aparecí en la empresa?- pregunto a lo que frunce el ceño, quizás porque nuestro encuentro en el elevador hace unas horas se limitó a miradas asesinas, y, a que Sean me sujetara por el brazo para evitar que me lanzara contra ella porque por obviedad quería derrocarla, después de todo la última vez terminaron separándonos.

-No, tiene varios años trabajando, al principio ella comenzó como mi secretaria, pero su comportamiento era inapropiado por lo que la cambie de puesto, pero cuando la chica de recepción fue despedida por tomar dinero que no debía por casi un año, el Jefe de Recursos Humanos decidió que ese iba a ser su nuevo empleo, debería agradecer que no la he despedido, después de cómo te trató aquel día en verdad debí deshacerme de ella-.

Es verdad, cuando veo a Gallagher mi garganta comienza a arder, y la peor parte es que no puedo hacer nada ante eso más que simplemente ignorarla, debo seguir siendo un profesional en el trabajo sin interponer asuntos personales, aún más por ser el presidente. No pregunto nada acerca del porque menciona eso ya que imagino que es porque acaba de verla en el elevador, por un momento creí que terminaría de nuevo en la estación de policía, pero gracias al cielo no hizo nada.




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