...siempre has sido tú. Pausada*

"El pasado nos persigue"

 

Hoy salimos del colegio un poco más temprano, la directora del orfanato ya quitó la regla de que no podíamos relacionarnos para nada con los chicos. Últimamente está muy despreocupada de lo que hacemos o no. 

Tony aprovechando que salimos temprano de la secundaria me ofreció pagar su deseo de cumpleaños. Hacía algo de frío así que le dije que me espere que tendría que ponerme algo más abrigado. 

Me llevó al orfanato y de ahí partimos hasta nuestro nuevo destino. 

Manejó por 20 minutos, hasta que llegamos. 
Encontrarse a si mismo es una tarea difícil, durante años e tenido miedo de quedarme sola, sí, ya llegué  a esa conclusión. 

Nací sola y así es como moriré, no me llevaré nada de este mundo, ni dinero, joyas, ni siquiera mis más preciados cuadros. 

Han pasado casi dos meses desde que Harry y yo llegamos a siquiera dirigirnos la palabra, yo no le dejé explicarme nada, ni él tampoco tenía la obligación de hacerlo. 

En mi mente ya no está él, en mi corazón sí, pero en mi mente no. Se puede decir que aprendí a separar lo sentimental de mis estudios, hasta el momento es la mejor decisión que pide tomar. 

Hoy después de casi un mes, estoy sentada en el pasto cerca de un acantilado, con una guitarra en sus manos y sentado a mi lado se encuentra Tony. 

Después de tanto tiempo estoy cumpliendo su deseo de cumpleaños, algo tarde pero lo hice. 

—Deberías dejar de pensar y vivir más, Terry—dice mientras empieza a tocar delicadamente algunas notas en la guitarra. 

—¿Cómo hago eso? —pregunto curiosamente. 
Su cabello color negro al igual que sus ojos, hacen un contraste perfecto con su piel, es como si ambos colores en él se pertenecieran desde antes de haber nacido.  

—Las cosas que alguna vez dudaste de hacer solo por temor a lo que los demás digan de ti, hazlas. No pienses en ellos, ellos no viven tu vida, lo haces tú. Con esto no te estoy diciendo que te excedas haciendo cosas que sí están mal y tu eres consciente de eso. Solo… si vas a hacer algo, no dudes de ti solo porque los demás te juzgarán y cuando lo hagas, acuérdate de tu fiel amigo Tony; y disfruta por mí también. 

Yo solo le regalo una sonrisa, una cargada de agradecimiento, sinceridad y… cariño. 

Mirando el atardecer casi se me pasa el hecho de que pasado mañana tengo un trabajo que presentar, es importante porque este definirá mis notas en el primer trimestre. 

De pronto él empieza a tocar una canción conocida para mí, Yesterday, empieza a tararear y me invita a cantar con él, y así es como gracias a él recuerdo un poco de mi niñez en el orfanato, una Terry de 10 años con un Harry de 11 escondidos en un sótano con un reproductor viejo de música. 

Esa y tres canciones más eran las únicas que estaban grabadas ahí. 

Al terminar de cantar otras canciones más, nos disponemos a terminar nuestros jugos. 

—Te irá bien, tienes talento. 

—¿Cómo sabes que pienso en eso? 

—Te conozco hace unos meses Terry, pero siento que han pasado años ya. Se leer tus expresiones. —dice mientras me guiña un ojo y sigue tocando ligeramente la guitarra. 

—Viniendo de un chico que canta, toca tres instrumentos y baila un poco… eso me hace sentir más confianza—digo sin dejar de mirar al frente. 

—Es verdad, todos en el salón de Artes nos dimos cuenta de eso y el maestro se quedó enamorado de una de tus pinturas. Sobre todo de una. 

Lo observo confundida. 

—¿Cuál? —pregunto con demasiada intriga. 

—Un rostro, el retrato de ese chico…  

Dejo de escucharlo y mi corazón late rápidamente. 

—Y a ti ¿Te gustó?  

—En cada pincelada hay sentimiento Terry, yo se… sé quién es ese chico. —se calla y el ambiente se pone tenso, no se porqué pero así se siente. Pone la guitarra a un lado suyo y se pasa muchas veces las manos sobre su cabello intentando acomodarlo. 

La ligera brisa mueve nuestros cabellos, el frio se cuela por las mangas de mi sudadera, tal y como el día en el que me dijeron que podía estudiar en Gaul of Simon. 

—Terry tu 

Lo que me diría quedó en segundo plano luego de contestar aquella llamada que nos interrumpió. 

Tony mira su móvil y su ceño se frunce demasiado, veo preocupación y temor en él cuando termina la llamada. Algo malo pasó. 

Apenas y termina de colgar, mete rápidamente a su bolsillo trasero su teléfono, coge su guitarra me tiende su mano y yo sin entender su repentina actitud pero decidida tomo su mano. 

No es hasta el momento en el que ambos estamos por subir a su motocicleta y me pasa mi casco en el que le pregunto. 

Tomo su mano despacio intentando no incomodarlo y se detiene. 

—No te pido que me cuentes lo que te dijeron en esa llamada Tony, solo dime lo necesario, eres mi amigo y veo que te afecta, por lo tanto a mi también.  

Tony me quita el casco rápidamente, y luego se quita también el suyo. 

Una ves con nuestros cascos a un lado puedo ver su rostro perfectamente. 

Con ojos rojos y llorosos evitando mirarme, labios y manos temblorosas apenas y logra pronunciar mi nombre. 

—Terry… 

No necesito que hable más. 

Lo tomo en un abrazo fuerte, ahí en ese lugar el cual sería perfecto para hablar, para reír, para estar emocionados por el hermoso atardecer… Tony se quebranta en mi hombro. 

—Omar… Omar está en el hospital. 

—¿Qué? —pregunto desconcertada. 

—Solo me dijeron eso, no me dieron más información. 

¡Maldición Terry! ¡No quiero perderlo!  

Apreto aún más el abrazo, hay cosas que no se pueden decir con palabras y si él está así yo seré la fuerte entre los dos. 

No se qué mas decir, él… Omar parecía estar bien, el decía que estaba bien. 

Mis ojos me arden, siendo algo cálido correr por mis mejillas. 

Yo también tengo miedo, me daban tantas ganas de decirle eso. 

—Voy a… voy a dejarte en el orfanato y luego iré al hospital, tengo que estar ahí. 




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