La primera vez que Laura sostuvo un arma no fue porque lo deseara, no fue por que quisiera especialmente sentir algún tipo de sensación de poder o satisfacción, no, realmente ella la sostuvo y le apunto aquella persona con todas las intenciones de robarle la vida para poder preservar la de sus seres queridos, a quienes amenazaban. Ella había perdido ya bastantes cosas. Cada día pensaba que no le quedaba nada por que seguir viviendo. A pesar de seguir teniendo parte de su familia eso no le era un consuelo, ni siquiera porque siempre trataban de sacarla de la depresión constante en donde estaba sumergida desde la muerte de sus padres, ella solo podía ver oscuridad.
Ese día no era la excepción; sin embargo, hoy habían sido atacados y ese hombre corpulento con mirada trastornada junto con otros tres sujetos estaban a punto de matar lo que le queda. Ángel no podía moverse lo habían golpeado hasta cansarse, Miguel se desangraba al haber sido apuñalado en un costado por uno de los tipos quien tenía vigilados tanto a Ángel como Miguel para que no fueran hacer alguna tontería antes de morir; Alejandra estaba siendo amordazada por uno de los sujetos mientras Hugo y Eliot eran amenazados con un arma por los otros dos. Laura y sus hermanas solo se limitaban a ser espectadoras de la escena llorando en una esquina. El gran hombre patio a Hugo e iba a matarlo.
Un gran escalofrió recorrió el cuerpo de Laura, ella y sus hermanas no habían sido registradas por los hombres dado que solo se habían sentado en aquel rincón a llorar por su patética existencia, pero Eliot obligaba a todos a portar un arma. Su cuerpo se movió solo, las lágrimas de sus ojos cesaron y apunto la cabeza del señor con todas las intenciones de matarlo por amenazar la vida de Hugo con solo un tiro lo mato poniendo en alerta a los otros tres. Eliot aprovecho la conmoción de los hombres y mato a su agresor.
– Lao abajo – acato las ordenes sin cuestionar y se tiro al suelo sin razonar, tirando a sus hermanas de igual modo para protegerlas de alguna bala. Hugo corrió a su lado mientras Eliot liberaba a Alejandra con el fin de tratar de salvar a sus dos camaradas heridos.
– ¿Estás bien? – la morena no podía reaccionar. Al mirar los ojos de su querido primo comenzó a temblar, realmente no entendía por qué, si era miedo o era el hecho de que había matado a una persona. Sintió que perdería el control de sí misma pues ahora no sabía exactamente qué consecuencias traería aquel acto irrazonable que había cometido. No sabía con exactitud que le había sucedido, por un momento sintió como si hubiera apagado cualquier tipo de emoción o como si cualquier sentimiento de dolor o culpa se hubiera desvanecido, en donde solo tenía un objetivo, matar aquella persona sin importar que y esa sensación la aterro –. Todo está bien, no pasa nada – Hugo la abrazo con fuerza con intenciones de tranquilizarla, sabía que no era fácil matar con tanta ligereza, todos habían pasado por una crisis al quitarle la vida a alguien. Laura sin importar la situación siempre estaba con él y era lo que él le debía; claro que más que un deber, él no quería que se quebraba ante sus ojos porque la amaba y su dolor le dolía como no tenía una idea.
– No, nada está bien acabo de matar a una persona – se aferró a sus brazos – yo…
– Hiciste lo que tenías que hacer, y no puedo estar más orgulloso de ti – su tío hablo con voz gruesa y los miro en el suelo –. Salvaste nuestras vidas, que creí perdidas y eso es lo único que importa. Sabía que en el fondo de ti seguía Laura Valadez. Ahora arriba no hay tiempo para lamentarse por basura – pateo uno de los cadáveres mientras le indicaba a Hugo que le ayudara a cargar a Ángel para ir al refugio y poder curarlo, mientras las chicas se encargaban de ayudar a Miguel. Sin decir más nada todos se fueron caminando al cuartel.
Si Hugo hubiera sabido que ese día cambiaria Laura, quizás hubiera buscado mejores palabras para tranquilizarla, pero nadie se habría imaginado que ese solo era el comienzo.