Ashley
Desperté por la mañana y pude sentir un peso sobre mi cintura y al voltear pude ver que allí estaba él, hasta dormido se veía perfecto, con su cara en paz y su cabello desordenado. Recordé todo lo que había pasado ayer y la verdad me sentía más liviana, como si me hubiera quitado un peso de encima, el haberme desahogado y contado todo a John hizo que me sintiera mejor y sobre todo la forma en que el se portó conmigo y me dio su apoyo.
Me levanté lentamente y con cuidado para tratar de no despertarlo, me di una ducha y me vestí para ir al trabajo. Baje a preparar el desayuno, cuando estaba listo escuche sus pasos bajando las gradas.
- Buenos días, Ash-
- Buenos días, John. Ven, el desayuno ya está listo, come y luego vas a prepararte a tu casa para irnos al trabajo ya que hoy nos toca jornada larga y turno de noche. -
- Gracias, se ve delicioso, deberíamos desayunar juntos más seguido. ¿Cómo te sientes? –
Al escuchar su pregunta, miré sus ojos y pude ver algo de preocupación en ellos. Se que le costará asimilar lo que le conté el día de ayer. Así que debo demostrarle que estoy mejor y que voy a salir adelante, sobre todo ahora que tengo su apoyo.
- Me siento mucho mejor, gracias por haberme escuchado el día de ayer y por todo tu apoyo. Creo que eso era lo que necesitaba para seguir adelante. –
- Me alegra escuchar eso Ash, y sabes que puedes confiar en mí, porque siempre estaré para ti. –
- Gracias, ahora termina tu comida y ve a prepararte que se nos hará tarde. –
Después nos fuimos juntos al hospital y comenzó una larga jornada ya que era efecto de luna y sabíamos que esos días había más partos de lo normal, lo cuál me encantaba, ver la sala cuna llena de bebés recién nacidos.
Sentí que esa semana transcurrió rápidamente por tanto trabajo, pero sin ninguna novedad. John y yo nos habíamos vuelto más cercanos, aunque creí que eso no era posible. Hoy saldremos de turno a las 6 AM por lo que tendremos hoy y el día de mañana libres para recuperarnos de esta semana tan cansada. John me dijo que al salir iríamos a desayunar y luego a nuestro merecido descanso, y así lo hicimos.
Estoy en casa y después de haber dormido 12 horas, me di un baño y me ciento renovada. En eso escucho que mi teléfono empieza a sonar.
- Ash, que te parece si salimos a dar una vuelta a caminar un poco. -
- Claro, me encantaría. -
- Paso por ti en 15 minutos. –
Me coloque unos jeans, una blusa cómoda, unos tenis y mi pelo lo amarre en una cola alta. Y en 15 minutos como dijo John pasó por mí.
- ¿Lista preciosa? –
Un momento, ¿Cómo me llamo?, no pude evitar que mi corazón comenzara a latir a mil por hora mientras que él me tomaba de la mano para comenzar a caminar.
- Claro, vamos. ¿A dónde iremos? –
- Vamos a caminar un poco al parque y podremos cenar en la taquería que se encuentra al frente del lugar. ¿Te parece bien? –
- Me parece perfecto. –
La verdad yo iría hasta el fin del mundo con él. Llegamos al parque y seguimos caminando por el sendero. John seguía sin soltar mi mano y yo no lo podía creer, tampoco quería que me soltara, me sentía de maravilla estar así con él, disfrutando de la paz y la tranquilidad que el parque daba.
Había más personas en el lugar, pero pocas, algunas parejas que parecían disfrutar del momento al igual que nosotros. Llegamos a una banca donde acostumbrábamos a sentarnos por horas cuando éramos jóvenes y nos sentamos a observar las estrellas y platicar. Le pregunte como había sido su vida en el extranjero y el me contó de sus amigos, de sus estudios y las practicas en el hospital. Yo sabía que esas practicas en el hospital habían sido algo especial en su vida ya que en ellas fue cuando decidió su especialización.
Nos fuimos a comer a la taquería y estábamos teniendo una rica cena cuando sonó mi teléfono, era una llamada del Hospital Central General, la cual me parecía extraño ya que no se habían comunicado conmigo desde que terminé de trabajar con ellos. Así que contesté la llamada:
-Buenas noches, señorita Ashley Zeans, le saluda Luis Jackson, gerente del hospital Central General, quería saber si es posible para usted poder presentarse mañana en la mañana en mi oficina debido a que tengo alguna información para usted del caso del agresor, el señor Alexander Wilson. –
Al escuchar esas palabras, mi cuerpo se estremeció y me puse tensa de inmediato. Sentí que un miedo comenzó a recorrer todo mi cuerpo y no pude reaccionar hasta que escuché la voz de John.
- Ash, ¿Qué sucede? –
- Quieren hablar conmigo mañana temprano sobre el caso de agresión. –
Fue lo único que pude decir, y John me quitó el teléfono y confirmó nuestra asistencia el día de mañana para que nos dieran toda la información del caso.
- No te preocupes Ash, no estás sola. –
Al decir eso, John se acercó a mí y me abrazó a lo que ahuyento el miedo y comencé a relajarme. Después de eso volvimos caminando a casa, tomados de la mano, en completo silencio. Los dos estábamos perdidos en nuestros pensamientos.