Lucy
Nico, Gis y la abuela Ruth se están divirtiendo mucho, yo más que nada estoy de espectadora, quiero dejarlos tener su momento familiar. No soy de quedarme callada, ya me conocen, sin embargo, esta vez lo hice. Mi novio me mira extrañado porque ya sabe como soy, pero con un encogimiento de hombros le doy a entender que estoy bien solo escuchando.
Me agrada la abuela, pero ella claramente tiene una preferencia enorme por su nieta de sangre y no me molesta, lo entiendo. Hace mucho no la veía.
La tarde en esa cafetería fue muy amena. Realmente Londres me relaja con su clima frío en su mayoría. Pocas veces sale el sol y cuando lo hace, las calles y parques se llenan de gente. Ya me imagino cómo se habrán sentido Nico y Gis al tener ese cambio de ambiente tan diferente al mudarse a California, uno de los estados más calurosos y soleados del país.
Camino de la mano con Nico, como de costumbre, mientras vamos rumbo a casa de la abuela. Ella va del brazo con Gis y no me es sorprendente el aguante que tiene a pesar de tener más de 80, lleva mucha vida encima. Realmente es muy activa. A veces siento que tiene más ánimos día a día que yo que estoy en mi plena juventud.
-¿Realmente estás bien? -Nico me pregunta de repente. -Me preocupa cuando estás callada.
-Ya te dije que sí estoy bien. Nada más intento disfrutar el día.
-Es que no es nada usual en ti.
-Lo sé, pero tengo mis momentos de tranquilidad.
-Así, pareces otra persona.
-Digamos que ahora soy multifacética.
-Supongo que sí. -ríe y me jala para que me acerque más. Me abrazo a su brazo y recuesto mi rostro en su hombro.
-¿Te has relajado hoy?
-Un poco.
-Quizá un masaje te ayudará con tu bloqueo.
-No creo que aclare mi mente, pero me sería muy útil. Me encanta cuando tus manos recorren mi cuerpo. -me susurra de manera pícara y levanto la mirada para vigilar que nadie lo haya escuchado.
-Solo tú te atreves a decir esas cosas de la nada en la vía pública. -Lo miro de mala manera.
-Eso le da emoción a las cosas.
-Te encanta ponerme en situaciones riesgosas.
-Eso es parte de la diversión, como cuando la pasamos bien en el asiento del auto aquel año nuevo. -Lo pellizco con intención de callarlo.
-¡Nico!
Él se limita a soltar una carcajada.
-Admite que fue una experiencia de adrenalina.
-No diré nada al respecto. -devuelvo mi mirada al frente, en donde a un par de metros, Gis y la abuela caminan.
-Lástima que Gis esté durmiendo con nosotros, no podremos hacer un par de cosas dentro de un rato...
-Ya deja tus insinuaciones.
-¿Qué te parece si por ahora pasamos eso en la ducha? Aunque tendríamos que guardar sumo silencio. -dice con intención de hacerme pasar más vergüenza.
Hablar de esto en privado, no me genera vergüenza, incluso digo comentarios más intensos, pero hacerlo en vía pública, es algo que solo Nico se atreve porque le gusta "la adrenalina".
-Mejor camina solo. -suelto su brazo y me uno a la abuela y a Gis. Noto cómo Nico sonríe con superioridad atrás de nosotras, esta vez él gana.
Pero no dejaré que eso me afecte.
Un rato después, llegamos a la casa y pasamos para sentarnos. Me acomodo en el sillón junto a Gis y me relajo un poco.
Escuchamos a alguien llegar y me muestro bastante indiferente cuando Layla, la tía de mi novio, aparece (no es por nada personal). Gis la mira y de inmediato siento algo en ella que no sé decir de qué se trata. Baja la mirada, como con tristeza y sé que Nico también nota esto. Cuando mi cuñada mira hacia otro lado, justo en una pared donde una foto de su madre permanece, comprendo la situación.
Físicamente le hace pensar en su madre, pero no es ella ni está por cerca. Por más gemelas idénticas que sean, no se comparan la una con la otra. Con el asunto del diario, le pone más sensible el tema, sin embargo, aparenta como que no le afecta cuando se percata de nuestras miradas.
-Hola tía. -ella la saluda y se pone de pie.
-¿Gisele? -La mujer sonríe por primera vez frente a mí. -Qué gusto me da verte.
-Igualmente. -Gis la abraza con fuerza.
-¿Cuándo llegaste a Londres?
-Antenoche.
-¿Dónde te estás quedando? Si hubiese sabido te arreglo un rincón aquí.
-No se preocupe, estoy muy cómoda en el apartamento de Nico.
-Qué mal, me habría encantado tenerte aquí. -La mujer le acaricia la cabeza y luego nos mira menos seria de lo normal. -¿Qué le hiciste a tu cabello? -le pregunta disgustada mientras se la lleva a la cocina.
-¿Tendrá algo en mi contra? -Nico me pregunta.
-No lo creo. -le respondo.
-Es porque Gisele se parece mucho a Susan. -La abuela dice. Ambos la miramos.
-Yo también lo hago. -Nico responde.
-Pero tú vienes en otra presentación, Nicolás.
-¿Eso no es discriminación de género?
-Tú tía es complicada.- digo. Nico me mira nuevamente y me encojo de hombros.
***
-Nico, ¿nos vamos? -Gis se nos acerca, bostezando.
-¿Ya te quieres ir?
-Muero de sueño.
-Pero aún es temprano.
-Es por el cambio de horario, todavía no se acostumbra. -le aseguro y él parece recordar ese detalle.
-Entonces será mejor irnos ya. -Él se pone de pie y le acarició la cabeza a Gis.
-¿Ya se van? -La tía Layla les preguntó.
-Gis está cansada. -Nico explica.
-¿La traerás mañana?
-Bueno, tenemos planes de hecho. -le digo aunque no sea así realmente.
-Yo le aviso si regresamos. -Nico añade y luego se despide. Rápidamente salimos de ahí, no sin antes desearle buenas noches a la abuela también.
Volvemos al apartamento de mi novio, el olor a limpio y frutas tropicales siempre domina el lugar. Es maravilloso para mi buen olfato. Voy directamente a la cocina y tomo un vaso con agua. Muero de sed. Saco mi celular y respondo un par de mensajes. Escucho a Gis en el salón con Nico y aunque intento ignorar y no prestarle atención a su conversación, me es imposible ignorarlos.