Siempre juntos Chicos (sc Libro #3)

12. Señorita Intuición

Alex

Termino de bajar mis maletas y veo a mamá abrazándose a sí misma. Me acerco porque indirectamente es lo que me está pidiendo. La rodeo con mis brazos y beso su frente, despidiéndome.

-Mucha suerte en el viaje mi niño. -me dice obligándome a inclinarme hacia el frente para tomar mi rostro entre sus manos y así poder besar mis mejillas como lo empalagosa que es.

Realmente nunca me ha gustado el contacto físico de este tipo, pero no es como que puedo decirle que no a mamá, se volvería loca. Sin embargo, extrañaba esta saturación de dulzura de su parte.

-Gracias mamá. -Me paro recto, así quedando mucho más arriba que ella.

-Te amo princesa. -papá dice a mis espaldas mientras abraza a mi hermana quien también viajará conmigo, ya que prácticamente vamos por el mismo rumbo.

-También te amo, papi.

-Dame a mi hija Demian, es mi turno. -mamá se les acerca y papá me ve una vez Lucy lo libera de su abrazo. Le sonrío y me acerco.

-Suerte hijo. -me dice tomando mis hombros, la misma sonrisa orgullosa de siempre, se forma en sus labios.

Sí, le he dado un promedio excelente, siempre ha sido así, pero no creí mantenerlo igual de bueno en la universidad. Supuse que bajaría o variaría, sin embargo sigo con puras A y eso hace feliz a papá y a mí también, ni siquiera me esfuerzo demasiado.

-Gracias pa.

-Escríbenos en cuanto lleguen. -me abraza con fuerza.

-Lo haremos. -digo y palmeo su hombro para que me suelte. A veces se emociona de más y no mide su fuerza.

-Nos vamos. -Digo y jalo a mi hermana del brazo antes de que se le pegue como garrapata a papá nuevamente.

Ella se queja, pero al final me sigue. Derek es quien nos espera en el auto y los gemelos se asoman junto con Debi dentro de la casa.

Lucy alza dos de sus dedos y apunta a sus ojos y luego a los gemelos, quienes hacen una mueca. No hace falta que hablen para comprender. La apuesta que perdieron ante ella hace ya varias semanas, ya determinó qué es lo que harán esos dos al ser los perdedores. Fue divertido el momento en que lo dijo porque ambos pensaban que lo había olvidado, pero mi hermana nunca olvida una cosa así. Mamá será la encargada de vigilar que cumplan.

Nos despedimos de todos, subimos nuestras maletas y finalmente nos vamos. Cierro los ojos durante el camino, es de madrugada y todavía tengo mucho sueño. Lucy hace lo mismo, pero ella se queda bien dormida, en cambio yo, no logro dormirme totalmente. Derek enciende la radio, a un volumen bajo y tararea una canción para luego comenzar a cantarla en voz baja. Realmente es muy bueno, no sé por qué le gusta ocultar ese talento.

-Deberías cantar al menos una canción en tu boda. -le digo lo suficientemente alto para no despertar a la Lucy dormida en el asiento de atrás.

-Lo he pensado... pero no creo que sea capaz de hacerlo.

-¿Por qué no? Sabes perfectamente que eres muy bueno.

-No... es que...

-¿Dónde está el Derek presumido que conozco? -abro un ojo y lo veo apretar el volante con sus manos.

-Con este tema es diferente...

-Y no lo termino de entender. -Vuelvo a cerrar mi ojo.

-Ni siquiera yo lo hago. -murmura.

No volvemos a decir nada hasta que llegamos al aeropuerto en donde me toca despertar a Lucy para que podamos pasar por la inspección de equipaje y abordar a tiempo.

Fueron muchas horas y demasiadas escalas de viaje, pero finalmente llegué a Nueva Jersey. Miro a los alrededores del aeropuerto y tomo un respiro.

-Ya llamaron mi vuelo. -Lucy se me acerca y me abraza. Le devuelvo el gesto, realmente es muy raro a veces recibir cariño de ella, antes no era así.

-Suerte en Nueva York.

-Vendré a visitarte cuando pueda.

-Por favor, no lo hagas. -bromeo y ella intenta golpearme, pero me alejo a tiempo. -Sí, solo avísame y vendré por ti al aeropuerto, ahora vete o tendré que esperar otra hora más para despedirme.

-Adiós, odioso. -se gira con su maleta en mano y sacude su mano a manera de despedida.

Me asomo por los grandes ventanales del aeropuerto y a lo lejos la veo subir el avión. No tardó demasiado en despegar y es aquí donde finalmente puedo retirarme. Tomo un taxi hasta la facultad de Princeton y me sorprendo al ver a Hattie en el lobby con un globo de "bienvenido" atado a su mano.

Sonrío y le veo acercarse hasta abrazarme fuertemente. Es a la única a la que le dije que ya estoy aquí porque no vi necesidad de contárselo a nadie más, de todas maneras no quiero estar rodeado de gente ahora mismo. Ella fue la primera amiga que hice al llegar acá y desde entonces somos muy cercanos.

-No era necesario el globo. -le digo tomándolo y enrollando la cinta en mi muñeca para que no salga volando.

-De vez en cuando los detalles son necesarios.

-Conmigo eso no importa, pero creo que gracias.

-De nada. -ladea su cabeza y procedo a comenzar a caminar.

El recepcionista de la residencia no nos dice nada, Hattie frecuenta mucho aquí, así que la mayor parte del tiempo la deja pasar sin preguntar o decir algo.

-¿Qué tal el viaje? Supongo que te la pasaste bien en familia. -La miro mientras arrastro mi maleta con pereza.

-Estuvo bastante bien, me hacía falta ver a mis hermanos, he de admitir. -me encojo de hombros y siento cómo mi maleta es arrebatada por ella.

-Me alegra escuchar eso. -sonríe y presiona el botón del elevador, el cual casi de inmediato se abre, totalmente vacío. Subimos hasta mi piso y luego ingresamos a mi dormitorio.

Vivo aquí solo, así que hay mucho espacio para mí y eso es increíble, me gusta la soledad. Todo está muy bien equipado, no tengo que compartir nada con nadie y estoy contento de que sea así. Hattie procede a ir a mi habitación y dejar la maleta, mientras que yo me quedo en la sala y amarro el globo a una lámpara.

Me lanzo al sillón y suelto un suspiro. El sonido de las botas de plataforma de Hattie se acerca y termina tumbándose a mi lado. Hoy lleva menos maquillaje de lo normal, sin embargo su vestimenta sigue siendo de su estilo extravagante. Durante clases no la dejan usar su ropa preferida, todo por políticas de la universidad, realmente es un reglamento muy anticuado. Pero fuera de horario, puede ser ella misma sin que nadie la juzgue.




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