Gisele
Veo por casi 20 minutos seguidos la conversación que Ethan y yo tuvimos anoche. No había sabido nada de él desde que regresé a California y no quise ser la que lo buscara, esperé, tardó un par de días, al final, me escribió y eso me puso muy contenta. Parece que todo va bien encaminado. Después de lo que pasó, tenía miedo, pero creo que puedo estar tranquila.
Le envío un "buenos días", con las manos temblorosas, sé que allá es tarde ya, pero igual se lo envié. No me respondió de inmediato, sino hasta que estaba sentada en la mesa, desayunando.
"Buenos días Blueberry, que tengas un excelente día"
Sonrío y abro el mensaje para enviarle, con mucha vergüenza, un "gracias" con un emoji de corazón, ya que no sé qué más decir.
-Gisele, termina tu desayuno. -papá me regaña señalando el celular. -No te puedes permitir llegar tarde a tu primer día.
-Lo siento. -digo guardando mi celular.
Veo a papá casi tropezar y suelto una risita al ver su cara de fastidio observando a uno de mis gatos atravesado a sus pies.
-En una de estas me van a matar.
-Solo quieren darte amor. -Lo defiendo.
-Cuando me estampe contra el suelo, sí que vas a ver el amor que me tienen. -hace una mueca.
-Papi, quiero ir al refugio ¿puedo? -le pido con voz más suave y le hago ojitos, sé que no puede resistirse a este tipo de cosas.
-Solo si prometes no traer más gatos, me gustan, pero ya tenemos suficientes.
-Solo tenemos 5. -hago puchero.
-¿Eso te parece poco? -alza una ceja.
Suspiro.
-Bien, no traeré más gatos, lo prometo. -digo y en su rostro se refleja el alivio. -Traeré perros ahora. -su gesto cambia a uno de espanto y eso me hace soltar una sonora carcajada. -Es broma, pa.
-Más te vale muchachita. Ahora, menos plática y más comer. -chasquea los dedos y continúa sirviendo el desayuno.
-¡Papi! -la vocecita de Dante entra en la cocina y corre directamente a papá para abrazarle una pierna. Sonrío ante su ternura. Charlotte aparece detrás de él con su radiante sonrisa de siempre.
-Buenos días Gis. -me saluda y besa mi cabeza. Eso me hace sonreír, es muy afectiva y realmente se ha convertido en una figura materna real. -¿Soy yo o hoy te ves como... más radiante?
-¿Yo? -me señalo a mí misma.
-Sí, te ves diferente ¿pasó algo en específico que quisieras contar? -me dice mientras se sirve café.
-Seguro será la emoción de volver a clase. -digo rascando mi cuello y mirando mi desayuno. Sé que no me cree ese cuento, soy malísima mintiendo, sin embargo ni ella ni papá dicen nada más.
Minutos después, salgo de casa con papá y llegamos al colegio. Está todavía un poco vacío, pero rápidamente encuentro con quienes reunirme.
Le sonrío a Max y él abre sus brazos con una sonrisa en el rostro, corro a él y le abrazo. Ambos reímos y luego procedo a saludar a los demás que están con él.
-Te ves increíble, Gisele. -Me dice el rubio señalando mi cabello corto.
-Gracias, Max.
-Te lo tenías bien escondido ¿Eh? Es raro verte así, pero igual te ves. -junta sus dedos y los lleva a su boca haciendo un gesto de un beso de chef, haciéndome reír.
-¡Hola, chicos! Los extrañé un montón. -escucho a mis espaldas, miro a Marie, una chica que llegó el año pasado y nos saluda. Se queda embobada admirando mi corte un rato y luego corre a comerle la boca a Max.
Aparto la mirada dándoles "privacidad" y río. Desde que llegó, tuvieron una conexión inmediata y son la pareja más melosa que conozco. Me alegro por ellos.
Noto que los demás miran a un punto fijo detrás de mí durante nuestra conversación, hundo las cejas, confundida y me giro para ver de qué se trata. La mandíbula casi se me cae al saber la razón.
Los gemelos, mis mejores amigos, vienen caminando uno al lado del otro, sincronizados incluso, pero eso no es lo impactante, lo que sí lo es es el hecho de que van vestidos exactamente iguales. Jeans azules, camiseta blanca, una camisa abierta de color rojo y tenis conbinados. Dylan ni siquiera lleva sus gafas. Hasta llevan la misma mochila y peinado. Esto es algo que jamás había visto. Desde que los conozco, siempre han tenido cada uno su estilo acorde a su personalidad, si a veces coincidían usando ciertas cosas parecidas, mas nunca a este nivel donde, de lejos, es difícil identificarlos.
-Por favor, dejen de mirarnos así. -Dan habla y se lleva una mano a la cara, parece avergonzado.
-Perdimos una apuesta contra nuestra hermana, tendremos que vestir así durante algunas semanas. -Dylan explica soltando aire resignado.
Max se carcajea y su risa es contagiosa, así que los demás se ríen también.
-A ver, no se ofendan pero... ¿Quién es quién? -Marie pregunta.
Dan alza una ceja.
-Creo que es un poco obvio. -dice y realmente no es la única en negar con la cabeza, todos menos yo, lo hacen.
-¿Cómo se supone que son nuestros amigos, pero no saben diferenciarnos? -dice, ofendido.
-No es nuestra culpa, ¿acaso nunca se vieron al espejo? Creo que no lo necesitan. Suficiente es solo verse entre ustedes. -uno de nuestros amigos habla.
Dan casi se le lanza encima, pero Dyl lo detiene de inmediato.
-Creo que será mejor que se fijen en esto. -dice con voz calmada y señala el lunar de Dan bajo su labio, es casi imperceptible pero ahí está. Realmente yo no siento la necesidad de ver ese tipo de detalles para diferenciarlos.
-Eso ni siquiera se ve.
-El alterado es Dan evidentemente. -Max razona.
-Exacto. -Dyl dice y el otro se cruza de brazos.
-Bueno, supongo que intentaremos mantenernos atentos. -Marie dice y comenzamos a caminar dentro de las instalaciones.
-¿Y tus gafas? -le digo a Dyl mientras camino en medio de ambos.
-Guardadas, pero llevo mis lentes de contacto.
-Pensé que los odiabas.
-Y lo hago, me arden los ojos, pero Lucy me obligó hasta hacer esto. Me siento raro.