Chris
-Hola, pequeño Saltamontes. -Saludo a Azura, ella aparta la mirada de su iPad y me ve. Noto en la pantalla el dibujo en el que está trabajando y lo admiro un momento, es realmente talentosa.
-Hola, ¿Qué te trae por aquí? -me dice con su distintiva amabilidad.
-Vengo a ver si hay novedades. -digo recostando mis codos sobre el mostrador. Ella rápidamente me golpea un brazo con su lápiz.
-No te apoyes sobre el vidrio. -me regaña y suelto una risa irguiéndome nuevamente.
-No hay necesidad de usar la violencia. -hago un puchero.
-¿Qué novedad buscas? Recién me llegó mucha mercadería. -me dice, ignorando mi reclamo.
-Piercings para Hailey. -sonrío alegremente.
-Claro, para pezones, tengo algunos que le pueden gustar. -dice y se agacha para abrir la vitrina y sacar muchos muestrarios de piercings. -acero inoxidable y titanio de todos los colores y formas que desees. -me señala con una sonrisa y mis ojos se comienzan a pasear por todo lo que tengo enfrente.
Unos con forma de corazón con cachitos y cola de diablo me llaman la atención inmediatamente. Son plateados, no son muy su estilo, pero puedo imaginarla con ellos puestos y me fascina la imagen mental.
-¿Tienes estos en rosa? -se los señalo y Azura asiente sacándolos. Ahora sí que parecen su estilo. -Me los llevo. También estos. -señalo otros que tienen mariposas en cada extremo y ella los saca para meterlos en una cajita cada uno y luego en una bolsita muy bonita.
-También tengo disponibles para... ya sabes dónde. -señala bajando su mirada de manera rápida y divertida por mi torso. -Dicen que mejoran los orgasmos.
-¿Los colocas tú? -alzo una ceja.
-Podría, si prometes que no te gustará. -bromea y suelto una risa.
-Mi miembro está bien así y no creo que una pieza de metal pueda hacer que mi novia grite más de lo que ya lo hace. -sonrío orgulloso.
-Bueno, te lo pierdes. -dice tomando mi tarjeta para cobrar los productos.
-¿Qué tal todo? -digo tomando mi tarjeta y mi compra. Ella comienza a guardar los demás piercings donde estaban.
-Últimamente he tenido más trabajo, pero no es algo que me afecte demasiado. Aunque, tomar un descanso de vez en cuando no me vendría nada mal. -dice sin mirarme.
-¿Y con lo otro? -pregunto refiriéndome a mi mejor amigo.
Ella suspira.
-No lo sé...
-¿Discutieron?
-No realmente... es solo que... siento que él merece más que quedarse estancado conmigo. -cierra la vitrina, con la mirada perdida en el suelo.
-No creo que Rubén pueda tener una candidata tan genial como tú.
Eso la hace sonreír de lado, pero este gesto no llega a sus ojos.
-No sé si realmente yo sea suficiente para alguien como él. Rubén es... maravilloso y yo solo estoy llena de problemas sin resolver.
-Oye. -comienzo a decir y estiro mi mano hasta la suya que permanece en la orilla contraria de la vitrina. Me acerco y ella me permite rodearla, le doy un suave apretón, con intenciones de mostrarle apoyo, pero su rostro aún sigue estático. -Rubén te adora, lo conozco muy bien, sé que a él no le importa, le gustas desde que lo llevé a ti por aquel chupón. -eso la hace soltar una risa. -Le gusta tu personalidad, no tus problemas.
-Lo sé... él me encanta, es tan... -suelta un gruñido frustrado. -Siento que es demasiado para mí. Es más de lo que merezco.
-Mira, tú y él y cualquier persona merecen ser felices, serán diferentes en casi todo, sin embargo, se complementan, te lo digo porque lo he visto desde fuera, no digas esas cosas o dejaré de ser amable. -intento bromear, pero no logro resultado. Ella aleja su mano y la junta con la otra.
-Quiero que él sea feliz, sé que lo merece...
-¿Y tú no quieres ser feliz? -eso la hace alzar la mirada.
-Yo...
-Azura, deja de pensar tanto, sigue tu corazón y en este caso yo seré la voz física del mismo. -Llevo una mano a mi pecho. -ve tras él, no te cohíbas, no pienses, déjate llevar. No sé qué clase de problemas tengas, pero todo tiene solución, a veces hasta la muerte, si es que se hace una reanimación a tiempo... -sacudo mi cabeza. -me salí del tema, pero creo que captas mi punto. Quizá lo que necesitas es alguien que te ayude a resolverlos, no siempre es lo mejor hacerlo todo sola.
-No quiero que nadie cargue con algo que me corresponde.
-No sería una carga -le aseguro. -Si me pidieras ayuda, no sería un problema para mí. Somos amigos. Rubén es más que eso para ti y sé que él pensaría lo mismo.
-No sé si debería...
-No estás obligada a pedir ayuda, pero si sientes tanta presión, hazlo, tú decides.
Ella tuerce la boca.
-Lo... lo pensaré. -sacude su cabeza y toma aire.
-Me siento muy sabio ahora mismo, creo que me he juntado mucho con mi hermana. -digo orgulloso. Esto la hace sonreír ligeramente.
-No la conozco muy bien, pero se ve que es una buena influencia para ti.
-Gracias a sus consejos estoy con Hailey. -digo y sonrío inconscientemente. -Será tu concuñada si te haces novia de Rubén.
Ella ríe.
-Suena agradable, pero no estoy lista para un noviazgo.
-Espero lo estés pronto, Rubén seguro se ha vuelto virgen de nuevo en los últimos años. Necesita acción.
-No creo que necesite más de la que tú tienes.
-Nada es tan insaciable como mi deseo sexual, pero es hombre, los hombres necesitamos más que una mano para sentirnos bien.
-Las mujeres también.
-No te contradigo. -razono. -Como sea, solo llévalo a tu cama o deja que él te lleve a la suya, claro, cuando estés lista. Espero que eso sea pronto.
Ella niega con la cabeza y se relame los labios.
>>Me iré para dejarte llevar por las imágenes sexuales con mi mejor amigo que seguro estás teniendo en la cabeza.
Ella se sonroja, sí, le atiné a sus pensamientos. Le guiño un ojo y río para luego despedirme y salir de su tienda.
Conduzco a mi apartamento y subo hasta mi piso. Al cruzar la puerta, me encuentro a Hailey sentada en el sillón, con una camiseta mía puesta, muy cómoda.