Siempre juntos Chicos (sc Libro #3)

28. Plática pendiente

Lucy

Suspiro, cansada, anoche no dormí muy bien después de la bomba que me soltó el abuelo. Dijo que hoy el doctor y él hablarán con ella para hacerle saber la situación y quiero estar ahí para apoyarla. Nadie de su familia ha venido a verla todavía, así que yo estaré con ella todo lo posible, si eso la hace sentir mejor, es lo mínimo que puedo hacer. Aún no sé cómo decírselo a papá, se le partirá el corazón, pero le aseguré al abuelo que yo se lo diría, eso en su debido momento.

Estaciono frente a las oficinas de Modelou y nada más tomo mi teléfono y el sobre que necesito. Me bajo del auto y me adentro al edificio. Veo mucha gente, mirándome mal puesto que es mucho más tarde de lo que es mi hora de entrada, no me importa, solo quiero ver a mi tía. Subo hasta el último piso donde se encuentra su oficina. Su secretaria me da a entender que está con alguien, pero igual puedo pasar, así que luego de unos toques, entro.

A pesar de mis pocos ánimos, sonrío cuando me encuentro frente a frente con Edward, el dueño del salón de belleza en donde trabajé antes de ser modelo. No esperaba verlo.

-Lucy, ¿cómo has estado? -me pregunta mientras lo abrazo con fuerza.

-Bastante bien, hace mucho que no te veía.

-Lo sé, con todo este ajetreo del nuevo salón que abriré, mi esposa y demás, he estado bastante ocupado.

-¿Cómo está Stella?

-Bien, sigue aprendiendo a ser mamá, yo también aprendo de a poco.

-¿Ya lograron adoptarlo?

-Sí, Ryan es un grande y saludable niño.

-Felicidades. -le sonrío y luego veo a mi tía organizar unos papeles. -¿Qué te trae por aquí?

-Negocios con Louisa, quiere un nuevo proyecto en donde necesitará a mis estilistas expertas.

-¿Nuevo proyecto? -le pregunto a ella.

-Sí, de hecho quería verte para hablar de ello. -ella me avisa mirándome finalmente.

-¿Ahora mismo?

-No, espero hacerlo cuando estés junto a Hazel, aunque me pregunto si necesitas algo, normalmente no apareces por aquí si no te he llamado.

-Lo sé, necesito hablar contigo.

-Supongo que yo no cuadro, pero estaremos en contacto, Lou.

-Claro, yo te llamo.

Ambas nos despedimos de Edward y lo vemos salir de la oficina con algunos papeles en manos. Me siento frente a su escritorio y juego con el sobre en mi mano, algo nerviosa.

-Casualmente también tengo un asunto que comentarte. -me dice apoyando los codos sobre su escritorio.

-¿El qué? -pregunto frunciendo el ceño.

-He recibido varias quejas de ti sobre tus compañeros y casualmente me llegó una de Jess esta mañana. Al principio las dejaba pasar, pero con la cantidad que hubo, no puedo ignorarlas. -suspira y se recuesta en su silla. -Todas van de lo mismo, sobre tus constantes ausencias y demás, no sé por qué les importa tanto tu vida, igual debo tomar mis medidas.

-Justamente lo que quería decirte va relacionado con eso. -digo y le extiendo el sobre.

-¿Qué es esto? -dice tomándolo.

-Mi carta de renuncia.

-¿De renuncia? ¿Por lo que los demás dicen?

-No es por eso. -suspiro. -Ya lo había considerado, pero ahora mismo decidí tomar la decisión final. Realmente no es como si necesitara este trabajo, me gusta lo que hacía, aun así no me ha agradado mucho el ambiente laboral, deberías hablar con recursos humanos sobre eso y además me surgió algo en lo que me va a tomar bastante tiempo. -Confieso y decido omitir mi conversación con Jess, no quiero meterla a problemas.

-¿Qué surgió?

-Mi abuela Norma está enferma, quiero pasar con ella todo el tiempo posible hasta que mejore. Claro que no abandonaré mis proyectos, pero sí mi puesto aquí.

-Bien, supongo que tomaré tu experiencia como consejo y respetaré tu decisión. -Asiente guardando la carta en una carpeta. -Espero que tu abuela mejore pronto.

-Gracias, tía. -le digo y sonrío débilmente. Ella se pone de pie y rodea su escritorio para acercarse a mí y estirarme sus brazos. Me levanto de mi asiento y recibo su abrazo felizmente, lo necesitaba.

-Extrañaré tenerte en las oficinas.

-Bueno, pero tienes mi cara en las pancartas de los pasillos.

-Supongo que con eso me conformaré. -Río y vuelvo a abrazarla. -¿Quieres venir a cenar conmigo? Claude cocinará.

-Está bien, de todas maneras tengo que ir a mi apartamento por ropa y algunas cosas, estaré en el hospital estos días o en todo caso en casa de mis abuelos.

-Está bien. -frota mis brazos y me libera antes de despedirnos.

Supongo que esto eventualmente iba a suceder, pero no me aflijo.

-Por cierto, Lu, alguien dejó algo para ti. -me dice antes de comenzar a buscar en su escritorio. Cuando parece encontrarlo, alza una tarjetita y me la extiende.

-¿Qué es? -digo y lo tomo para leerla, es una tarjeta de presentación.

Allan Turner y un número telefónico. Eso es todo lo que dice, debo suponer que él mismo le entregó la tarjeta a mi tía porque sabía que ella me la haría llegar rápido. Quiero pensar que el hecho de que me envíe esto significa un sí ante mi proposición para el café.

-Gracias tía, nos vemos en la noche. -le digo y me despido con la tarjeta en manos.

***

Veo a mi abuela, viendo a través de la ventana, quieta. Seguramente ya le dijeron su diagnóstico. No tengo ni idea de cómo habrá reaccionado al respecto, pero ahora mismo se ve bastante perdida.

El abuelo entra detrás de mí, ya que nos encontramos en el pasillo y aclara su garganta llamando la atención de mi abuela.

-Lucy, no te esperaba hoy. -me dice girándose para verme. Tiene los ojos ligeramente hinchados, como si hubiese llorado no hace mucho y eso me parte el corazón.

-No quería dejarte sola, sé que el abuelo está aquí la mayor parte del tiempo, pero quiero estar al pendiente de ti.

-No tienes que hacerlo. -dice y se acerca hasta su camilla en medio de la habitación para sentarse en la orilla. Me coloco a su lado y tomo su mano, la cual está bastante fría.




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