Tomás
-Solo hay que firmar unas cosas en el ayuntamiento y prácticamente las casas quedarán a nuestros nombres. -Rubén nos dice a Derek y a mí entregándonos un papel.
-¿Es posible poner la casa nombre de Tere? -pregunto jugueteando con un lápiz. Mi hermano se sienta detrás de su escritorio y se acomoda.
-Sí, claro, si es lo que quieres, yo muevo lo que tenga que mover, para eso soy abogado. -Él me asegura.
-¿Realmente quieres hacer eso? -Derek pregunta curioso mientras sigue hurgando en uno de los estantes de la oficina de nuestro hermano. No sé qué tanto ve si hay casi solo papeles.
-Sí, mi trabajo no es el más seguro del mundo. Si algo me sucede, dejaré asegurada a mi novia y mi hija. -respondo con la vista fija en el lápiz en mis dedos.
-Por más que quiera que nada te vaya a pasar, supongo que es una medida preventiva bastante sensata. -Rubén me dice. Derek se gira y regresa a la silla a mi lado.
-No te va a pasar nada, tranquilo. -él coloca una mano en mi hombro y me sacude. Eso me hace sonreír. Dejo el lápiz de mi hermano en paz y me reclino en mi asiento.
-¿Cuándo tienen tiempo de ir a ver las casas? -Rubén pregunta.
-El domingo es mi único día libre. -respondo.
-Sí, ese día me parece bien. -Derek concuerda.
-Dos de los terrenos son del mismo tamaño y hay uno más grande. Todas las casas son de dos pisos, patio y 3 o 4 habitaciones en cada una. La verdad es que estamos bastante parejos. Solo difiere un poco el tamaño y distribución de cada una.
-Tom quiere agrandar la familia… aunque yo no quiera, creo que lo justo es que se quede con la grande. -Derek dice y Rubén frunce el ceño.
-¿Agrandar la familia? -pregunta.
-¿No sabías? Tere y él quieren tener otro bebé. Por cierto, ¿cómo van con eso? -Derek me codea.
-Gracias por andar divulgando la información que no te pedí compartir. -le sonrío con ironía, ignorando su pregunta.
-¡Es solo Rubén! No se lo he dicho a nadie más.
-Apuesto a que si le pregunto a Debi, seguro lo sabe.
-Es tu cuñada y mi casi esposa, está en derecho a saberlo.
Ruedo los ojos.
-¿Por qué ocultarlo? -Rubén sonríe apoyando los codos sobre el escritorio. -Me alegro por ustedes.
-Sí, es muy bueno que ahora el bebé sí sea planeado. -golpeo a Derek haciéndolo reír.
-No causa gracia. -suspiro -lo tenemos algo guardado porque no queremos ilusionar a nadie, quizá no se dé y nos cueste un poco, tampoco es como que me gusta andar gritando al mundo que estamos intentando hacer un bebé porque ya saben qué tiene que suceder para que eso pase.
-Buen punto. -Derek concuerda con una mueca.
-Tenemos sangre muy fértil, supongo no se tardarán demasiado. -Rubén se ríe. -Y yo estaré muy feliz de ser tío de nuevo.
-Papá se pasó un poco, también quiero tener varios hijos, pero tampoco exagerar. -digo y alzo las manos.
-Con más razón hay que cederte la casa grande. -Derek dice. -Yo me conformo con vivir ahí con Debi y mis hijos perrunos.
-Aún me parece sorprendente que nuestros padres hicieran esto. -digo y ambos concuerdan. -De hecho, ya tenía en mente comprar una casa ya que el apartamento se nos iba a quedar pequeño eventualmente y me salió más fácil de lo que creía.
-A los tres, yo no pensé en tener una casa tan pronto. -Rubén dice y se pone de pie.
-Yo sí y no, me gusta mi apartamento, pero una casa no se niega. -Derek se encoge de hombros.
-¿Alguno se pregunta cuánta será la capital de nuestros padres? Porque para que hayan hecho esto significa que tendremos mucha herencia. -digo y reprimo una sonrisa.
-Ni idea, pero era de esperarse, nuestro abuelo es casi que uno de los empresarios más poderosos del país. -Rubén dice mientras organiza unas carpetas que estaban a sus espaldas.
-Sí, algo debió aprender papá y con mamá a su lado, bueno, solo multiplicaron las cosas… aunque saben qué me pregunto. -Derek dice y ambos lo miramos. -El abuelo se retiró hace años, pero no sabemos quién está dirigiendo la compañía. Tipo, papá debió hacerlo, pero creo ya sabemos por qué lo desheredó.
-Sí… no había pensado en eso. -digo. -Quizá si él se hubiera quedado con la empresa, estaríamos en un nivel muchísimo más alto.
-O ni siquiera hubiéramos nacido. Recuerda que el abuelo no quería que nuestros papás estuvieran juntos. -Rubén dice.
-Bueno, sí. -mi celular comienza a sonar con una alarma. -mierda, acabó mi hora de almuerzo, tengo que volver a la estación y ni siquiera comí. -digo y me pongo de pie rápidamente.
-Tranquilo hermanito, ya me encargué de eso. -Rubén me dice y me indica que lo siga por el pasillo del juzgado donde trabaja. Llegamos a la recepción y la secretaria le entrega una bolsa. -Es sushi, puedes ir comiendo en el camino.
-Eres el mejor. -le digo y le palmeo la mejilla antes de tomar una de las bandejas que saca de la bolsa.
***
Observo con admiración la enorme casa que tengo enfrente. Sigo sin asimilar que prácticamente es mía.
No está amueblada, así que Amber corretea por todos lados viendo las paredes y entrando a las habitaciones, disfrutando del eco.
-Este lugar es… increíble. -Tere comenta encendiendo una luz y admirando el candelabro que hay en el salón principal.
-Papi, ¿Qué hay aquí? -Amber me dice señalando una puerta y dando brinquitos.
-Eso averiguaremos. -digo acercándome a abrirle descubriendo una habitación. -Aquí podría ser tu oficina. -Le digo a Tere. -tiene muy buena iluminación natural, con vistas al patio para que veas a los niños y cerca del salón principal.
-Sí, aunque tendré que comprar muchos muebles para llenar el espacio, con mi escritorio no será suficiente. -me dice sonriéndome.
-Hay tres habitaciones arriba. Una para nosotros, otra para Amber y otra para quién sabe… un bebé pronto a nacer quizá. -digo acercándome y colocando una mano en su estómago.
-Aún no. -me dice y besa mi nariz. Eso me decepciona un poquito.