Dan
Sigo sin hablar con Dylan desde lo ocurrido en la fiesta de Halloween. Han pasado ya cuatro días y no pienso ceder tan fácilmente. Me siento herido, traicionado. Yo siempre le he confiado todo y él no lo ha hecho conmigo.
Recuerdo llegar a casa temprano, mamá me preguntó de inmediato qué sucedía, que no me esperaba tan pronto. Papá a su lado sin preguntar, supo que algún conflicto sucedió y por ello Dylan no había regresado conmigo. Me llevó a su habitación y le conté lo sucedido. Desde el hecho de la aparición de Evelyn hasta lo de Dylan esa noche.
-¿No sentiste celos? -preguntó.
-No... nada, lo único que siento en el pecho es... un vacío extraño y mucho enojo, pero no creo que sea por el beso.
-Por las mentiras. -él afirmó. -Quizá tu hermano no quería mentirte realmente.
-No sé qué pensar papá.
-Quizá quiso hablar contigo y no pudo.
-Debió haberlo hecho de alguna manera...
-A veces no es fácil hablar sobre tus sentimientos, menos si eres alguien como Dylan. Tan cerrado y poco expresivo, es igual a Alex.
Bajé la cabeza y miré mi regazo.
-No me gusta sentirme así, jamás habíamos peleado a este punto, tal vez estoy siendo muy cruel.
-Las peleas suceden, siempre, la vida no es perfecta, no te hace mala persona enojarte con alguien, lo que te hace malo es no querer enfrentar esos problemas.
Sí, tiene razón en muchas cosas, pero sigo sin querer escucharlo. Él tampoco ha intentado acercarse mucho que digamos. Admito que me duele el no hablarle, aunque no voy a ser yo quien dé el paso todavía.
Pateo una roca del camino y veo enfrente. He caminado toda la tarde sin rumbo y mi conciencia me ha traído a casa de Thaly. Tampoco he sabido nada de ella, después de venir aquel día no he intentado nada nuevamente, aun así he pensado mucho en ella. Ahora que no me encuentro en un buen momento, me he dirigido aquí, dudo que verle me anime demasiado, lo más seguro es que no quiera hablar conmigo.
Veo la cochera abierta y allí encuentro a André con su banda, ensayando creo, pero parecen estar descansando. Thaly está con ellos, sentada en ese desgastado sillón de la esquina, tocando acordes en su guitarra. Las puntas de su cabello no tienen ningún color, es muy extraño, ya que desde que la conozco las lleva. Aun así, se ve tan bonita.
Pienso que fue un error haber venido, no quiero molestar a nadie con mi actitud, pues como dije, no estoy en mi mejor momento. Intento irme, pero la mirada de Thaly me encuentra y parece sorprendida de verme. Seguro me veo extraño solo estando ahí parado a pocos metros. Sacudo mi mano para saludarla, aunque quiero sonreír, se me hace difícil hacerlo.
Ella se pone rápidamente de pie y se acerca a mí, aunque noto que duda al principio, igual lo hace.
-¿Dónde vas? -André le pregunta en cuanto nota que sale de la cochera.
-A saludar, ustedes sigan con lo suyo. -Le responde sacudiendo una mano. Una vez frente a mí, con la mirada de André encima desde su lugar, me saluda con un movimiento de cabeza, yo le devuelvo el gesto antes de que regrese con su guitarra.
Miro nuevamente a Thaly, quien ya permanece frente a mí, observándome con duda. Ella no dice nada, así que yo lo hago.
-Hola...
-Hola, Dan... ¿Qué...? ¿Qué haces aquí? -pregunta llevando sus manos a los bolsillos traseros de su pantalón.
Sacudo mi cabeza y miro abajo.
-No lo sé...
-¿Pasa algo? -frunce el ceño, creo que se me nota demasiado en la cara.
-No, no, estoy bien... creo.
-¿Crees?
-Realmente no me encuentro muy bien, creo que no debí venir, sé que estás enfadada conmigo, seguro lo último que quisieras hacer sería verme. -digo sacudiendo mi cabeza mientras me doy la vuelta.
-No, espera. -me detiene tomando mi muñeca. Al darse cuenta de lo que hizo, me suelta, pero me quedo quieto. -Este... ¿Quieres entrar?
-No creo que debería. -niego con la cabeza.
-No te preocupes, mis padres siguen trabajando y mi hermano y su banda están algo ocupados, hay helado... ¿Quieres?
-Bueno... supongo que podría, aunque no debería.
-Si es porque crees que estoy enojada, realmente... no es así. -sacude su cabeza en negación. -No sé qué te habrá pasado, pero creo que eso es más importante que lo que me pasa, ven. -me indica y nuevamente toma mi mano para dirigirme dentro de la casa.
Tener su tacto de nuevo me causa escalofríos.
Una vez dentro, escucho en la cochera cómo los chicos comienzan a tocar nuevamente. Me siento en uno de los sillones y espero por Thaly quien no tarda en aparecer con dos tazas de helado cubierto con chocolate y chispas.
-Gracias. -le digo mientras la veo sentarse a mi lado.
-Si quieres puedes hablarme de lo que tienes, soy una persona de confianza.
-Discutí con Dylan... en Halloween, no hemos hablado desde entonces.
-Llevan sin hablar... ¿Cuatro días?
Hago una mueca.
-Es la primera vez que peleamos así y no me gusta. Me siento muy mal, pero no he sido el culpable.
-¿Estás esperando a que él se disculpe?
-No lo sé... solo no me gusta estar así.
-¿Ya lo hablaron?
-No, no quiero ser yo quien se acerque realmente, pero me mata estar así con mi hermano. En clase, en la escuela, en casa, en nuestra habitación, estamos distanciados.
-Creo que ambos están esperando a que el otro se acerque.
Suspiro.
-No lo sé, quizá sí. Lo peor de todo es que la próxima semana viajaremos a Nueva York, serán como 12 horas de vuelo y no me gustaría seguir así para ese entonces, pero dudo poder perdonarlo tan fácil... Es un asunto delicado.
-No sé qué habrá hecho, pero lo mejor es que deberían hablar, ignorándose no llegarán a nada.
-Lo sé... -digo y aprieto los labios. Mis ojos pican de repente. Ella deja su helado a un lado y toma mi rostro para obligarme a verla.