Siempre juntos Chicos (sc Libro #3)

Extra: Alex

Alex

Cosas que aprendí con mi psicóloga, es que no había terminado de soltar mi antigua relación. Aún tenía recuerdos enfrascados que me atoraba de pensar en el amor, que mi temor es normal luego de una ruptura así, pero que requiere tiempo para sanar y yo no lo estaba haciendo hasta que comencé a verla. No era necesario abrirse al mundo romántico de manera rápida y tampoco estaba mal tenerle miedo al compromiso y a cualquier interacción sexual. No hay nada de malo en mí, solo experimenté muchas emociones fuertes que no sabía manejar.

Backer es la experta, así que le creo de cierta manera.

Sin embargo, vengo de una familia necia, por ello busqué la manera en la que creo será correcto terminar de cortar ese lazo que me mantenía unido a mi ex novio. Sé que es una estupidez total, comienzo a arrepentirme, pero ya estoy aquí y él no tardará en llegar. Necesito esto.

-¿Alex? -escucho su voz. Ha cambiado, pero sigue siendo la de él. Alzo la mirada de mi teléfono y lo veo.

Han pasado cuatro años desde la última vez que lo vi, ha cambiado mucho, ya no es un chico de 16, evidentemente. Ahora probablemente igual de alto que yo, ya no es tan menudo, ha ganado músculo, pero no exagerado, ni usa esas gafas de pasta dura, el piercing que tanto me gustaba se ha ido y lleva un corte fresco en el cabello.

Creí que me desmoronaría tenerlo en frente de nuevo, que lloraría de impotencia o terminaría huyendo. Pero no hay más que ansiedad, no me siento atraído, ni hay tristeza, ni enojo. Solo los nervios de ver a quien te rompió el corazón alguna vez.

-Hola, Oliver. -le digo y señalo la silla frente a mí.

-¿Cómo te va? -dice tomando asiento.

-¿Nada mal y a ti?

-Muy bien, afortunadamente.

-Supongo que es algo extraño vernos de nuevo. -digo para alivianar el ambiente tan tenso que siento.

-Sí, ya ha pasado un tiempo... Aunque no has cambiado mucho, tal vez en el cabello y altura.

-Tú sí, debo de admitirlo.

-Bueno, ya tengo veinte, dejé de ser un niño. -se encoge de hombros.

-¿Puedo tomar su orden? -la camarera nos dice.

-Café americano. -digo.

-Un batido de chocolate. -él pide. La chica se retira y nos deja solos de nuevo.

-Creo que lo ideal es ir al grano. -declaro inclinándome en la mesa.

-Supongo que quieres respuestas. -dice y suspira.

Asiento y él aprieta los labios.

-Solo necesito saber qué fue lo que en realidad pasó para poder darle un fin a esto, uno definitivo.

-Claro y lo entiendo, debí ser yo quien te hablara primero y explicártelo, pero no podía... Yo me avergüenzo por lo que te hice, no merezco tu perdón, sufrí mucho al respecto. Imagino que tú sufriste el doble y no quiero justificarme. Te hice daño, esos últimos meses la estaba pasando mal y por eso te traté horrible y discutimos tanto, no es excusa, es la verdad.

-¿Pasándolo mal en qué sentido? -pregunto curioso.

-Mi padre... Él me estaba hostigando porque supo que yo soy gay y que de hecho tenía pareja. No lo aceptaba y me comenzó a presionar para que rompiera contigo o dejaría de pagarme la escuela, a pesar de ser su obligación hacerlo. Mamá se encontraba verdaderamente molesta también, eso por el asunto de que dejé de contarle cosas y la alejaba, no sabía lo de papá y le fue más fácil echarte la culpa a ti de mi comportamiento.

>>No deseaba dejarte, te quería bastante, pero ese día todo explotó y justamente llegaste. Me desmoroné verte tan histérico, no quise que estuvieras envuelto en todos estos asuntos y por eso te dejé tan secamente. Mi padre falleció hace algunos meses y a veces pienso en que si hubiera pasado antes, las cosas serían diferentes.

-Lo hecho, hecho está... Realmente me tranquiliza saber que fueron por culpa de los factores externos.

-Sí. -asiente. -Pero me llevaré toda la culpa, me lo merezco, no hice las cosas bien, te dañé a ti y a mi madre en el proceso y hasta hoy en día me cuesta bastante trabajo cargar con eso.

-Te diría que no lo hicieras, no fue totalmente tu culpa, pero sin duda alguna hiciste las cosas mal y no, no te guardo rencor, eso es algo que dejé atrás y he superado de a poco.

Él suelta aire.

-No sabes cuánto me alivia escuchar eso.

-Pero para mí siempre serás mi primer amor y quien me rompió el corazón. Son cosas que pasan. -Me recliné en mi asiento, ya más relajado.

-Me merezco eso último. -asiente. -Creo que me he quitado un enorme peso de encima.

-Yo también siento cierto alivio. -declaro. -Hablarlo como dos adultos era lo que necesitábamos para terminar el tema.

-Sí y lo mejor es seguir como hasta ahora, dos personas que se conocieron y ya no son más que desconocidos.

-Sí, es lo mejor.

-Aquí están sus bebidas, jóvenes. -la mujer que nos atendió, llega a nuestra mesa. Le agradecemos y pagamos la cuenta, lo mejor es dejar las cosas hasta ahí y no pronunciar nada más. Así lo hacemos.

Un apretón de manos es lo último que nos ofrecemos mutuamente antes de irnos cada quien por su lado.

***

-¿Qué tal te fue? -Hattie me pregunta luego de abrazarme por mi llegada nuevamente a Nueva Jersey. -Y te cortaste el cabello, luces tan raro. Me acostumbré a tu pelo largo. -sonríe.

-Hablé con Oliver. -Digo, tomándola por sorpresa. Ella parpadea múltiples veces y finalmente abre la boca.

-¿Hablaste con él?

-Nos vimos en una cafetería y hablamos las cosas como adultos y aclaramos la situación. No volvimos a ser amigos, eso es imposible, ni hubo más que un apretón de manos. Sé que dirás que fue una estupidez, tal vez lo fue, pero sin duda alguna me ayudó mucho saber qué fue lo que pasó. Me siento muy aliviado, jamás podré describirte la paz que tengo en el pecho luego de esto.

-¿De verdad?

Asiento.

-Creo que finalmente escribí la palabra fin a esa historia y me siento dispuesto a comenzar otra. Tal vez por eso me animé a cortarme el cabello después de tanto, fue como deshacerme de esos recuerdos -me encojo de hombros mientras paso una mano por mi cabeza y ella me sonríe ampliamente.




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