Siempre juntos Chicos (sc Libro #3)

Extra: Dylan

Dylan

Todo en mi vida amorosa comenzó luego de aquel baile de fin de año cuando conocí a Chester. Me hubiera gustado conocerlo desde antes, pero él no se atrevió a hablarme hasta ese día. Durante ese verano, decidí darle una oportunidad a las cosas, sabiendo que le gustaba. Le dejé en claro que no pensaba mucho en el amor y que no puedo mandar a mi corazón. Él aun así aceptó. Tuvimos varias citas, la playa, el parque, helados, cine y mi favorita: la feria. Allí ocurrió mi primer beso, con él, por supuesto. Estábamos en la orilla del muelle, luego de bajarnos de la rueda de la fortuna, apoyados en la barandilla viendo el escandaloso mar. Él se me acercó, pero retrocedió de inmediato y no me dejaba de ver constantemente. Siempre lo hacía, le gustaba mirarme, sin embargo en esta ocasión, veía muchas dudas en su rostro.

-¿Qué sucede? -Le pregunté.

-No, nada, solo te miraba. -Fue lo que respondió y nuevamente vio mis labios.

Me coloqué tras él e hice que volteara a verme, quedamos frente a frente, mis manos a los lados de sus caderas, aferrándome a la barandilla detrás de él. Me reí ligeramente ante su espanto al tenerme tan cerca. Me considero lo suficientemente atractivo para no asustarlo, pero sin duda lo ponía nervioso.

-Sé que quieres besarme. -Le dije, ya que durante toda la cita parecía querer dar el paso, más no se atrevía por el miedo a mi rechazo.

Él muy apenado aceptó que era así, con la mirada baja.

-No sabía cómo reaccionarías si lo hiciera.

-Podemos averiguarlo. -me reí nuevamente y procedí a besarlo.

Fue un beso corto, pero creo que para él fue significativo.

Chester estaba muy apenado, pero a gusto, supongo le gustó que yo tomara la iniciativa.

Admito que durante ese verano le agarré cariño, nos la pasamos muy bien. Hubo un par de besos después de eso, pero esos meses de vacaciones no fueron suficientes para solidificar algo. Además, él se mudaría antes de comenzar clases. No era conveniente para ninguno, quedamos como amigos. Hasta hoy en día hablamos de vez en cuando, quizá él fue quien sufrió más, sin embargo ha seguido con su vida. Me contó que tiene pareja.

Después de él, no me interesaban mucho otras personas, volví a la rutina de siempre, la cual implicaba cuidar de mi hermano en sus fiestas. Aunque no me gustara, para evitar el aburrimiento, tuve que aprender a socializar más.

Comencé a unirme a los juegos típicos de fiestas, todos los que no incluyeran alcohol o drogas, claro. Ahí, conocí a varias personas. Puedo ser muy sociable si me lo propongo.

Recuerdo un día pensar "Hoy me dejaré llevar" y me metí al ridículo juego de la botella. Allí, besé a unas cuantas personas. Por cómo estaba acomodado el círculo, eran en su mayoría, chicas y no me pareció la gran cosa. Pero aquí destacó el único chico que sugirió revolver un poco las cosas. Este era Louis, sospecho que lo hizo porque quería besarme en primer lugar.

Logró su cometido.

Y no solo logró besarme, sino también llamar mi atención. Comencé a verlo en diferentes lugares, nos hicimos amigos cercanos hasta el punto de contarnos cosas privadas.

-Ya nos besamos una vez, supongo que hay confianza para tocar estos temas. -me dijo una vez.

Aún me río porque siempre sacaba ese tema del beso a flote para justificar su cercanía y muestras de afecto.

Supongo que se aprovechó de mi inocencia romántica para acercarse a mí de esa manera. Así que, comenzamos a vernos en lugares más alejados en las fiestas y a besarnos en los pasillos cada que había oportunidad.

No me desagradaba, él era bueno en ello, en cambio yo, un inexperto total. Creo que todo lo de los besos comenzó con la excusa de que yo todavía era un poco flojo al besar y me dijo que podía enseñarme. Ya había leído libros con esa trama, sabía qué rumbo tomaban, pero creí que sería divertido intentarlo.

Todo eran besos y algunas caricias hasta que un día, en medio de uno de nuestros besos, la puerta en la que intenté apoyar su espalda, se abrió.

-¿Es el destino dándonos una señal? -Me dijo mientras yo lo rodeaba con los brazos para evitar caernos.

-No creo que deberíamos entrar. -respondí algo nervioso.

-Pues yo digo que sí -dijo jalando mi camisa para adentrarme en el cuarto, me besó nuevamente y luego de cerrar la puerta me empujó dentro.

-Oye Louis...-él ni siquiera me dejó hablar.

-No vamos a hacer nada que tú no quieras, solo buscaba privacidad. -dijo y me empujó hacia la cama. Caí sentado.

-No sé sí... -me interrumpió nuevamente.

-¿Si puedes confiar en mí?, creí que luego de tantos besos ya confiábamos en el otro -dijo y se rió suavemente, siempre se tomaba todo con muy buen humor.

-No, no es eso... es que yo no he... -intenté decir, pero me daba algo de vergüenza admitirlo con él.

-Eres virgen. -afirmó, pero no parecía sorprendido.

-No me gusta usar ese término, me parece ambiguo, diría más como que nunca he tenido intimidad... -digo y él se inclinó hacia mí.

-Inexperto en el tema sexual. -sonrió y se acercó a tomar mi barbilla para darme un beso. -Bien, tranquilo, como dije, no haremos nada que no quieras, pero podría convencerte.

-¿Qué haces? -Pregunté en cuanto lo vi arrodillarse frente a mí, él me observó con una mirada inocente.

-Solo... Déjate llevar un rato. -es lo que respondió antes de buscar el botón de mi pantalón y soltarlo.

Mi corazón latía a mil, quería detenerlo, pero... también dejarme llevar. Me debatí largo rato y al final decidí que quizá debería sobrepasar mis límites. Lo dejé hacerlo, estaba nervioso, las manos me sudaban y no sabía qué hacer, así que me quedé quieto.

-Tu cuerpo reacciona, esa es una buena señal. -dijo y sonrió antes de comenzar con lo suyo.

Jamás me había sentido así, mucho menos había sido tan precoz. Mi inexperiencia era notable, pero eso no le molestó, seguía sonriendo mientras se limpiaba las comisuras de los labios.




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