Mia:
—Tu hermana me conto que el fantasma de tu mama apareció.—mi papa me miro analizándome y yo suspire.
—Esperaba que no tuvieras nada que ver con eso.—Largo el humo del cigarrillo y lo apago contra el cenicero aunque le quedaba una mitad que fumar.
—¿Te molestaría que yo haya tenido que ver con eso?—entre cerré los ojos y me apoye en mis rodillas.
—Si, bastante, ya que cuando yo me quejaba y lloraba porque me sentía mal porque Gianella no tenia mama eras tu el que me decía que ella se lo perdía y no se cuanta mierda mas.
—Mia...—mi papa suspiro y yo me levante del sofá molesta.
—Si has tenido que ver con ella, la ayudaste a venir...-—El solo me miraba por encima de sus anteojos—No...tu has sabido todo este tiempo donde estaba ella y no me has dicho nada.—y como dicen el que calla otorga y mi papa no dijo nada.
Cuando llegue a casa ya no estaba enojada, estaba triste y me sentía traicionada, Caden y Gigi dormían en el sillón mientras las caricaturas estaban en la televisión, subí a mi cuarto y me puse una remera de Cad y me senté en la cama a llorar. Odiaba tener que pasar por estas cosas, no me arrepentía de las decisiones que había tomado pero a veces extrañaba mi vida de persona normal.
—¿Y ahora que paso?—Caden se sento a mi lado y yo lo abrace.
—Mi papa ha sabido todo este tiempo donde estuvo Shannon y el la ayudo a venir.—me apretó contra el y levante la cabeza para verlo tenia el ceño fruncido y suspiro.
—Promete no me vas a dejar.-—Fruncí el ceño y me aleje.
—Siempre y cuando no hayas hecho nada malo.—parecía iba a llorar y era raro porque Caden no lloraba, nunca.
—Tu papa me conto que tu mama iba a venir y que sabia donde estaba.—senti una sensacion horrible en el pecho y trague duro.—Debí decirte pero no se porque no lo hice, no tengo excusa solo estábamos tan bien y tranquilos, no quería alarmarte.
—Respire hondo y me saque su remera.—Yo creo deberías irte unos días donde tu padre.—frunció el ceño y negó.
—No, dormiré en el sofá o en la habitación de Gianella pero no me voy a ir.—Me puse la ropa que tenia antes y agarre mi mochila.
-Bien, perfecto, duerme donde se te de la gana, me voy yo.-Gigi bostezo en la puerta y me miro con cara de enojada.-nena ve y agarra tu mochila y tu pijama vamos a dormir donde papa James.-ella sonrió y salió corriendo.
-Mia no hagas esto.-Caden comenzó a seguirme mientras yo ponía un poco de ropa y mis cosas en la mochila.
-No te estoy dejando, solo que ahora no quiero verte, ni saber de tu existencia, ni nada que tenga que ver contigo.-Vi la mirada que puso y me mato, me rompió por dentro saber que yo era la causa de esa mirada.
-Por favor...-Suspire y cuando Gianella apareció negué.
-¿Me pasaras las llave de la camioneta o me voy caminando?-Caden cerro los ojos con fuerza y se metió la mano en el bolsillo sacando las llave.
-Te amo.-me susurro lo mire y los ojos ya me habían empezado a arder de nuevo.
-Nos vemos...-Dicho eso tome a Gianella de la mano y nos fuimos.
Papa James nos abrió la puerta y Gigi corrió a abrazarlo, luego entro y se puso a molestar a los mellizos que jugaban videojuegos.
-¿Qué ha pasado?-Papa James me miro mientras me daba una cerveza.-¿Qué hizo Caden ahora?
-Mi padre sabia donde estaba mi mama, todo el tiempo lo supo y la ayudo a volver, le dijo donde vivía, donde estudiaba Gianella y Caden sabia que mi papa tenia comunicación con ella y sabia donde estaba y no me dijo nada.-
James era un hombre que había criado a 5 niños solo, 5 niños que hoy eran hombres maravillosos, que cometían errores pero hacían lo que fuera para arreglarlos y que nunca me habían dejado sola, aunque no tenían porque estar conmigo. Sin embargo la cara que puso papa James no me gusto y en tres años que había pasado a su alrededor me di cuenta que, por su expresión, el también sabia.
-Ya veo, yo era la única que no sabia.-estaba molesta, decepcionada.
-Hija no era nuestro deber decirte, ni siquiera el de tu padre.
-De ti lo entiendo, de quien no lo entiendo es de Caden, nosotros no teníamos secretos, la verdad siempre la teníamos que decir, aunque doliera.-Senti un dolor punzante en la boca del estomago y me retorcí.
-¿Estas bien?-respire profundo un par de veces y asentí.
-Demasiadas cervezas ya no hacen bien.-sonreí entre medio del dolor que disminuía.
-¿Ya has tenido dolores así antes?-Papa James me dio un vaso con agua y lo tome de un solo sorbo.
-No tanto, solo después de haber bebido un poco de más, no creo sea nada serio.
Editado: 06.01.2019