Tres:

Mia;

Caden estaba sentado con Gianella escuchandola hablar de algo que ella habia visto en la television, los miraba mientras sacaba las cosas que acababa de comprar.

—Gigi, toma galletas.—Ella corrió hacia mi y las tomo, luego se tiro a la cama y dejo de prestarnos atención.

—¿Cómo estas?—Caden se paro frente a mi y lo mire sentándome y dándole una cerveza.

—Los dolores de estomago siguen, hoy intente tomar café y lo vomite.—el tomo de su cerveza y me miro con el ceño fruncido.

—Deberíamos ir al medico, no es normal nena, puede ser algo grave.—negué y lo mire, cada detalle de su cara.

—Eres tan lindo.—el hizo eso que siempre hace con la lengua cada vez que le digo eso y se sonrojo un poco.

—Mia, estas matándome.—respire hondo y empecé a morder el interior de mi mejilla y mire a Gigi.—Vuelve a casa.—lo mire y trague saliva.

—Esta bien pero nosotros aun no estamos bien.—el sonrió y asintió.

—Gigi, nos vamos a casa.—ella empezó a saltar en la cama y yo aunque no quise, sonreí.

Cuando llegamos a casa, todo esta demasiado ordenado, no parecía nuestro apartamento. Gigi fue corriendo a su cuarto y se tiro en su cama. Yo me senté en el sofá y respire, no había nada mejor que estar en casa.

—Papa llamo, dijo que fuiste y estabas dolida o molesta y que se sentía mal y culpable. Mi padre nunca se sintió culpable por nada.—Caden miraba al suelo y frunció el ceño.

—En algo tu padre tenia razón y era que no era su deber decirme.—Caden me miro dolido.—Pero tendría que haberte presionado en decirme, esto de los secretos me sabe a mierda.

—Lo siento, lo siento mucho.—suspire como por quinta vez y me levante.

—Lo se y yo te perdono, pero eso no cambia lo que paso. Ella volvió y se va a querer llevar a Gigi, si me hubieses dicho se podía evitar, me hubiese preparado. Gianella es mía, no se la puede llevar.—Caden me miro y asintió.

—Gianella es nuestra, nadie nos la va a quitar.—

Asentí  tratando de relajarme y fui hacia la cocina, busque una cerveza, tome un sorbo y antes de que pudiera tomar otro una puntada en el estomago horrible me hizo tirar la cerveza. Caden entro corriendo y tras el Gianella, me sentía súper mareada y antes de que Caden se acercara me desmaye.

Caden:

Vi a Mia caer al piso y golpear fuerte su cabeza, me acerque corriendo a ella y la intente despertar, no se despertó pero empezó a vomitar, nunca la había visto vomitar tanto, nunca había visto vomitar tanto a nadie. Cuando estuve seguro no quedaba nada en su estomago la metí a la ducha y ella, aunque estaba despierta no creo haya estado consiente del todo.

Llame a mi papa y el me dijo que llegaba enseguida. Apareció mas rápido de lo que creí y mientras Mia estaba sentada en el sofá, un poco ida, vomitando en un balde, yo limpiaba la cocina, Gigi miraba a su hermana vomitando con cara de asco y miedo desde el otro lado del sofá.

—Caden, deja yo limpio, llévala al hospital.—suspire y agarre las llaves de la camioneta, las puse en mi bolsillo y agarre a Mia que estaba abrazada al balde y la subí en la parte trasera.

Llegue tan rápido como el trafico me lo permitió y por primera vez, la atendieron rápido. La escuche gemir de dolor durante una hora, hasta que los medicamentos en el suero le hicieron efecto, se dormía y despertaba y cuando me veía suspiraba y volvia a dormir.

—Buenas tardes.—dos doctoras entraron y nos sonrieron.—¿Cómo te sientes?

—Ya no duele, siento como si hubiese hecho muchos abdominales.

—La doctora sonrió y yo apreté la mano de Mia.—Tenemos los resultados de los análisis, no son muy buenos.—Mia me miro y frunció el ceño.—Tienes una pancreatitis.

—Fruncimos el ceño y nos miramos, ¿Qué coño era pancreatitis y por que hacia vomitar tanto a mi chica?  —Eh doc, ¿puede explicarnos que es eso?

—La doctora, hizo un gesto de compasión y asintió.—Es una inflamación del páncreas. Esto ocurre cuando las enzimas digestivas comienzan a digerir el páncreas. Existen dos clases cronica y agua, en este caso es aguda y tenemos que hacerte unos estudios mas para saber como se causo. Mientras tanto vamos a pasarte a terapia intensiva.—Mia me miro asustada y yo me preocupe.—Menos mal vinieron, un dia mas y no la contabas Mia.—eso hizo que mi corazón se volviera pequeño.—En unos minutos, vendrán a buscarte para trasladarte, no puedes tener teléfono celular y nada electrónico, por lo menos mientras estes en terapia. ¿Esta bien?—Mia asintió y tras sonreírnos la doctora se fue.