NIKHOLAI Y SABRINA, 14 AÑOS.
-¡Niikho! ¡Apúrate, mi papá nos está esperando!- Sabrina ya estaba harta en las escaleras.
-¡Ya!- Nikholai bajo corriendo las escaleras y casi se caía.
Ambos corrieron afuera y se subieron al auto de Clunter, iba a ser un día largo.
Pero quizás no fue tan buena idea darle tanta azúcar en el desayuno a Nikholai...
Sabrina podría jurar que Nikholai se movía más rápido que una comadreja entre monte. Estaban en la escuela, pero Nikholai estaba hablando demasiado. Hoy era su primer día, y en una hora Nikholai ya era amigo de literalmente media escuela.
A Sabrina le costaba socializar, pero siempre lograba encontrar los amigos correctos. Se topó con un chico. Marcus. Lo molestaban por su heterochromia, más sin embargo la mayoría de hermanos de Sabrina tenían esa condición. Para ella no era raro.
Marcus le presento a tres chicos más; Máxime, Francisco y Mark.
Mark era un chico de piel media clara, ojos grises casi negros y una personalidad increíble. Cabello castaño claro, con algunos mechones de color rojizo.
Máxime era blanco, ojos cafés y rubio. Su personalidad no era tan buena. Más sin embargo era más tranquilo que Francisco o que Marcus.
Francisco era de un tono de piel medio, no era ni blanco ni Moreno. Cabello negro y ojos negros también. Una personalidad terrible. Se parecía a su padre, era muy molesto estar con él, más sin embargo se podía encontrar una manera de llevar las cosas en paz.
Marcus un tanto blanco, tenía heterochromia por lo que tenía un ojo cafés y el otro de un color azul casi morado. El cabello color plata le cubría la mitad del rostro, sus ojos le daban vergüenza, por lo que no los mostraba seguido. Marcus no era del tipo que buscará pelea, pero si lo golpeaban o le proponían pelea respondía de inmediato con lo mismo.
A Sabrina se le hizo muy gracioso que cuatro chicos como ellos fueran amigos. Normalmente esos son los tipos de persona que se llevan mal el uno con el otro. Más sin embargo ellos no.
Ellos habían encontrado una manera de sentirse seguros en ese circulo de cuatro. Y ahora habían decidido que Sabrina podía ser uno de ellos.
Sabrina era más callada, no contaba nada de su vida personal. Casi no bromeaba y solo decía lo necesario. El cabello de Sabrina era liso y negro, sus ojos eran azules y su piel de un tono pálido.
Por otro lado, Nikholai, su gemelo, era más sonriente. De piel morena, cabello rubio y ojos entre gris y cafés. No eran de un color exacto, su mirada era cautivadora. Sonreía bastante, aunque era más bromista no hablaba de su familia tampoco. Ninguno de los dos lo hacía, y eso era lo que los hacia tan interesantes. Nadie sabía nada de su familia.
Ese día ambos hicieron nuevos amigos, Nikholai por su lado, y Sabrina por el suyo. Ninguno de los dos se metía con el otro, pero se defendían entre sí cuando uno lo necesitaba.
Cuando salieron Sabrina estaba parada afuera con Francisco. Ambos concordaron en que se parecían. Pero de la nada comenzaron a pelear, al parecer se habían irritado ambos. Sabrina simplemente ignoró a Francisco, pero Francisco dijo algo que a ella no le gusto.
-Ay, claro. Hazte la loca, haz como si no me escuchas... Sigue esperando a ese mariquita hermano tuyo.-
Eso fue suficiente para que Sabrina le diera un golpe en el rostro que lo hizo voltear a un lado. -Escuchame muy bien, porque en mi familia solo se advierte una vez. Si vuelves a hacer cualquier comentario de ese tipo sobre mi hermano, te juro que esta escuela no va a ser suficiente para arrastrar te por todo el lugar.-
La mirada de Sabrina cautivo por completo a Francisco. -Si vuelves a decir algo así, voy a hacer que te pongas de rodillas y supliques perdón, maldito hijo de puta.-
Luego Nikholai grito el nombre de Sabrina y Sabrina volteó a verlo. -Vamonos.- Fue lo único que dijo para luego tomar a Nikholai de la mano e ir a subirse al auto de Clunter, quien ya los estaba esperando.