Siempre te amé

Epígrafe

Tus labios fueron el manjar más delicioso que jamás me permitiste saborear. 
Tus escasas caricias ataron a mi corazón con ternura, mediante un lazo imposible de cortar. 
Y tus inexistentes oraciones de amor, se convirtieron en mi más lúgubre pesar. 

Princesa de piel delicada, iluminada por las estrellas, resguardada bajo la eterna belleza; ¿porqué no me llevaste contigo?

—Verónica Núñez




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