Y así pasó el tiempo, que no perdona a nadie.
Yo, con una ligera esperanza de que sea pasajero, ya voy más de medio año que me gusta Alessandra. Y lo peor: esta enamoramiento se ha intensificado.
¿Qué es esto?
Tengo dieciséis años. Debería preocuparme por otras cosas, como la carrera que voy a estudiar o el camino que seguiré a mi futuro.
Estoy en la época donde la vida se convierte en un mar de decisiones y costos de oportunidad.
Soy joven, pero el tiempo pasa y debo decidir lo que seré de adulto.
Y ella, mi ángel, siempre aparece sonriendo en esas planificaciones.
La veo escribiendo sus cartas, leyéndolas para sí misma y poniéndose triste por ellas.
Qué horror.
No sé cuánto tiempo mi corazón resistirá esto.
Ni las vacaciones lo arreglaron.
Y mañana volveré a verla después de tantos meses pensando en ella.