Pateo la máquina expendedora porque acaba de tragarse mi dólar y no me da mi comida. Una profesora pasa cerca de mí y me da una mirada de advertencia, no se supone que me comporte así pero apuesto a que ella haría lo mismo. Miro mi barra de cereal de miel a través del vidrio y pienso que si introduzco mi brazo por la ranura por donde sale el producto tal vez llegue a tocar el empaque con mis dedos…no mejor rompo el vidrio y ya. De todos modos ha estado fallando hace tiempo, este será un aviso para que finalmente se decidan a arreglarla.
“¿Problemas?” Logan aparece a mi lado, luciendo increíble como siempre. El pañuelo atado en su cabeza de tal manera que el pelo no caiga sobre sus ojos le sienta muy bien al igual que su barba apenas a la vista.
“No quiere darme lo que me pertenece.”
Golpea un sector del metal con su mano y la cosa mágicamente escupe mi pedido.
“¿Te importa si Ford nos ve allá esta noche?” Pregunta Logan tendiéndome la barra de cereal. “Estará tomando fotografías del equipo para la revista.”
Con Elsa iremos al partido de esta noche donde nuestra universidad estará jugando. No soy fanática del fútbol pero al menos es mejor que estar encerrada con esta ola de calor imprevista. Elsa me dijo que invitó a Logan para asegurarse de que no decidiera retractarme a último momento –como hice ya algunas veces en el pasa. Cabe aclarar que cada una de esas ocasiones estuvieron respaldadas por motivos muy buenos, como el inicio de mi período o el esperar a que llegue un paquete muy importante de alguna compra online que hice a las cuatro de la madrugada.
“Claro, no hay problema,” respondo entre dientes.
“Genial, voy tarde, ¡te veo luego!” Se aleja dándome un saludo con su mano.
“Si, a ti y a tu primo,” me quejo antes de apretar mis labios. “No es como que no lo estoy viendo todos los días en cada momento,” murmuro en voz baja.
. . .
No tengo idea de fútbol, sólo salto cuando los demás lo hacen, aplaudo cuando todos a mí alrededor lo hacen, sé cómo seguir el marcador y que nuestros jugadores son los que tienen los colores de nuestra universidad, rojo y blanco. Más allá de eso, no tengo ningún otro conocimiento y no me importa. El ambiente es divertido, animado, y la comida es genial, es en lo único que debo enfocarme además de Logan.
A lo lejos y cerca de la banca de nuestros jugadores, Ford se mueve como todo un profesional. Sé que dijo que le gusta la fotografía, estudia algo relacionado a eso, pero la felicidad y concentración que se plasma en su rostro entre cada toma es algo digno de apreciar.
Como dice mi madre, no hay nada más lindo que ver a alguien haciendo lo que ama.
Acerca su rostro al mío para hablar en mi oído. “Nuestra defensa necesita mucho trabajo,” comenta con los ojos en el juego.
Lo miro unos segundos antes de afirmar. “Si, la defensa.” Termino mi perrito caliente y tomo un largo sorbo de mi botella de agua.
“Iré por otro refresco,” dice Logan antes de ponerse de pie. “¿Te traigo uno?”
Muevo mi cabeza en negación. “Estoy bien, gracias.”
Voltea al otro lado. “¿Elsa?”
Mi amiga levanta su vaso. “Aún tengo un poco.”
Logan vuelve su mirada hacia mí. “Ahora regreso.” Pero a los segundos voltea hacia mí y saca algo de su bolsillo. “Lo olvidé, conseguí esto para ti.” Me tiende una bolsa transparente.
Observo los caramelos color rosa dentro y sonrío inconscientemente.
“¿Te estás aburriendo?” Pregunta Elsa una vez que Logan está fuera de vista.
“No tanto,” respondo mirando a nuestros jugadores. No soy experta en el asunto pero están jugando del asco.
“Iremos a comer con Logan una vez que termine todo,” dice cuando el árbitro cobra una falta a nuestro favor. “Voy a pretender que me duele el estómago y tengo que correr a la residencia.”
La miro con curiosidad. “¿Cuándo quedaron en eso?”
“Cuando fuiste al baño.”
Mis ojos observan los alrededores pero terminan en alguien en especial.
Ford se gira, tomando algunas fotos de las tribunas, del equipo de animadoras, de los carteles y todo lo demás. Parece estar divirtiéndose mucho.
“¿Qué hay del primo?” Inquiero sabiendo que vendrá con nosotros.
“¿Quieres que le vomite encima así te doy unos minutos para escapar?” La idea es repugnante pero inteligente. De todas maneras la desestimo al instante.
“Ford no es tan fácil de burlar.”
Elsa lo piensa un instante. “Entonces le diré que quiero una foto con cada jugador dentro del campo. Incluso los del otro equipo.”
“No me acercaría a ellos si pierden,” digo refiriéndome a los nuestros. “No se ven muy contentos y no aceptarán fotos.”
“Tengo mis tácticas.”
Vuelvo a observar a Ford, está tomando fotos del público rival, quienes están demasiado emocionados.