Siempre Tu.

Capítulo 11

La abuela de Sander falleció ayer en la mañana. El velorio acaba de terminar y me siento realmente drenada de energía. Contuve a Sander en todo momento, incluso sus padres me agradecieron por asistir y para mi sorpresa, no sabían que habíamos terminado porque nunca se los dijo. Opté por no develar la verdad porque no necesitaban más noticias pero realmente estoy molesta.

Camino por el campus de vuelta a mi habitación mientras contesto un mensaje pero choco contra alguien.

“¿Quieres fijarte por dónde vas?” Suspiro antes de mirarla. “Acabas de arruinar mi camisa.” Alice intenta limpiar la mancha de chocolate de su ropa pero está enojada.

“Si la lavas ahora quedará como nueva,” comento antes de volver a lo mío.

“Hay algo que quería preguntarte hace mucho,” dice haciéndome detener. “¿Te diviertes juntando chicos?” La miro sin entender. “Primero Sander, luego el chico nuevo y Ford,” sonríe acercándose a mí y sin esperar ni un segundo, coloca el pastelillo que cargaba sobre mi blusa, ensuciándola. “Irte de aquí en el auto de tu ex es un acto muy bajo sabiendo lo que hizo.”

Voy a golpearla. Si no me detienen ahora voy a hacerlo y estoy en contra de la violencia.

“No tengo por qué contestarte nada,” respondo entre dientes tratando de calmar mi pulso.

Me empuja con un dedo. “Todo lo que se relacione con Ford me importa.”

Le doy una sonrisa de lado. “Creo que tienes una pequeña obsesión con él, no es para nada saludable,” informo.

Alice empuja mis hombros haciéndome dar un paso hacia atrás. “¿Y tú no tuviste demasiado con ser la basura de alguien más?”

“¿Qué demonios te hice para que me trates así?” Exclamo tomando sus manos para evitar que vuelva a golpearme.

“Tu simple presencia me enerva.” Si esta chica pudiera quemarme con una mirada, en este momento sería un malvavisco derretido y oscuro.

“Qué bueno que en unas semanas no volveremos a vernos.” La chica se zafa de mi agarre pero antes de que pudiera intentar algo más, alguien se entromete.

“El hecho de que a Ford no le intereses románticamente no significa que puedas culparla a ella.” Logan ahora está frente a mí actuando como mi guardaespaldas, de nuevo.

“No es asunto tuyo,” advierte la chica.

“Todo lo que se relacione con Ford me importa.” Repite las mismas palabras de Alice y eso basta para que ella haga un berrinche y se vaya. A mi lado hay una piedra, si se la arrojo a los pies no sería tan malo.

“No la escuches, está celosa,” murmura el chico empujando mi espalda con su mano para caminar junto a él.

“¿De mí?” Es difícil creerlo cuando ella cree que todos tienen celos de ella.

Logan asiente. “Digamos que mi primo no le da a Alice la atención que ella quiere.”

Bufo. “Nunca supe por qué se separaron, es decir, durante los primeros dos años su grupo era irrompible,” comento. “Hacían casi todo juntos. Incluso Alice y Ford estaban saliendo.”

Recuerdo cuando Alice empezó a presumir de su nuevo novio hablando en voz alta durante una clase de estudio. Esa era su forma de informar sin hacerlo tan obvio. Claro que la idea sólo era procurar que todos lo sepamos.

“Lo hicieron, por unos meses,” aclara, “luego Ford se dio cuenta que no eran la clase de personas con las que quería relacionarse.” Lo miro de costado. “Me habló mucho de ello,” continúa. “Sus conductas no eran algo que le agradaba,” habla refiriéndose a Tony, Paul y Alice. Eran como el grupo con el que no querrías cruzarte porque sus ataques burlistas eran los peores.

“Dicen que Paul fue quien trajo droga al campus y accidentalmente la dejó en el laboratorio para jugar una broma,” murmuro recordando ese día. Un profesor y un alumno terminaron intoxicados. “Él lo negó. Hasta llamó al abogado de su familia para apoyarlo.” Paul tuvo suerte de que su madre tuviera los contactos adecuados para salir de ese problema.

“Y Alice no es una chica simpática que digamos,” dice el chico. “Las constantes críticas sobre los demás provocó que Ford se aleje de ella.”

“¿Y ella me odia por eso?” Pregunto incrédula.

“Escuché que Ford te defendió de algo que ella dijo cuando empezaste a salir con ese idiota. Supongo que no le cayó bien.”

Suelto un largo suspiro. “Esa chica necesita calmarse.”

Toma una barra de cereal de su bolsillo y me la entrega. “Para ti,” me guiña un ojo sabiendo cuanto me gustan las barras de yogurt de fresa. “Te veo más tarde. Tengo clases.”

. . .

Ford camina delante de mí mientras bajamos al sótano del campus. El cuarto oscuro que utilizan los estudiantes de fotografía está aquí y el lugar no puede ser más tétrico.

“Alguien debería iluminar un poco mejor este sitio,” me quejo luego de pasar junto a unas cuantas telarañas.

“Bueno, creo que querían que la morgue fuese un lugar tenebroso, lo lograron.”

Casi tropiezo al escuchar eso. “¿La qué?”

“¿Morgue?” Me mira de lado antes de sonreír. “¿No sabías que solían usar este sótano como una morgue?” Mi expresión de asombro le da la respuesta. “El hospital a unas calles de aquí rentó el lugar por un tiempo hasta que construyeron la suya.”




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.