Siempre Tu.

Capítulo 13

Despierto con un brazo dormido, mucho calor y no puedo moverme porque estoy aprisionada a algo. Abro los ojos alarmada y mi corazón empieza a latir con rapidez cuando me encuentro el rostro de Ford a centímetros del mío y durmiendo con gusto.

Demonios. Estoy en su cuarto. Elsa va a matarme si no me encuentra en mi cama y sin dejarle un mensaje. A veces se preocupa demasiado.

Me remuevo incómoda intentando separarme pero él me atrae más. Intento nuevamente esta vez con éxito pero termino cayendo sentada en el piso. Escucho una risa detrás de mí y veo a Ely, el compañero de cuarto de Ford.

Me sobresalto tomando un almohadón y cubro mi cara. “Me preguntaba cuando ibas a despertar y volverte loca,” oigo.

“¿Cómo fue que me quedé dormida?” Pregunto en voz alta.

Ely come de una bolsa de papas. “Lo trajiste y se cayó encima de ti, luego no te dejaba ir y te quedaste dormida.”

Imágenes de la noche anterior me golpean de repente.

“Eres más pesado de lo que pensé,” me quejo mientras cargo parte de su peso por la escalera. Si mi espalda duele en la mañana será su culpa.

Esconde su rostro en mi pelo. “Debo crear músculos por si luego debo cargarte a ti,” murmura.

“¿Acabas de decirme gorda?” Le lanzo una mirada acusatoria. “Aún estamos en la escalera, puedo empujarte sin problemas,” advierto.

Una vez que llegamos a su cuarto, me apresuro en sacar la llave que lleva en su bolsillo. Al menos se dignó de llevarla con él o de lo contrario estaría durmiendo en el pasillo.

“Cuidado donde tocas,” dice antes de soltar una risita. Empujo la puerta y Ford se tropieza con la pila de ropa que se encuentra cerca de él.

Bufo. “¿Quieres ver por dónde vas? Despertarás a tu compañero.”

Hace un sonido con su garganta. “A Ely nada lo despierta, salvo el tono de llamada de su madre. Está loca y se pone peor si no le responde,” balbucea.

Lo empujo a su cama y me lleva con él haciendo que mi mejilla choque contra su nariz.

“Suéltame,” susurro manteniendo mis manos a mis lados.

“Nunca.” Coloca sus brazos a mí alrededor y evita que pueda ponerme de pie.

Me sacudo con violencia pero eso solo hace que me apriete más fuerte contra él. “Eres tan molesto,” gruño. “Déjame ir, tengo que dormir o me dormiré en clases.”

Su aliento golpea mi mejilla. “Duerme aquí, te necesito por si quiere vomitar.”

“¿Quieres usarme como una recogedora de vómito?” Inquiero disgustada.

“Sí, ahora duerme.”

Luego de eso recuerdo que sólo caí dormida del cansancio.

“¿Fuiste testigo de todo eso?” Pregunto esperando a que me dijera que no y que solo lo imaginó.

Asiente. “Son muy ruidosos,” se burla.

Miro hacia la ventana y la luz del día me hace cuestionarme algo. Mierda. Ahora, ¿cómo voy a salir de aquí sin que los demás piensen cualquier cosa?

Mis ojos van directo al chico aun dormido y le lanzo el almohadón que está en mis manos. “¡Despierta!”

Ford pega un salto y mira hacia todos lados con confusión antes de verme directamente. “¿Qué haces aquí?”

“Levántate y ayúdame a escabullirme o voy a torturarte de por vida,” amenazo poniéndome de pie para mirar por la puerta. El corredor está lleno de estudiantes. Miro el reloj en la mesa de luz de Ford. 8:16 am. Si me apresuro puedo llegar a la clase de las 9:00.

“Mi cabeza me está matando,” se lamenta.

“Sí, pero anoche estabas muy feliz,” ataco. Tomo el teléfono de Ford y se lo arrojo. “Llama a Logan y piensen en una solución.”

Veinte minutos más tarde, Logan me carga sobre su hombro cubierta con una sábana oscura mientras Ford carga la parte de arriba de un muñeco de práctica para primeros auxilios que pidió prestado de uno de los chicos que estudia medicina.

“Nada que ver muchachos, el centro de medicina necesita ayuda para mover unas cosas,” anuncia orgulloso.

“No lo hagas tan evidente,” murmuro entre dientes.

. . .

“¿Pasaste la noche con Ford?” Elsa se ríe sentada en su cama. Mantengo mi cara contra la almohada intentando ocultar mi vergüenza. Sólo espero que Ely no haya abierto la boca y que ahora no sea un chisme más recorriendo el campus.

“Sólo fui una buena persona y lo acompañé hasta su cuarto,” aclaro con molestia.

La chica me arroja uno de sus almohadones. “Tengo curiosidad de saber cómo es Ford en estado de ebriedad. Creo que nunca lo he visto beber.”

Separo mi rostro de la cama y la miro. “Porque no lo hace…hacía,” corrijo sentándome sobre el colchón. “Ayer fue el aniversario de la muerte de su hermano,” comento.

El rostro de Elsa cae un poco. “No lo sabía.”

“Yo tampoco,” suspiro. “Nunca dijo nada sobre eso. Supongo que es de las personas que prefieren mantener cosas en secreto y lo entiendo.” Recuerdo sus ojos cargados pero no dejó salir ni una lágrima. “Estaba muy mal,” añado. “Es la primera vez que lo veo así. Es decir, los años pasados parecía disimularlo bien o no le prestaba tanta atención.”




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