Siempre Tu.

Epílogo

Ocho meses más tarde.

Lo odio. Odio su cara horrorosa parecida a la de un gremlin, especialmente cuando duerme porque siento la necesidad de besarla. Odio la forma en la que hace esa estúpida mueca con su boca porque lo hace irresistible. Odio su sarcasmo rápido porque no puedo seguirle el juego por lo astuto que es y la forma en la que me mira como si fuese lo único que quiere ver porque me hace sentir tan tímida y vulnerable ante sus ojos. Lo odio tanto porque me hace sentir mucho. Cosas lindas, verdaderas. Me hace creer en un futuro a su lado y es lo que más ansío en este momento, porque me hace amarlo. Lo amo.

Amo a Ford Lawrence.

“Tus padres nos esperan, ¿qué estás haciendo?” Pregunta Ford guardando su teléfono. Decidimos pasar una noche en el hotel cerca del aeropuerto antes de pasar directo a la casa de mis padres para pasar las fiestas. “Esta maleta no cierra,” me quejo poniendo todo mi esfuerzo para que el cierre haga tu trabajo y asegure todo el contenido.

Ford bufa con gracia y me ayuda. “Te dije que no compraras tantos regalos.”

Aparto un mechón de mi frente algo sudada y suspiro. “Estaban a mitad de precio. Además tus padres también estarán ahí, por supuesto que iba a comprarles algo.”

Luego de la graduación decidimos hacer un pequeño viaje improvisado a varios lugares y acabamos de regresar de Finlandia. Sin duda fue una de las mejores ideas que tuvimos en mucho tiempo. Ford aprovechó para tomar cientos de fotografías, yo para escribir. Conocimos mucha gente, muchos lugares, muchas historias. Tenemos un dosier lleno de material con el propósito de hacer un libro propio.

“¿Quieres impresionar a mis padres?”

“Sí,” contesto sin rodeos para escuchar la risa del chico junto a mí.

“No necesitas regalos para eso,” asegura. No he visto a los padres de Ford desde que éramos niños y nunca tuve una presentación formal por lo que considero que esta es la primera vez que voy a tratar con ellos y quiero que todo salga perfecto.

Lo miro de reojo. “¿Vas a decir que mi increíble personalidad hará todo el trabajo?”

“Me leíste la mente,” sonríe.

“De todas formas estoy llevando los regalos. Ayúdame.” Ford levanta la maleta y la deja junto a la puerta con los otros bolsos de viaje.

“¿Jack y Viv irán?” Pregunta.

Asiento de inmediato, entusiasmada de volver a verlos. “Ese es el plan, será la primer navidad que pasarán aquí como pareja casada.” Luego de la boda hace unos meses, volvieron a Francia porque su vida está allá pero prometieron volver siempre que se diera la oportunidad.

“Y será nuestra primer navidad juntos,” murmura el chico colocando sus manos en mi cintura.

“Jamás pensé escuchar eso.” Paso mis manos por sus hombros. “Tengo un regalo para tí.”

Me aparto de él y corro a mi bolso de mano para sacar una cajita decorada con un papel en motivos navideños.

“¿No va a explotar o sí?” Inquiere jugando cuando la toma.

“¿Te olvidas que tú eras el malvado en esta relación?”

Ford sonríe y besa un costado de mi cabeza antes de abrir la caja. Su mano rosa el collar cuya pequeña medalla de plata tiene grabado el símbolo de la palabra Respirar en sánscrito. El mismo que su hermano tenía tatuado en su muñeca.

“Creí que te gustaría compartir algo más con él,” digo. “Cada vez que te sientas ansioso o te duela su recuerdo, espero que puedas mirar este dije y calme tu pena.”

Cuando estaba buscando qué regalarle, recordé que me habló del tatuaje de Will y lo mucho que significaba para él. Ahora Ford tendrá su propio recordatorio de que por más que el dolor nos haga caer, debemos respirar profundo y continuar nuestro viaje porque siempre hay algo mejor esperando por nosotros.

No dice nada pero sus ojos conmovidos me lo dice todo. Me abraza en silencio y puedo darme palmaditas en la espalda por otro buen regalo conseguido.

“Iba a entregártelo en el día de navidad pero no puedo contenerme, es una debilidad para mí,” admito.

Ford me da un beso largo y sonríe. “También tengo algo para ti.” De su bolsillo trasero, saca la foto de un cachorro en color negro con orejitas caídas y un lindo moño en su cuello.

“¡Es adorable!” La admiro con ternura. “¿Quién es?”

“Es tuyo,” responde.

Levanto mis ojos hacia él. “¿Qué?”

“¿Piensas que no me he dado cuenta de todas las veces que ves imágenes y videos sobre cachorros?” No voy a mentir que tengo una carpeta en mi teléfono con fotos de Pinterest y de los animales que iba encontrando durante nuestro viaje. “Peanut acaba de ser rescatado y necesita alguien que lo ame toda la vida,” explica. “Además, será divertido tener otro compañero de viaje.”

Abro mi boca sin saber cómo reaccionar. “¿Me acabas de regalar un cachorro?” Pregunto sin darme cuenta que sueno como una niña pequeña.

Suelta una risita y afirma con su cabeza. “Lo buscaré la próxima semana. Me faltan comprar unas cuantas cosas pero pensé que te gustaría ayudarme.”

“¡Sí! ¡Sí a todo!” Salto sobre él abrazándolo con fuerza. “¡Estoy tan emocionada!”




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.