Siempre tuyo, princesa Aurora

Capítulo 4

Mis dos grandes habilidades son: desaparecer en menos de diez segundos y pasar desapercibida en un montón de personas. Nunca me ha gustado ser el centro de atención, odio rotundamente eso. Si alguna vez pasara eso, me muero de vergüenza, mis mejillas serian dos tomates y mis piernas flaquean hasta ya no poder sostenerme. Una perfecta combinación que no me atrevo a intentarlo.

Regresé en quince minutos a la residencia y vuelvo a encender la laptop, y pongo una película en Netflix. Casi para finalizar, la luz de mi celular se enciendo, alertando un mensaje en WhatsApp. Es Julián.

Durante todo ese tiempo que estuvimos separados, no hemos podido tener una comunicación constante ya que bien él estaba inactivo o yo estaba inactiva y era muy complicado con la diferencia de horario. La mayoría de nuestras conversaciones eran un “hola” “¿Cómo estás?” “Ya es tarde, me tengo que irme” o “voy a salir.” En tan poco tiempo empecé a sentir que todo cambiaba y culpaba inconscientemente a mis padres.

Ahora que me hablaba, me sentía muy feliz y que ahora sí podríamos tener una buena charla.

Julián: Aurora, te tengo una buena noticia

Yo: dime de que va?? :3

Julián: Bueno, voy a estudiar en Nueva York ;)

¡¿Qué?! ¡Oh por mi madre María! ¿Cómo sucedió eso? Salto de alegría hacia un ridículo baile de caderas. ¡¡Mi mejor amigo vendrá a Nueva York!!

Yo: Ahhh!!! Estoy emocionada. Cuando vienes??

Mando algunos emoticones de gritando y festejando.

Julián: En estos momentos estoy saliendo de California. Te veré en nueve horas.

Yo: q hacías en California??? Si se puede saber :/

No me comento nada de eso.

Julián: Bueno fui un rato a hacer turismo cuando me abandonaste en Madrid L

Yo: Ñep ñep lo lamento. Ok, a ver… llegaras en la madrugada. Quieres q te recoja?? :/ :7

Julián: No, no te preocupes. Mañana nos encontramos para desayunar juntos. Te parece??J

Yo: Perfecto. Te veo en la mañana ;)

Julián: Si, un beso enorme, preciosa. El avión ya está despegando. XoXo.

Olvidé contar que encontré a un amigo que se parecía mucho a mí. Lo conocí en Madrid, para ser exactos en el metro del Sol, él estaba ahí cantando, mientras que yo y mi abue mirábamos embobadas hacia el chico tan lindo que maravillaba con su voz a todas las féminas. Él solo me miro con una sonrisa tan linda y siguió haciendo su acto sin despegar los ojos de mí. Como la cobarde que soy, me fui hecha un tomate. Lo que nunca imagine es que me encontraría con él en las pésimas condiciones que probamente me fusilaría sin vuelvo a recordar. Desde ahí, no sé cómo ocurrió, en un abrir y cerrar de ojos nos volvimos inseparables y nos convertimos en mejores amigos.

Recuerdo la promesa que me hizo una noche antes de venir a Nueva York. Si, sé que nuestra amistad no terminaría ahí y eso fue lo que hizo. Vino por mí.

Terminando la película, puse la laptop en la mesa de noche y me dormí profundamente.

A la mañana siguiente, me caigo de mi cama al oír Straboy de The Wheeknd de tono de llamada. Julián.

  • Maldita sea, Julián. Es de mañana – iba a decir es de madrugada, sin embargo, ya no importa, no quiero replicar mi tonto comentario.
  • Estoy consciente que es de mañana – escucho su risa.
  • Es de madrugada – me levanto del suelo – necesito dormir.
  • Es las ocho. Despierta que iremos a desayunar.
  • El otro año, siiii… - me lanzo a mi cama y me envuelvo con mis sabanas.
  • Ok, si eso quieres. Entonces publicaré esa foto tuya donde estas saltando como una niña mirando a…

Salgo de la cama en menos de dos segundos.

  • Ni se te ocurra hacerlo. – Las fotos son cuando miraba embobada a Kevin López, un chico que era mi amor platónico hasta que decidió salir con una Barbie endemoniada.
  • Solo decía – escucho una risa.
  • Eres un idiota, ¿lo sabias?
  • Si, si lo sé. Y sé que me quieres así. – maldito presumido – Mándame la dirección de tu habitación para ir a recogerte.
  • Ok – cuelgo y le mando la dirección.

Me pongo unos pantalones negros ajustados más una sudadera, zapatillas converse y el cabello tensado. Listo. 

Salgo del edificio y bajo las gradas hacia la calle. Espero unos quince minutos hasta que una conocida camioneta se acerca. Baja las ventanas revelando al mismo chico de impresionantes ojos cafés, una piel bronceada por el verano y un cuerpo escultural cubierta por unos pantalones azules rasgados y un polo negro.

  • ¿Me extrañaste? – olvide decir que muy vanidoso.
  • No, nada que ver – respondo sarcásticamente.
  • Oww que pena, Aurora. Yo sí que te extrañe – dice guiñándome el ojo.

Subo en el asiento de copiloto y me abrocho el cinturón de seguridad. En la radio suena Miss You de Clean Bandit y Julia Michaels, y tarareo la canción mientras nos adentramos en el horroroso tráfico.

  • ¿Cómo has estado? – pregunta.
  • Ya sabes, hay algo bien y tú.
  • Bien, hice turismo en Francia y California antes de que inicié las clases.
  • Maldita sea, seguro que te divertiste – finjo molestarme.




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