De un abrir y cerrar de ojos, termino el fin de semana. ¡La pesadilla de todos los jóvenes del mundo, comienza! pienso resignada, sin ánimos de empezar el día.
Había pasado el mejor fin de semana con Julián. El sábado conocimos todo Times Square y sinceramente quede impresionada con sus grandes pantallas de publicidad. Compramos muchos recuerdos (llaveros, polos con la estampa de I Love New York, comida basura, ropa para nuestros armarios, zapatos y mucho más) y finalmente, nos tomamos muchas fotos y lo subimos todo a Facebook.
El domingo no fue la excepción. Fuimos a Central Park, comiendo muchos Hot Doggs llegamos al zoológico y estuve muy alegre pensando conocer a Martí la cebra o a Alex el león de Madagascar. Entramos y mis ilusiones fueron matados de un golpe; la cebra me miraba sin hacer nada y el león solo dormía, aunque sabía que esto probamente pasaría, realmente decepciono.
Regla número uno: No tener ilusiones de niña.
Después de mi terrible visita del zoológico, Julián me lleva a conocer su apartamento que está ubicado a diez minutos de la universidad y de la residencia. Cuando entramos, me quedo boca abierta; todo está completamente amueblado con la más fina decoración. El blanco inunda la habitación, las persianas rojas hacen juego con los sillones y la mesa de centro, la cocina es de acero inoxidable y que decir de la habitación de Julián, lleva un gran armario, un escritorio con su laptop, un pequeño estante y una hermosa cama que seguramente es tan cómoda.
Me llevo a mi casa a eso de las once de la noche y me prometió que vendría mañana a recogerme para desayunar juntos.
Abrí la puerta y encontré a Katrina encima de un chico de cabello negro. Ambos me vieron y trataron de colocarse su ropa en su lugar. Solo atino a darme la vuelta y no ver esta escena para mayores de dieciocho.
Con un leve “listo” decido dar la vuelta.
¡Ohhh mi Dios! Creo que se la devoro literalmente con ese besote. A mí nadie me beso de esa manera, mejor dicho, no bese a nadie en mi vida. Sí, soy una retrasada en besos.
Katrina se mata de risa y se duerme diciendo que mañana me contara lo resto con lujo de detalles.
…
Aquella mañana me desperté dos horas antes ya que mi primera clase inicia a las nueve. Sí, sé que es un poco tarde, pero mejor prevenir que lamentar, además como era nueva tenía que ubicar en donde demonios estaba la facultad de Humanidades. Por lo tanto, ir a la universidad unas horas antes era la mejor idea para poder tener una búsqueda tranquila sin nada de complicaciones.
Katrina se fue una hora antes vistiendo unos shorts cortos más un polo de tirantes, seguramente para impresionar y hacer salivar a varios hombres.
Con tranquilidad, me meto a la ducha cantando Last train to London de Electric light orchestra