La Tierra. Año 2025.
Te encuentras en tu cama, es un día de los que despiertas y piensas que es mejor no salir de ella. Últimamente habías tenido acontecimientos duros, como por ejemplo la muerte de tu tía Emily debido a la traición de otro familiar. Nunca lo conociste pero sí habías escuchado leyendas sobre el terror que implantaba a cada planeta al que iba. Finnick era su nombre, y estabas segura de que jamás querrías encontrarte con él porque sabías, sin lugar a dudas, que no podrías controlarte si lo vieras...¿Cómo pudo hacer eso a Emily? te preguntas.
Mientras tanto, entre la resignación, consigues levantarte. Mueves las cortinas y apoyas tu cabeza en la ventana. Desde tu habitación puedes observar cómo la plaza se llenaba de personas de todos los lugares ya que hoy era el día en el que los Asgardianos visitaban la Tierra. Casualmente llaman a la puerta.
Thessa (madre): ¿Aún sigues así? Quiero que estés lista en menos de 5 minutos.
T/N: ¿De verdad tengo que ir a ver cómo Dioses de otro planeta vienen? Pero si puedo verlos desde aquí.
Thessa: Gracias a ellos hoy podemos dar comienzo a un nuevo día. Muchos Asgardianos han dado la vida ¿te parece poco? Sé que no estás bien por Emily, pero también pasan muchas cosas importantes que no debes dejar de lado T/N.
T/N: Estaré lista en 5 minutos, madre.
Y ahí es donde te das cuenta que no todo gira entorno a ti, y que hoy ir a la plaza con muchos habitantes de todo el Universo es un lujo que no podría haber sido, principalmente, sin esos hermanos. Además, ya tenías curiosidad por saber quiénes eran.
Una vez llegas al salón te alegras de ver a Natasha, para tí siempre ha sido como una segunda madre. Te daba seguridad, buenos consejos y, al menos, ya tenías claro que ibas a pasarlo bien.
Natasha: No entiendo cómo puedes dormir tanto T/N
T/N: ¡No estaba durmiendo! Solo que...bueno...
Natasha: Sé lo que sientes. Ya hablaremos de ello más tranquilamente. Ahora vamos a divertirnos.
Llegas a la plaza, a veces hasta pierdes de vista a Nathasa. Nunca habías visto a tanta gente en un lugar y eso te estaba agobiando hasta que, entre el bullicio, lo ves. Pelo negro hasta los hombros, alto, muy alto. Ojos azules y desde luego, algo más mayor que tú. ¿Por qué me está faltando el aire? te preguntas. Un calor abrasador en tus mejillas que no entendías, y un sudor en las manos que nunca jamás antes habían aparecido.
Natasha: T/N ¿estás bien?
T/N: ¿Quién...quién es él?
Natasha: ¿Cuál de los dos? Son los hermanos de Asgard, hijos de Odín...bueno, al menos el rubio que se llama Thor, Dios del trueno.
T/N: ¿Y cómo se llama su hermano? En vez de una fiesta parece que está en un funeral, apenas sonríe.
Natasha: Él es Loki, Dios del engaño. Si se ve tan serio es, porque él es así. Creo que nunca ha sonreído, ni si quiera cuando el Universo se puso a salvo.
Desde entonces, no le quitas ojo. Él se muestra sereno, y alguna vez que otra echa una risa sarcástica cuando Thor comenta la hazaña. De hecho, te alegras de que tu madre te hubiera mandado a venir, desde la ventana de tu habitación no podrías haber sentido lo que comenzaste a sentir estando allí.
Dejaste de ser consciente de la realidad, y Natasha hace que regreses a ella.
Natasha: ¿Ya ha acabado la celebración? Todo el mundo se está comenzando a mover
T/N: Mmh, no. Ayer escuché la conversación de mis padres y tienen preparado una especie de banquete con barra libre ¡yuuuhu, vamos a ver cómo Steve Roger quiere obligarme a comer esos panecillos de Urión que hace que me entre náuseas!
Natasha: *ríe* Steve Rogers siempre hace cualquier cosa para tener una reacción tuya.
T/N: Sí, sabe como hacerme enfadar. ¿Vamos? (indicándole con la mano el edificio donde se iba a dar lugar la comida)
Aquello parecía un rebaño de ovejas. No sabes cuántas piernas contaste en el trayecto entre el silencio que se hizo con Natasha porque pensaste que la mejor idea era contarlas como remedio para tu ansiedad...sabías que en el banquete iba a estar Loki. Y querías descubrir todo sobre él, todo lo que tenía que ver con los sentimientos que despertaron en tu interior.
T/N: ¡¡¡Ah!!! ¿Pero quién me ha pisado el talón?
Loki: ¡Perdón!
¿CÓMO? Loki estaba detrás tuya y te había pisado los talones casi descalzándote el pie izquierdo. Te quedaste mirando extrañada, con la cabeza bien inclinada hacia arriba porque de cerca aún era más alto.
T/N: ¿Pero, tú no deberías haber llegado ya al banquete? Saliste el primero, ¿qué qué ...qué haces aquí?
Loki: Vaya, ¡perdón señorita! A la próxima podrías escoger unos zapatos que fueran de tu talla.
T/N: O...quizás ir tú con más cuidado, ¿no?
Y una sonrisa se dibujó en su pálida cara. Loki, el mismo que Natasha te describió como la persona más seria del mundo y al que viste con una actitud de no estar a gusto en toda la entrevista...sonrió. Entonces, tu canción favorita recorre todo tu cuerpo, porque su sonrisa te hizo recordarla. Esa sensación de euforia la podías sentir por todas tus venas.
Loki: ¡Nos vemos, señorita!
Y de un momento a otro desapareció, tenías ganas de descubrir cosas de él, por lo que aprendiste que podía teletransportarse.
Natasha: ¿Qué ha sido eso?
T/N: De un momento a otro apareció y me pisó ¡ni una disculpa!
Natasha: Me refiero a ti, hay algo que ha cambiado. ¿T/N? Hacía tiempo que no veía el rostro que dejas ver ahora.
T/N: ¿Qué dices? Natasha, parece que estás siendo un poco Steve Rogers.
Natasha: Claaaaaro... *comienza a reirse* ¡Mira, por fín estamos llegando!