Siendo Madre, La Memoria Del CorazÓn.

Capitulo 7

Capítulo 7

 

—¿Estás segura de que puedo tomar alcohol? —mi hermana me ha traído a un tipo de lugar que no creí regresar —Estoy muy vieja para esto.

—¿Vieja? —me mira con indignación —Ahora es cuando, dicen que la tercera calentura de una mujer es lo mejor.

—¡Summer que acabas de decir!

—Nada, se lo escuché alguna vez a Daniel —hace un gesto con la mano —Vamos dentro.

—Yo debería estar con mi hijo —me quejo.

—Solo por hoy Nora, solo por hoy compórtate como nunca más lo vas a hacer. 

—No quiero —ignorándome, me arrastra hasta la entrada de las luces leones, creo que en mi juventud si viene a una discoteca tres veces fue mucho, y ninguna para recordar.

Me sorprende la facilidad con la que entramos, tal parece que Summer es mu popular en este lugar, al menos con los trabajadores del sitio.

—Señorita —la reverencia del mesero es excesiva —¿Dónde siempre?

—Summer, aquí es donde haces los retiros espirituales que le haces pagar a mi padre —mi hermana me pega un codazo que me hace toser —. Esta niñita.

—No quiero una mesa normal.

—Pero… —el mesero es interrumpido por mi hermana. 

—Por favor.

Una botella de tequila, es lo que Summer pide, alzo una ceja al verla tomarse cada copa como si fuera agua —Calma, no quiero lidiar con borrachas y menos sin experiencia —y era verdad, no recordaba haberla visto tomar, algo más que unas copas de vino o champán en las reuniones de negocios o familiares. 

—Toma tú también —toma la botella y me sirve mi copa —Piensa en eso que tanto daño te hace y lo tienes atorado en la garganta, esto hermana te ayudara que duela más y es maravilloso.

Las palabras de mi hermana suenan crueles y reales a la vez, lo sucedido con Charles llega a mi mente e inmediatamente me empieza a dolor el alma por lo que le hago caso, llevo la copa a mis labios y me bebo todo de un tirón. El ardor en mi garganta me hizo cerrar los ojos, pero cuando los volví a abrir sentí un alivio inexplicable.

—¿Te encanto?

—Me encanto —golpeando la copa con la mesa le digo que me vuelva a servir, ahí empezó una cuenta perdida de alcohol. 

—Bailemos Nora…

Y claro que lo hacemos, la música está tan fuerte que solo hace movernos aún más, puede que nos hemos vuelto el centro de atención en medio de tanta gente, pero solo esta vez no me importa y creo que se debe al efecto de alcohol, ahora todo lo veo distorsionado y con inusual entusiasmo.

—Solo quiero llegar a la botella que me haga olvidar —los ojos llorosos de Summer son un reflejo de los míos, la abrazo fuertemente.

—Necesitamos otra botella —ella asiente. 

Una tercera botella es dejada en la mesa —Nunca he bebido tanto antes —la voz de Summer parece demasiado alta.

—Yo tampoco —no entiendo por qué, pero me estoy riendo —¡Salud, conejo, por ese enigma de hombre llamado Charles!

—¡Salud, Y yo brindo por mi estupidez! —dice a riendo chocando nuestras copas —Simplemente no aprendo.

—¡Salud!

Nuevamente, las copas dejan de ser cotadas, la noción de cordura y sensatez empiezan a brillar por su ausencia, aunque lo poco que queda me dice que mañana voy a estar muy arrepentida. 

—¡Zorra! —esa voz femenina no la conozco —¡Zorra! —una pelirroja de vestido corto y ojos muy pintados le está gritando a Summer.

—¡Oye que te pasa, no te metas con mi hermana! —en segundos estoy enfrente de la chica.

—No te metas, tu hermanita es una zorrita que anda de rogona tras mi hombre.

—Déjame en paz, no sé ni quién eres —le habla mi hermana.

—Te vi —la señala —En la fiesta de los Dankworth.

—Créeme que no estaba ahí por gusto, por mí puedes comerte a Roman entero si te da la gana, no tuve y no tengo ninguna relación con él más que de familia y por desgracia esa no la puedo romper.

—¿Todo esto es por Roman? —miro el desasosiego de mi conejo y me lleno de ira, tomo a los pelos pintado del brazo —Deja a mi hermana en paz, si quieres conseguir la atención de Roman estás buscándola con las personas menos indicadas. 

—Suéltame… —.

Cuando cumplo su petición me apresuro a agarrarla nuevamente, la muy desgraciada se le va encima a Summer, sin embargo, no es necesario, mi hermana con un rápido movimiento se suelta y le pega una cachetada.

—No me metas en tu historieta de amor.

Todo el alcohol que le hemos metido a nuestro cuerpo nos hace sacar ese animal que llevamos dentro, no sé cómo se formó un escándalo en medio de la pista de baile, gritos van y vienen, entre nosotras y las mujeres que venían con esa mujer. En un momento les echo encima lo que quedaba de licor en la botella —¡Perra!

—Lo que digas —arrancar unas extensiones no está nada más.

En algún momento me alejo del caos, ya que me está empezando a doler mucho la cabeza y sin contra que todo lo empiezo a ver borroso. Unas siluetas de dos hombres parecen en medio de ese caos.



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En el texto hay: bebes, romance, amor

Editado: 13.09.2024

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