Siete Demonios

Nos veremos de nuevo, Eileen.

CAPÍTULO 1

—Hola Eileen. — El saludo de una niña llamo mi atención, eso no había pasado antes y el hecho de que conociera mi nombre me asombro. Aquella otra niña es diferente a mí porque su cabello es realmente oscuro, tanto así que no podía distinguir un cabello del otro, más bien parecía una cortina de color negro, además de ser realmente largo y estar repleto de suciedad, como ramas o lo que parece ser pedazos de hojas. Pero no solo su cabello es diferente, su ropa lo es igual, porta un vestido blanco de rara forma que se encuentra sucio, con muchas manchas de humedad y algunas otras partes verdes, como las que crecen en los pisos o paredes a los lados de lugares con agua estancada...Creo que se llama musgo.

Esa niña está cerca de mí y agita su mano derecha en busca de llamar mi atención. Ver una niña como esa asustaría a cualquiera, debido a que parece de esas de película de terror, aun así no la ignore, porque puede que solo sea una niña muy sucia que frecuenta el parque y ha escuchado mi nombre de mi padre o hermana.

Incluso puede que sea mi amiga.

—Hola, ¿Cómo te llamas? —Pregunte acercándome más a ella, limpie mis manos en mi pantalón corto de colores y me detuve a esperar su respuesta. De cerca me fije en que esa niña debe ser más joven de lo que soy, tal vez tres o dos, puede que tuviera unos seis años.

Con mis ocho años de edad podía distinguir cuando alguien necesita ayuda y esta niña de seguro lo hace, se ve tan descuidada, sus padres deben ser malas personas o muy sucios al igual que ella, ¿Tal vez sus padres no la quieren como mi madre no me quiere a mí? Aun así mamá no me permite estar sucia o con ropa extraña.

—Anna, me llamo Anna. — Su respuesta llego después de que la pequeña dejara de mirarme de manera tan atenta, miro sus manos y notando lo sucias que estaban y las intento limpiar en su vestido, lo cual no creo que le haya servido de mucho pero no me moví dejándola reaccionar de la manera en la que se sintiera más cómoda.

Me quede inmóvil al verla ofrecerme una de sus manos, sucia y pequeña. Sin darle importancia a nada, tome su mano para no parecer descortés, ya después la lavaría para no llegar sucia a casa. Mi gesto sin titubeos parece hacerla feliz porque me ha sonreído, ahora conozco sus dientes y son como todo ella, sucios.

Empiezo a pensar que puede que sea una desafortunada niña de la calle.

— ¿Dónde vive Anna? —Pregunte sentándome en el piso. Me encuentro en un parque no muy lejos de mi nueva casa, no es muy bonito pero es un espacio amplio con mucha vegetación así que supongo que cumple su función. Mi papá y hermana vinieron conmigo pero ellos estaban distraídos saludando a una amiga de papá quien esta con su hijo, un niño malo y egoísta con el que me quisieron hacer jugar pero me aleje porque no quería soportarlo más, desde ese momento tal parece que no se han dado cuenta de que me he alejado.

—Vivo aquí, en el parque — Hablo Anna señalando el parque. Fruncí el ceño, así que si era una niña de la calle. Debe ser triste vivir en un lugar como este, sin mantas o comida diaria. No sé si podría dormir en un lugar como este, luce incomodo por todos lado.

— ¿Y no tienes familia? —Mi pregunta es debido a que tal vez solo necesitaba ayuda para llegar a sus familiares, podría ayudarla a buscarlos, así no dormirá más en el frio parque.

—No, no tengo nada. —La niña sacudió su cabello. Evite mirar fijamente como caían pequeñas ramas, me estaba provocando una incomodidad cada vez más grande, y no quería sentirme así, solo quiero ayudar.

—Eso debe ser horrible. —La niña se apartó el cabello de la cara y me miró fijamente, para responderme con voz ida.

—Lo es.

No debí haberle hablado de ello, ahora se ve tan decaída y lamentable.

— ¿Quieres ser mi amiga? —Intente con una sonrisa amable de lo más de fingida en este punto, la sensación rara en mi pecho me decía que mejor me fuera y no fuera amable con ella, pero creo que solo es mi deseo por ir a lavar mis manos sucias. Sin embargo no quiero hacerla sentir más triste porque ha sido mi culpa, esas preguntas tan desagradables que le he hecho la han puesto con una expresión tan desamparada que me ha dado un remordimiento tan pesado como el de disgusto en mi pecho.

— ¡Si, si quiero! — Salto la chiquilla con una enorme sonrisa mostrando hoyuelos en cada mejilla. —Pero debes jugar conmigo primero, solo así podrás ser mi amiga.

Asentí aceptando. —Está bien, ¿Qué juego va a ser?

—Es un juego que he estado jugando sola desde hace mucho. —Dijo la niña tomando su vestido con emoción irradiante. Me hizo una señal para que a lo lejos viera un estanque pequeño de patos. —Debemos ir ahí.

Ella me tomo de uno de mis brazos para que me colocara en pie, me asuste de su gran fuerza pero me deje llevar por ella hasta el estanque de patos, los animales dueños de la albera natural se habían alejado al llegar nosotras, mire el estanque de agua verde oscuro, no podía distinguir un fondo por lo opaca que es el agua pero debe ser un estanque profundo, justo hay carteles a los alrededores que dicen que no es bueno acercarse mucho a la orillas.

Desde el lugar del estanque no se veían las demás personas en el parque, no mucha gente se acercaba por esta zona porque los patos perseguían a la personas, pero en este momento estos estaban muy calmados a un lado del pozo, lo cual me pareció bastante extraño porque solo hace unos días me habían perseguido por un buen rato nada más por acercarme un poco.

—Entra. — Dijo la andrajosa niña. Esta señalo la alberca, la mire negando con la cabeza, no haría algo como eso, el pozo no era un lugar para entrar, además estaba profundo y sucio.

—No puedo hacer eso. —Me negué. Me solté de su agarre tratando de mantener la calma, lo último que quiero es pelear con una niña más pequeña y sin padres.




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