MELANIE
Las escenas de lo que había ocurrido entre Antuan y yo, habían estado apareciendo constantemente en mi mente, y era de lo que más me había arrepentido hasta ahora. Lo medité sentada en mi colchón desgastado, mirando a Beth del otro lado, todavía molesta. Sin querer salir, sin querer comer, sin querer hacer nada. Me reprendí mentalmente, y suprimí todo. Lo que ahora necesitaba era ver a mi madre, ella manejaba papeleo importante, ella sabía y conocía esto a la perfección, y también lo estaba ocultando demasiado bien.
Moví un poco a Beth, que gruñó cuando lo hice.
—Necesito tu ayuda —murmuré, y eso la hizo descubrirse el rostro.
—¿Para qué soy buena?
—Debo ver a mi madre, necesito pasar desapercibida, que nadie se percate que me fui, hasta que ya esté lejos —explique, provocando un gesto de holgazanes en su rostro.
—¿Qué debo hacer? —inquirió, como no queriendo hacerlo.
—Hablar con ellos, dejar que te expliquen, de todas formas, iré con mi madre también para eso.
Hizo un sonido de abrumada, y después asintió.
—De acuerdo —mofó, pasando sus manos sobre su rostro.
A Beth siempre le salía mejor cuando se trataba de llamar la atención, y no sería difícil meter una discusión con ella de por medio.
—Prométeme que no tardarás —pidió, levantándose lentamente, mientras hacía un moño en su cabello.
—No prometo nada, solo quiero que comas un poco —pedí, tocando levemente su hombro.
Beth salió de la habitación antes que yo, y pude apreciar los movimientos de abajo, y fue mi oportunidad para poder huir. Aunque no iba hacer fácil salir por donde todos me verían, me las ingenié, aparte que no podía ver a Antuan a la cara después de lo de ayer; y ciertamente sentía que todos se habían percatado de lo sucedido. Caminé escalera abajo, y Beth los había sacado, pude ver a todos fuera, incluso a Irina que, aunque permanecía alejada, estaba atenta; tomé el camino detrás de la cabaña, entre los árboles y las matas que habían crecido por la lluvia, me escabullí hasta llegar al túnel.
....
ELIZABETH
Las miradas estaban clavadas en mí, esperando que abriera la boca, pero, de hecho, no tenía qué decirles, solo era para darle tiempo a Melanie.
—Deja que te expliquemos con exactitud lo que eres...
Puse un dedo de frente, mascando mi goma, dejando callado a Marcus, con lo que iba a decir en el aire.
—No me importa lo que haya pasado entre tú y esa chica —señalé a Irina con la cabeza, pero ella no estaba muy interesada, casi como yo lo estaba—. Da igual, solo sáquenos de aquí, y listo.
Antuan miró a otro lado, haciendo el mismo gesto de siempre cuando yo abría la boca.
—Tiene razón —habló James—, dejémonos de engaños tontos, tomemos lo que necesitamos, y vámonos.
—No creo que sea tan sencillo —reprendió su hermana.
—No lo es —Terminó Irina, que ahora, me agradaba menos.
—Ciertamente todos sabemos que no es sencillo —comencé, y no me iba a detener—, por algo, supongo, estamos tomando ese absurdo entrenamiento.
Me crucé de brazos, mascando con exasperación y, todos asintieron a lo que dije, porque era cierto, si fuese sencillo, desde el primer día no estuviese aquí, nadie. Y, creía pensar que todos lo sabían. Todos miraron a Antuan.
—Ahora que saben la verdad, a medias —proclamó Perla, sorprendiéndome por el tono de su voz agresor—, creo que es hora de partir.
La miré levantando las cejas, claro, la ñoña sabia porque decía que a medias; Antuan le hizo un gesto de reproche.
—¿Y Melanie? —Y entonces lo arruinó James.
Todos voltearon alrededor; como si ella estuviese entre un matorral, esperando a salir a asustarnos a todos. Volteé los ojos.
—Dormida —bufé.
—Ve por ella y dile que estamos en una reunión —ordenó Antuan. Elevé una ceja, mirándolo mal.
—Ve tu —mofé, sabía que no iría, era un tonto cobarde.
—Iré yo —mencionó James, e hice una mueca, ciertamente este no tenía escrúpulos.
Los vimos meterse a la cabaña; y sabía que perdía su tiempo, pero eso le daba a Melanie el suyo.
—Betty —susurró Marcus, tomando mi mano sigilosamente, recatándose de que no nos presten mucha atención—; dime que estarás bien.
Marcus era una persona muy distinta a todos en este círculo, él se fijaba dentro de lo que cada uno sentíamos, quizá más que nadie, y eso me gustaba bastante de él.
—Quizá dejaré de ser grosera —bromeé, haciendo que alargue una sonrisa—, bueno, un poco —Apunté.
James salió con un rostro llenó de pánico, y de inmediato todos le siguieron la corriente, sin saber nada.
—No está en ninguna habitación —habló. Aunque me costaba mucho fingir cualquier cosa, fingí sorpresa.
—Ahí estaba cuando salí —indiqué, tontamente.
—La vi irse por los arboles —Señaló Sophia, y cerré los ojos, de pronto, todos, incluso Irina, me miraron. Me encogí en hombros.
—Fue a ver a su madre —aclaré, tirando un bufido.
—¡Te dije que no era seguro contarles nada aún! —gritó Antuan a Marcus, que también parecía preocupado. ¿Por qué se preocupaba tanto por ella?
—Debiste explicárselo bien —contestó Marcus, con tranquilidad.
—Ciertamente nadie lo hizo correctamente —se metió Irina. James comenzó a caminar a la cueva.
—Voy a buscarla —dijo, pero Katherine lo tomó de la mano.
—Creo que es peligroso que vayan, porque si van varios es más probable que la delaten.
Tenía un buen punto, debía admitirlo.
—¿Y si la atrapan? ¿cómo sabremos que lo hicieron? —quiso saber Perla. Otro buen punto.
Ahora mismo sentí miedo, cómo pude dejarla ir como si nada, maldita manía de pensar las cosas después, y maldita necedad de Melanie. Antuan parecía muy frustrado, y daba vueltas.
—¿Cómo la dejaste ir sola? —Me reclamó.
Ni yo me lo explicaba, esta vez no tenía la revancha en mis labios.
—Cálmate, Antuan, iremos a buscarla —compuso Marcus, tomándolo por los hombros y alejándolo de todos.
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Editado: 18.07.2025