—¡Uf, qué calor!—gimió Sachi agitando con desgano un abanico de seda que había comprado en un pequeño puesto del pueblo, junto a otros cuantos recuerdos como un llavero en forma de muñeca matrioska que compró Kenny.
—Y que lo digas, me sudan las pelotas
Sachi asintió con los ojos cerrados—Sí, me pasa lo mism...—detuvo sus pasos al procesar las palabras que escuchó, las cuales solo podían venir de Kenny, ya que Darcy fue a comprar unas cervezas a la taberna—¿Qué? ¡Imposible! ¿Tú dijiste eso?—giró espantado a ver a su amigo, quien nunca en su vida hablaría de una forma tan vulgar.
—¡Espera! Yo no he sido—dijo el moreno con el rostro tan rojo como la camiseta que llevaba puesta. Señaló disimuladamente hacia a un banco a su izquierda, donde un hombre de mediana edad, ajeno a su conversación, fumaba una pipa y leía el periódico—Fue ese tipo—susurró al oído del rubio, el cual sin pizca de cuidado lo observó.
—Esta juventud tiene mucha energía, no sabes cuánto los envidio, chavales—dijo el hombre, cerrando el periódico con un suspiro. Dió una profunda calada a su pipa y acomodó su sombrero sobre su cabello castaño, largo y algo desaliñado que caía por su rostro, el cual tenía cicatrices en la boca, como finas líneas que parecían cocer sus labios. Unas ojeras profundas delineaban sus ojos y una escasa barba cubría su mandíbula.
—¿Y quién demonios eres tú?—Sachi arqueó una ceja con un rostro arrogante. Siempre fue un chico alegre y divertido, pero aveces se le salía un lado más desafiante.
—Oye, cálmate—Kenny cubrió la boca de su amiga con una mano y forzó una sonrisa—Lo siento mucho, mi amigo a veces es un poco brusco, pero en el fondo es una buena persona—intentó mejorar la situación.
—Muy enérgicos—El hombre se acomodó en el banco con una sutil sonrisa y con un gesto los invitó a centrarse a su lado—¿Tienen tiempo para hablar? Hace mucho que no tengo una buena plática con personas tan interesantes.
Kenny pensó por un segundo y miró a Sachi, quien lo fulminaba con la mirada como diciendo: "¡No!". Eso hizo que el moreno aceptara su invitación, solo para molestar al rubio de ojos azules.
—Supongo que tememos algo de tiempo hasta que regrese Darcy—el pelinegro empujó a su amigo para que caminara y se sentara de mala gana junto al señor.—¿Usted vive por esta zona?—preguntó el chico
—¿Y sí te digo que este banco es mi hogar?—respondió el hombre entre risas.
—Bueno pues...—Kenny no sabía muy bien que decir, pero Sachi se adelantó.
—Pues no te creería—dijo en tono seco y de piernas abiertas con una expresión indiferente.
—Una respuesta interesante. ¿Qué te hace pensar que no?
—Viste con una gabardina y zapatos de cuero negros, tu cinturón y sombrero son de marca ¿Necesitas más razones?—Sachi miró de reojo al hombre.
—Sabía que dirías eso—le dió una calada a su pipa—Era un hombre rico, pero lo perdí todo de la noche a la mañana—dirigió su vista al joven—Ahora sobrevivo de las condolencias de los demás—su mirada se intensificó compitiendo con los fríos ojos azules del chico—¿Tú también perdiste algo muchacho?
—Lamento tu situación, pero lo único que he perdido son las ganas de seguir con esta conversación—Sachi apartó la vista y se paró del banco con intención de irse, el hombre le tomó del brazo deteniendo su andar y le preguntó:
—¿Tienes algo para donar? Quiero comprarle un vestido a mi hijo—hizo una pausa con una sonrisa enigmática y Sachi apretó la mandíbula—quiero decir a mi hija—corrigió al final.
—Claro, aquí tiene—Kenny interrumpió el agarre del sujeto con unos billetes, oportunamente Darcy los llamaba desde la otra calle con las cervezas y el moreno despidió la conversación.—Allá esta Darcy, nos vemos señor... señor—quizo decir su nombre, pero no sabía cual era
—Asher—dijo mientras contaba el dinero—pueden llamarme Asher, y no me digan señor, a penas voy por mis 30.
—Un gusto hablar con usted, Asher. Ya nos vamos—Kenny se apresuró a despedirse agitándo un brazo y corrió hasta alcanzar a Sachi, quien caminaba a paso largo sin mirar sus alrededores.
Cruzaron la calle para reunirse con Darcy
—¿Con quién hablaban tanto?—preguntó el pelirrojo
—Nadie importante—Sachi le arrebató una cerveza y se la bebió toda de una.
—Bueno, bueno, parece que alguien no está de buen humor—bromeó Darcy. Sachi se alejaba dejandolos atrás
—¡Esperanos Sachi!
Y se apresuraron a alcanzar a su amigo