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Mío , nuestro comienzo

Mío , nuestro comienzo:

 

Johan caminaba sobre las calles de California, en su mano izquierda sujetaba su celular donde se guiaba de una aplicación para llegar con la señora Sara. Una viejita de 64 años, muy amable y cordial; que rentaba departamentos, eran pequeños, pero era para lo que podía pagar Johan por mientras que conseguía un trabajo. No entendía como fue a caer tan bajo, él tenía toda una vida de logros y sueños, pero sentía que se desmoronó cuando su madre falleció y llego Rebecca, la nueva mujer de su padre. Una mujer incontrolable y codiciosa, era 15 años menor que su padre, no tenía sentido que toda esa ridiculez fuera por el supuesto "verdadero amor" el solo pensar eso, le enojaba. Pero sabía Johan que tenía que ser fuerte para resistir ante su nueva vida, aunque estaba la posibilidad de que su hermana Millie lo buscaría por cielo, mar y tierra hasta encontrarlo. 

Caminaba hasta que por "accidente de la vida" se tropieza con un chico pelirrojo, con una estatura similar, un cabello con un leve desarreglo, ojos carmesís brillantes. Era difícil no aceptar que era atractivo el chico, pero en ese momento reacciono un tanto alterado. Aquel pelirrojo había derramado café en ambas camisas y los celulares estaban en el piso.

-¡Carajo! Mi celular...- Johan un poco desanimado, mira directamente al chico enojado -deberías tener más cuidado y poner más atención- recoge el celular... Pero ¿si será el suyo?

-¿Disculpá?- desconcertado por la reacción de Johan -e..en..entiendo, perdón po...- fue interrumpió por Johan.

-Olvídalo, ¿sí?, solo ten más cuidado para la próxima- se dio cuenta de que estaba nervioso el chico porque pensaba que solo él era el que tenía la culpa, aunque reconocía Johan que también tuvo la culpa. Dio un leve respiró -cuídate- toma sus maletas y prosigue a irse, ya que estaba a la vuelta los departamentos de la señora Sara. Camino hasta ya no dejar rastro de aquel pelirrojo. 

 

En otro lugar...

Toma el celular tirado y lo guarda en su bolsillo trasero de su pantalón, camina mientras ve la mancha de café sobre su camisa

-Apenas pude comprarme una cama nueva- suspira desanimando, regresa a la cafetería y va a la ventanilla. -Me das otro nuevo, por favor- dice amable con una sonrisa leve en su cara.

-¿Qué paso con el otro café que te di?, no me digas que se lo diste a una chica de bellos ojos- Richard bromeaba con Amber, ya que usualmente Amber era un chico atractivo pero muy distraído. Amber solo pudo rodear sus ojos con una expresión de frustración. Richard preparaba otro nuevo café especial, era leche con un toque de chocolate, café, azúcar y crema batida. 

-Tropecé con un chico y derrame el café en los dos. Sabes, he pensado muchas veces que soy muy idiota, todo lo hago mal, hasta en las amistades, lo arruino todo...- lo dice un tanto triste mirando al suelo. 

Richard no evita sentir una leve lástima por aquel de su amigo, lo estimaba mucho desde que lo conoció. Amber había llegado a California sin dinero, huyendo de su familia. Él lo apoyo dándole trabajo en su cafetería hasta que pudiera juntar para rentar un departamento cercano. 

-Bueno y, ¿ya conociste a tu compañero de habitación? Lo conocerán hoy, ¿no?- Tratando de animarlo con otro tema. Los departamentos de la señora Sara eran para dos personas, así que se podían repartir la renta a mitad y mitad cada mes. Al igual que los gastos extras de alimento y uso personal.

-No lo conozco, o la conozco. Ni sé si es chico o chica, tampoco su nombre, nada- Richard le da el café y Amber lo toma, le paga y se levanta con un gran pero corto suspiro. -Espero y no arruinarlo como siempre- saca su celular del bolsillo de su pantalón. Lo mira y queda sorprendido -Lo que me faltaba!!- lo dice en un tomo alterado.

-¿Qué Pasa?- Lo mira.

-No es mi celular! Es del chico que choqué- Se toca la frente preocupado.



Con Johan...

-Esperó y seas puntual en la renta muchacho- sonríe la señora Sara.

-Claro que sí y muchas gracias, se lo agradezco- Le paga, ya que estaba convencido de que era pequeño el departamento, pero por mientras estaba bien para él. 

-Si tienes un problema con tu compañero me avisas, no me gustan los escándalos- aclaró. 

-Entiendo, no se preocupe- Terminó de firmar el contrato por un año. Se despidieron cordialmente y Johan se quedó contemplando aquel departamento. No estaba tan sucio, la cocina parecía nunca haber sido tocada por lo limpia e intacta que estaba. Pequeña sala estaba un poco desacomodada. Se pone a desempacar sus cosas. Horas después de haber desempacado y acomodado sus maletas en su habitación procedió a tomar asiento por unos momentos en esa pequeña y acogedora sala.

Dio un leve suspiró -Bueno...no será tan difícil- Busca su celular y lo mira fijamente, da un bufido- Joder! No es mío, seguro me lo cambió- un poco negativo. Por curiosidad miro aquel celular. Lo prendió -Wow! Sí que el tipo no tiene contraseña...buenooo, no seria espiar si miro sus fotos, solo es para ver que si sea de él- sabía que aquello era una locura, pero era muy curioso. Así que se puso a mirar sus fotos, al ver que muchas fotos era del cuerpo de aquel chico donde mostraba sus abdominales y tonterías así, matándose en un gimnasio. Tonterías irrelevantes para Johan -Pues no está mal el pelirrojo, pero debe ser muy engreído o hijo de un padre rico- era lógico para Johan.




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