Bruja

Me tomó tiempo regresar a la realidad. No recordaba nada, todo se volvió inconexo después de haber visto a ese hombre. 

Mi respiración estaba agitada, la cabeza me quería estallar, parecía que algo la estuviera triturando.

El día que murieron mis padres apareció por primera vez en mis sueños e intentó llevarme con él. Por ende, me vi obligada a aprender a dejar de soñar y no volver a desdoblarme, cada vez que cerraba los ojos estaba ahí. No dormí durante meses. Nunca supe cómo era su rostro porque era una silueta, sólo resaltaban sus azules ojos que brillaban en medio de las tinieblas. 

Kate se encontraba sentada e inclinada hacia mí, acariciándome el cabello y mirándome con ternura. Por otro lado, mi abuela caminaba de un lugar a otro, se detenía de vez en cuando a observarme y luego se volvía  a pegar en el teléfono a hablar con su amiga sacerdotisa. 

—Vuelvo en un par de horas —informó—. Necesito averiguar qué fue lo que pasó con Dark. Esto no me da buena espina —dio la vuelta para salir de la habitación—. Cuando despierte, haz que vaya a casa de Álex a darle las gracias por lo que hizo.

«¿Agradecer qué?». Pensé.  

—Por supuesto, mamá —apoyó Kate, conteniendo la risa—. Será divertido ver a Dark darle las gracias a Álex. 

 «Estúpida Kate».       

En cuanto escuché a mi abuela cerrar la puerta y alejarse abrí los ojos. No los había abierto antes porque no me apetecía escuchar un regaño por parte de esas dos, y menos tener que responder preguntas a las que yo no tenía respuestas.

—¿Podrías pasarme mi smartphone? —extendí la mano hacia mi tía, ésta dio un brinco.

—Al fin despertaste —tocó mi mejilla.

—Sí, sí. Bla, bla, bla. Pásame el smartphone, necesito saber qué ha pasado con mis amigos después de haber dormido por tanto tiempo. 

—No seas exagerada, Darkness —me entregó el teléfono—. Sólo han pasado tres horas.   

—Para mí fue una eternidad —resoplé.     

—Mejor ve a colocarte ropa para salir —ordenó. 

—No tengo pensado salir hoy. 

—Sí lo harás —respondió en tono de burla—. Mamá dijo que tienes que ir a casa de Álex a darle las gracias por lo que hizo por ti. 

—¿Exactamente qué fue lo que hizo? —arqueé las cejas—. Que yo recuerde, él nunca ha hecho nada por mí.

—Dark —suspiró—. Álex te salvó de ser arrastrada por un espíritu. Cuando entraste al mundo de los espíritus, nos empujaste a mi madre y a mí a ese lugar. Tú no nos veías, pero nosotras a ti sí. No pudimos hacer nada cuando esa cosa de ojos azules apareció y te desmayaste de la impresión, éramos inexistentes allí ya que no somos capaces de desdoblarnos. 

»Entonces, se me ocurrió llamar a Álex a través de mis pensamientos, él también puede desdoblarse —sonrió—, y te salvó, ahuyentó a ese espíritu y nos trajo de vuelta. Si él no se hubiera aparecido, quién sabe en dónde estarías. 

—¡Qué historia tan conmovedora! —exclamé con sarcasmo y me puse de pie—. Ni pienses que se lo voy a agradecer.        

—¿Segura? —levantó la ceja izquierda. 

—Sí —me alejé hasta la puerta y di media vuelta para complementar mi respuesta—. No voy a darte ese gusto.          

Llevó su mano derecha hacia al frente y la entreabrió, elevándome a varios metros del suelo. Odiaba cuando utilizaba sus poderes para obligarme a hacer algo, su estrategia era invariable, y yo siempre caía. No podía pelear contra de ella, aquel poder era su fuerte.  

—¡Bájame! —chillé.      

—Entonces ve con Álex —reprochó—. Sólo así te bajaré. 

¿Por qué se esmeraba tanto en hacer que Álex y yo nos lleváramos bien? Desde que lo conoció no hacía más que intentar metérmelo por los ojos y oídos, mis dos sentidos sangraban al escuchar su nombre. Estaba segura de que él escondía y buscaba algo, yo no era tan fácil de convencer como Kate. 

—Lo pensaré mientras me visto —bufé. 

—No me sirve esa respuesta.      

El timbre sonó, salvándome de seguir discutiendo con ella. 

—¡El timbre! —nunca me había sentido tan feliz de oír ese dispositivo—. Yo abro. 

—Ni creas que voy a caer, Darkness. Seguro y es alguno de tus trucos de duplicación.     

—No me dupliqué —levanté las manos como criminal—. Lo juro.