Golpe
Golpe
Golpe
Mis puños dolían de tanta fricción. Mis manos tensas se detuvieron cuando una gota de sudor cayo en mi ojo bloqueando mi vista. Solté un leve grito ahogado y aplaste mi cabeza con mis puños adoloridos.
Estaba harta, cansada y mentalmente agotada de esta vida. A veces simplemente deseaba que al salir un auto me atropellara, alguien colocara algún maldito veneno en mi comida y morir al instante. Quisiera resbalar y que mi cabeza se golpeara con fuerza sobre el inodoro del baño dejándome ahí inconsciente hasta que mi cuerpo no resistiera mas por la sangre que perdiera.
Quería irme de este mundo.
Nada estaba saliendo como quería. Estaba por terminar la escuela y mi vida era una maldita mierda. Mis calificaciones eran las peores de toda mi maldita vida escolar. Durante mi ultimo año todo ha sido una mierda. Perdí a la única persona que alguna vez he dado una mierda.
Pequeñas imágenes venían a mi mente. Las luces, el golpe, los gritos, el llanto, y esos doctores. Esas personas vestidas de blanco que entraron aquella noche a mi habitación dándome la peor noticia de mi vida.
Lo había perdido.
Se había ido y yo aun quedaba aquí en este mundo tratando de luchar contra su recuerdo. La soledad y esta maldita ansiedad de querer sentir su toque sobre mi.
"Ash, Ash ¡Con una mierda, detente!" unos brazos tiraron mi cuerpo hacia atrás alejándome del saco que había estado golpeando con tanta fuerza. No me había dado cuenta de la fuerza que estaba ejerciendo y lo malditamente loca que posiblemente me veía al estar golpeando sin cesar esa maldita cosa. Mi respiración era pesada y ruidosa. Las lagrimas se encontraban por todo mi rostro, humedeciéndolo. Estaba seguro que se encontraba sonrojado.
"Detenlo, Emilio. Detenlo" le pedí al hombre que sabia me estaba sosteniendo con fuerza entre sus brazos. El conocía mi historia.
"Tranquila Ash, por favor. Cierra tus ojos, respira hondo. Todo va pasar, te prometo que todo va pasar"
Quise creerle. Siempre quiero creerle pero se que no lo hará, nunca se detendrá. Los recuerdos volverán, la culpa me atormentara y todo volverá a golpearme como una enorme bola de demolición. Trate de regularizar mi respiración y dejar de tensar mi cuerpo. Me aparte de los brazos de Emilio. El hombre de casi cuarenta años me observo expectante a mi siguiente movimiento.
Después de que Papa se fuera, regrese. Cuando mama y yo nos mudamos a este lugar fue lo primero que busque, lo necesitaba. Emilio fue el primero en recibirme. Era un entrenador normal no profesional ayudaba a todos aquellos adolescentes que deseaban sacar todos aquellos oscuros pensamientos al golpear algo para eliminarlos y despejar la mente.
El gimnasio de Emilio era el único lugar donde podía vaciar mi energía. Toda aquella furia que corría por mis venas y el dolor que sufría. Después de tantos años he aprendido a esconder aquellos pensamientos de mi madre, de mi padre, quienes juran que ya me he encontrado bien. Papa en un inicio me prohibió venir a este lugar pero di mi lucha y gane, Mama me ayudo con ello.
Pero todo ha vuelto, después de ver aquella mirada perdida en el rostro de Papa al preguntarle sobre Mama me di cuenta de que su historia fue una de las mejores y no lucharon por ello. Yo si luche, y lo perdí. Todo lo perdí en una sola noche. Odiaba que Papa no luchara por mi madre, pero también lo amaba. Mama lo había olvidado y seguido adelante, la admiraba. Deseaba seguir su ejemplo pero era duro.
"Ash, será mejor que vayas a casa ¿Quieres que le marque a Gael?" Negué rápidamente con la cabeza y camine hacia mi bolsa de lona donde guardaba una toalla y una botella de agua que ingerí en cuanto la tome en mis manos. Le di un largo trago y la regrese dentro de la bolsa una vez que mi garganta ya no se sentía seca.
"Estoy bien, Emilio. Se que no lo parece pero te juro que lo estoy" le devolví una media sonrisa y me coloque la bolsa sobre mi hombro sujetándola con mi mano para que no se deslizara. "Nos vemos la próxima semana" me despedí tan rápido como pude de Emilio y salí del gimnasio antes de que cambiara de opinión y llamara a mi padre. Era lo ultimo que quería ver después de aquel maldito episodio.
Camine alrededor de dos cuadras para esperar el autobús que me llevaría a casa.
Cuando pasaron veinte minutos me levante de la banca de concreto y me asome hacia la carretera verificando si venía aquel maldito autobús, ya se estaba tardando. Nada. Me volví a sentar bufando. Saque el celular de mi bolsa y le envié un mensaje a Mama diciéndole que llegaría un poco tarde a la cena. Unos minutos después escuche una motocicleta acercarse lentamente y desee golpearme con algo.
Emilio había llamado a papa conocía ese maldito sonido.
"Bueno, bueno ¿Que hace la princesa por estos rumbos?" sentí como mis hombros se tensaron al escuchar aquella voz que pensé jamas volvería a oír. Cerre mis ojos con fuerza y los abrí al segundo para encontrarme con Jov sentado sobre una motocicleta casi idéntica a la de mi padre solo que un poco mas nueva. Mire su rostro y este era cubierto por un casco. Levanto la parte delantera de este dejándome ver sus oscuros ojos en mi dirección con una sonrisa burlona cubriendo su rostro.
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Editado: 27.01.2019