Todo estaba oscuro, hasta que entre la penumbra conseguí divisar a mi madre. Su voz llegó antes que imagen, pero ambas acogieron mi corazón de igual manera, y con la misma intensidad.
-Hola chiquita, tranquila, mamá ya llegó-la miré a los ojos, y me perdí en un vago recuerdo, donde ambas corriamos en un bosque de girasoles, y nos deteniamos a ver el atardecer. Solas, muy solas, hasta que llegó papá, abrazandonos por detrás, y susurrandonos cuanto nos amaba. Ahora dudaba si había sido un sueño, o si en realidad ese momento existió.
-¿Alguna vez estuvimos en un bosque repleto de girasoles, o lo soñé? -pregunté llena de esperanzas que fuera realidad.
-¿Acaso importa?, ¿dejaría de ser un bello recuerdo? algo tan bello como para ser un sueño, y siemple como para ser real.-respondió mi padre. Ahora tenía la sensación que siempre había estado a mi lado. Pero... ¿porque no lo había visto antes?
-Pero padre, un sueño, no es la realidad...
-y... ¿quién dice cuál es cuál?- cuando escuché a mi papá citar al sombrerero loco (de Alicia en el País de las Maravillas), supe que algo andaba mal, no tenía sentido. Me acuerdo que cuando le pedí que leyera los libros conmigo, su respuesta fue un no rotundo (y algo doloroso).
-¿Dónde querés que celebremos tu cumpleaños mi pequeña?- Espera... ¿ya es mi cumpleaños?
-No sé mamá, aún falta mucho. -No entendía poque no podía saber en que fecha estabamos.
-Es hoy mi vida, sé que todo es confuso, pero...
-Tenemos que irnos querido- mi madre lo interrumpió, dejandome desconsertada.
-¿Cómo que se van?, pero ustedes mismos lo dijeron es mi cumplea...
Me quedé sin habla al ver como todo comezaba a aclararse, y llenarse de colores. Miré a mi alrededor, este era el bosque.
-Este es el bosque, sabía que existía, te lo doje papá.- cuando me giré para verlos, ya estaban muy lejos caminando hacia el atardecer, tomados de las manos.
Esperenme! grité, o eso quise hacer porque de mi garganta no salió ni un hilo de voz, entonces traté de correr, pero tampoco pude. Miré hacia atrás, y los girasoles se estaban quemando. ¿Cómo pueden dejarme sabiendo que mi bosque se quema?. Y lloré, golpee lo que sea que me sostenía, y traté de gritar, con todas mis fuerzas, hasta que sentí como el fuego quemaba desde mi garganta hasta el resto de mi cuerpo, hasta mis lágrimas ardian con el roze de mi piel.
-Shshsh, tranquila Perla, acá estoy, respira y llora lo que necesites- abrí los ojos, y la realidad apareció ante mis ojos. ¿Cuál era esa realidad?
Había despertado a Germán con mi lloriqueo. Y me sentía muy culpable, trabaja diariamente, como loco, tratando de conseguir suficiente dinero para que el tribunal no quisiera sacarme de su guarda. Hasta comenzó un "relacionamiento" con su mejor amiga. Todo es tan complicado, mi vida es complicada, pero ¿la de él?. Aveces desearía que nunca me hubiera encontrado, que me hubiera dejado morir con mis padres. Pero no, Germán no es así. No tienen idea, nadie la tiene, de como el lucha por lo que quiere, y no es caprichoso, si no que es un soñador, y de los grandes, de los buenos. De esos que ya no se encuentran.