Adara
No pude dormir bien aquella noche, las pesadillas me mantuvieron despierta, aquellos recuerdos, aquellos momentos que me lastimaron de pequeña.
Me despierto a las 6am, para buscar algo de comer, bajo las escaleras sintiendo la madera fría bajo mis pies, rozando las paredes blancas siento el vació de aquellas fotos que antes le daban vida a estas paredes de alguna forma.
Abro la nevera para sacar un poco de jugo, me preparo un sándwich y me sirvo jugo en un vaso. Me quedo en mi sofá terminando unos trabajos pendientes de la Universidad, estar en la universidad no es tan divertido pero que se puede hacer, pasan las horas y me encuentro terminando mis trabajos. Cerca de las 10am baja mi madre.
―Hola Ada ―me saluda con un beso en la cabeza―. ¿Dormiste bien?
―Maso menos, y ¿tú? ―devuelvo la pregunta aún concentrada en mis tareas mientras tecleo con rapidez.
―Muy bien, tiempo que no duermo así ―mueve sus hombros y luego su brazo para estirarse―. ¿A dónde fuiste ayer? ―murmura y se sirve una taza de café.
―Salí con Luzbel ―en el momento exacto en el que dije su nombre la taza de mi madre se cayó―. Mamá ¿estás bien?, parece que acabas de ver a un fantasma.
― ¿Luzbel de la fiesta? ―pregunta viendo al vacío.
―Sí mamá, no conozco a otro Luzbel ―la miro un poco divertida―. ¿Pasa algo?
―Aléjate de ese chico ―dice mirando a la nada―. Escúchame bien Adara, te quiero lejos de ese chico.
― ¿Por qué? ―pregunto desconcertada.
― ¡Te lo prohíbo Adara Elizabeth, no volverás a ver a ese chico! ―grita sujetándome de los hombros.
―Ya no soy una niña de 10 años mamá, tengo 22 años y soy lo suficientemente madura para saber elegir con quien juntarme y con quien no ―afirmo manteniendo una postura desafiante, es totalmente injusto que de la nada me prohíba eso―. Además, ¿Por qué quieres alejarme de Luzbel?
― ¡Porque yo lo digo y punto final!
―Hasta que me des una buena razón, ¡yo haré lo que crea mejor madre! ―me rebelo contra ella.
― ¡Yo soy tu madre! y si te lo digo tú obedeces ―grita una vez más fuera de sí misma―. Estás castigada, te quedarás en esta casa todo el día, no vas a poner un pie fuera de esta casa ―ordena con una voz muy firme.
―Estás loca madre ―tomo mis cosas, me dirijo a mi cuarto con rapidez y azoto la puerta.
Es mi madre, ella siempre me dijo con quién hablar y con quien no, me juntaba con los hijos de gente importante porque le convenía, mil veces puso esos asuntos antes que a su hija, me ama y yo a ella, pero debe entender que ya no puede ordenarme eso, tengo 22 años y estoy totalmente capacitada para elegir mis amistades.
Pasaron las horas y seguía encerrada en mi habitación, no buscaba salir, no estaba de humor para hacerlo. Sólo salí a comer y traer provisiones, me mandaron un horario para mis exámenes y debería estudiar para los de mañana. Pongo una playlist en Spotify y repaso mis apuntes, me paso toda la tarde estudiando. Cerca de las 8pm, mi madre se va al trabajo, le toca turno nocturno así que llegará mañana a las 7:40AM, se fue advirtiéndome que no saliera.
Pasó media hora luego de que mi madre se fuera y me llegó un mensaje, no le tomé importancia, pero llegaron más.
Luzbel: Heey
Luzbel: ¿Estás ahí?
Luzbel: Hola preciosa, ¿cómo estás?
Adara: Holaa! Bien, aburrida :((
Luzbel: ¿No quieres visita? Hace frío acá afuera
Me sobresalto al escuchar pequeños golpes en mi ventana, como pequeñas piedras lanzadas. Me paro de mi cama y voy a mi ventanal para ver que está pasando, entonces lo veo. Veo a aquel chico de hermosos ojos azules lanzando piedras a mi ventana.
―Estás loco ¿Qué haces aquí? ―pregunto riéndome, asomada en mi ventana.
―¿No te gusta la visita? ―cuestiona mirándome divertido.
Asiento mientras río. Luzbel entra a mi casa, a mi habitación exactamente, le pedí que entrara por la ventana, ya que mis vecinos podrían llamar a mi madre, tengo vecinos muy chismosos.
Apenas Luzbel entra en mi cuarto nos reímos, él relajadamente se echa en mi cama y agarra a mi osito de peluche.
―Que lindo osito ―murmura con una sonrisa mientras que examina al peluche con interés.
―Lo es ―concuerdo―, ¿Qué haces aquí? ―me siento al borde de la cama para poder estar más cómoda.
―Quería verte ―responde con tranquilidad.
― ¿Así súper casual? ―me causa algo de gracia su relajo.
―Sí ―se acomoda para mirarme mejor―. ¿Tienes hambre? ―asiento poniendo mi mano en mi barriga―. Salgamos por algo.
―No me apetece salir ―no quiero decirle que estoy castigada.
―Bien...preparemos algo ―se levanta de la cama entusiasmado, yo me giro para verlo, frunciendo el ceño―. Vamos no seas floja, arriba, vamos.
Me levanto gruñendo y arrastrando los pasos. Para ser sincera cocinar no es mi fuerte, se hacer cosas fáciles y rápidas pero me pone nerviosa saber que puedo causar un accidente, lo sé, tengo dos manos izquierdas para la cocina.
Luzbel baja casi corriendo, está muy emocionado por esto, de seguro él si es todo un experto. Y lo compruebo al ver como con naturalidad saca los ingredientes, se pone un mandil y se apoya en la mesa.
― ¿Lista? ―niego lentamente con la cabeza, él se acerca a mí, me toma por los hombros, me guía a isla de la cocina para empezar a preparar algo―. Tú serás mi asistente, ¿Te parece bien?
Luzbel sugirió hacer pizza, amo la pizza.
Después de tener todos los ingredientes en la mesa, procedemos a preparar el plato. Rayamos el queso, hicimos la salsa de tomate porque según Luzbel era mejor. Debo admitir que preparar la masa fue mi parte preferida, Luzbel y yo nos tirábamos harina y jugábamos con cada cosa, al final aplanamos la masa, lo meneamos y le pusimos la salsa, el queso y unas aceitunas (que en lo personal no me gustan mucho).
Mientras esperábamos, nos fuimos a limpiar la cara ya que estaba llena de harina, nos sentamos en el sofá y pusimos una película para ver, insistí para ver Shrek, soy una niña grande, en mi favor está que son películas muy buenas y graciosas.