No pude pegar un ojo en toda la noche, era el día. Se supone que el día de tu boda es el día más feliz, para hombre o mujer. Un día especial en el que te unes a esa persona que amas, donde prometen amarse y cuidarse, debe ser algo hermoso. Pero no lo es para mí, es un día espantoso, en mi mente recorrían miles de ideas para evitar esta boda, pero todas terminaban en fracaso, no había escapatoria.
Me dirijo al baño para lavarme la cara, no tengo ni un poco de interés por arreglarme, solo quiero que esta pesadilla termine. Me lo imaginé un millón de veces, que esto es solo una pesadilla y que despertaré pronto pero no es así, todo es real y debía aceptarlo. Mojo mi rostro y suspiro, sintiendo el agua fría en mi piel, me veo en el espejo y no me reconozco, estoy totalmente diferente, doy pena.
Me pongo algo cómodo y me meto a mi cama nuevamente, poco después llega Emily con el desayuno y con un maletín lleno de maquillajes. Me mira con tristeza.
―Buenos días ―saluda―. Hoy es el día
―Que feliz estoy ―digo irónica.
―Melany me mandó a arreglarte ―me informa―. ya es muy tarde
―No necesito arreglarme ―mentira, mi rostro daba pena, cualquiera se iba a asustar al verme así.
―Son casi las 11 AM, la boda es a las 3 PM ―me recuerda―. Necesitamos arreglarte rápido y ponerte el vestido.
Con la peor cara que puedo tener, me levanto y me dirijo a la ducha, necesitaba un baño urgente. Tarde más de 30 minutos en la ducha por dos buenas razones, primero porque quiero joder a Emily y a Melany, segundo porque no quiero salir de aquí. No sé lo que me espera afuera.
―Adara, abre la maldita puerta ―Melany grita estérica.
―Me estoy bañando ―susurro viendo al infinito, sin ser capaz de pensar mucho al hablar.
―Vamos a llegar tarde a la boda ―me grita― Sal de una maldita vez.
―Saldré cuando termine ―susurro.
Cierro los grifos y tomo mi toalla, seco lentamente mi cuerpo, recorriendo cada centímetro de este. Me veo más decente, mi rostro perdió su color natural, estoy pálida, con orejas y el cabello seco. Nunca estuve peor, siento pena por lo que me pasó.
Salgo del baño y me siento en mi cama (luego de ponerme ropa interior en el baño), no hago nada, solo espero a que Emily empiece su trabajo.
―Pareces muerta ―intenta bromear.
―Lo estoy ―susurro, ella me mira con tristeza―. ¿Por qué me haces esto?
―Yo no quiero hacerte esto Adara ―susurra muy bajo―. Yo no estoy del lado de Melany
―Sin embargo, estás aquí, preparándome para una boda con un criminal ―río irónica.
―Yo te ayudaré Adara, pero la boda es inevitable ―baja la cabeza―. Debes ser valiente.
―No sé cuánto más podré serlo- lágrimas caen de mis ojos, sin pensarlo ya estoy llorando a cántaros
―Tú puedes ―me abraza―. Lo siento mucho, en verdad lo lamento Adara ―la envuelvo en mis brazos.
Desde hace semanas siempre creí que Emily era la malvada, la segunda cabeza de Melany, cuando nos secuestraron a Luzbel y a mí, ella hablaba con tanto odio. Pero después de todas estas semanas solo veía dolor y arrepentimiento en su mirada, existía la posibilidad de que no sea la mala en esto, tantas veces me dijo que no lo era, tantas veces me dijo que me ayudaría y que solo actuaba para ganar confianza, nunca quise creerle, ¿Cómo iba a hacerlo? Pero necesito a la Emily que una vez fue mi mejor amiga, necesito creer en algo, necesito tener fe en alguien.
Me pongo el vestido, odiándolo cada vez más, se ajusta a mi cuerpo, pero muero de frío, es bonito, pero no de mi gusto. Dejo mi cabello suelto y Emily se encarga de poner flores blancas en mi cabello. Me maquilla lo mejor posible para ocultar mi rostro pálido, me miro detalladamente en el espejo, siento dolor por estar aquí, vestida y apunto de desposar a un hombre ajeno.
Bajo las escaleras, Melany y unos hombres más me esperan abajo, listos para ir al lugar de la boda.
―Luces preciosa ―dice Melany―. Aunque luces muy triste.
―¿Por qué será? ―respondo irónica.
―No estoy de humor para tus dramas Adara ―gira los ojos―. Vámonos
Me escoltan al auto, mi corazón se acelera más cada segundo. Me detengo, ya no puedo avanzar más, no estoy lista, tengo mucho miedo, niego con la cabeza repetidas veces, siento un nudo en mi garganta y siento como mi pecho se comprime. Uno de los hombres toma fuerte mi brazo, suelto un quejido de dolor. Me tira al asiento del auto, me acomodo asustada por lo que está pasando y por lo que está por pasar. Jamás imaginé para pasaría esto, nunca creí casarme a esta edad y mucho menos que sea un matrimonio arreglado. Todo mi mundo se vino abajo, ¿Cómo diablos pasó? Luzbel se fue, estoy a punto de caminar hasta el altar, mi madre no es mi madre, puede que mi madre esté muerta, Emily es un completo misterio, las familias están en una guerra, y siento que estoy al centro de todo esto.
Mordía mi mano para no emitir sonido al llorar, era inútil, todos me veían. No saben cuántas ganas tengo de que me baje el periodo ahora, es lo único que puede retrasar esta boda, pero no, tuvo que venirme una semana atrás. Melany hablaba por teléfono con quien sabe quién, todos me ignoraban, ignoraban mis lágrimas, ignoraban mi presencia, los dos hombres sentían pena ajena, pero no al punto de compadecerse, al contrario, querían que me callara, querían que dejara de llorar porque mi llanto era molestoso para ellos. Emily me miraba con tristeza, no podía hacer nada, lo sabía, su palabra no cuenta en toda esta situación, no podía consolarme, no podía hablarme, no podía hacer algo que pueda terminar esto.
El auto se detiene, mi pecho se comprime más, uno de los hombres abre la puerta y me saca a la fuerza, causándome dolor. Emily lo mata con la mirada, no tienen razón para ser tan agresivos, pero supongo que así son con todos, idiotas violentos.
―Con cuidado, chicos ―Melany habla con los dientes juntos, fingiendo una sonrisa―. Hay que mantener las apariencias