Silencio

Capítulo 27 - EMILY 2/2

―Cada año llegan muchas chicas como tú, buscando un sueño, buscando oportunidades. Pero lo que esas niñas no saben aún, es que la vida no es como una película, la vida no es un cliché en donde te dan un gran trabajo a la primera y triunfas. La vida es diferente, corruptos están al mando, ambiciosos, asquerosos cerdos, como el hombre que acabas de ver.

―¿Cómo sabes eso? ―pregunto, ya un poco asustada.

―Déjame terminar ―me pide―. Quiero ayudarte, eres una niña a merced de los cerdos interesados por carne fresca. Quiero ofrecerte un trabajo.

―¿Un trabajo? Yo no tengo experiencia en nada ―respondo.

―No lo necesitas. Este trabajo no es nada honrado, no es legal, pero ganarás dinero, serás poderosa y nadie más volverá a querer aprovecharse de ti. 

―¿Ilegal? ―mi corazón se acelera.

―Eso es lo menos importante ―me dice―. ¿Quieres pasarte el resto del día, del mes, siendo rechazada? ―pregunta.

―Yo...lo siento ―me paro―. No puedo.

Salgo corriendo del lugar, aunque nadie me estuviese siguiendo. Luego de unos minutos, normalizo el paso, veo un par de anuncios de trabajos y me meto a uno.

―Buenos días ―saludo―. Vi el anuncio afuera. 

―Claro, espere un momento ―me pide una mujer, sin prestarme atención―. Siéntese.

Me siento en un viejo sillón, esperando a mi turno. Mi mente está en otro mundo, pensando en lo que me habían ofrecido.

―Pase ―me ordena un hombre, viejo―. Su nombre.

―Emily.

―Edad. 

―18.

―Bien, pareces fuerte... ―me mira de una manera asquerosa―. Me servirás.

―¿Qué? ―retrocedo, el hombre se acerca a mí―. Por favor, aléjese ―Me pega a mí.

―Shhh ―me tapa la boca. 

Le pego un rodillazo en la entre pierna y salgo corriendo del lugar, asustada por lo que me está pasando. ¿Cómo es posible que pasen estas cosas? ¿Por qué tengo tanta mala suerte? Parece que vivo una película de terror.

―¿Lista para aceptar mi oferta? ―el hombre del parque aparece de nuevo, salto del susto y llevo mi mano a mi pecho.

―¿Tú otra vez? ―lo miro mal―.  No quiero nada de ti, aléjate. Debería llamar a un policía

―Yo que tú no hago eso ―me recomienda―. Seguiré esperando.

Me alejo de él, sigo caminando por las calles, cansada y hambrienta. No tuve tiempo para comer algo, aún tengo tiempo para ver un trabajo e ir a comer. Entro a un último lugar, viendo todo a mi alrededor.

―Buenos días ―digo por milésima vez en el día―. Vi su anuncio de trabajo. 

―Buenos días ―me saluda―. Lo sentimos, ya ocuparon el puesto. Gracias por venir.

―Entiendo, gracias ―salgo del lugar.

Por lo menos esta vez no hicieron nada malo conmigo, me siento en una banca y me tapo la cara con las manos. Suspiro, intentando entender todo lo que sucede, nunca creí que hubiera gente tan avara y asquerosa, que se quiere sobrepasar con jovencitas buscando un empleo. Se aprovechan de la necesidad de uno.

―Ten, come un poco ―el hombre se acerca nuevamente a mí.

―No gracias, no tengo hambre ―lo rechazo―. Ahora por favor, lárgate

―Eres muy grosera ―se sienta a mi lado―. Soy la única persona en el día que te ha tratado bien. Y así me rechazas.

―Lo siento ―bufo―.Hoy no fue un buen día.

―Mi oferta sigue en pie ―sigue―. Quiero ayudarte Emily, lo que te ofrezco es mucho mejor que cualquier trabajo, no tienes experiencia ni estudios. Yo puedo ayudarte a ganar mucho dinero de maneras fáciles.

―No soy una criminal ―me alejo un poco.

―No hacemos daño a nadie ―dice―. Le robamos a gente mala, gente que lo merece.

―Aun así, está mal ―respondo.

―Nada está bien en esta vida. El mundo cambia, nosotros debemos cambiar con él, no queda mucha gente honrada, no queda gente con valores y educación. Todos buscan su propia satisfacción, todos son egoístas, todos son corruptos y mentirosos.

―Yo no quiero ser como ellos ―confieso.

―Déjame ayudarte ―me ofrece su mano―. Nunca te faltará nada, serás tan grande como el sol.

―¿No tendré problemas? ―pregunto antes de tomar su mano.

―El único problema que tendrás es...contar todo el dinero que ganarás ―ríe―. ¿Trato?

―Trato ―tomo su mano.

2 meses después...

―Emily ―me llama Paul―. ¿Estás lista?

―Desde que nací ―salgo de la habitación con una sonrisa.

―Andando ―me ofrece la mano. 

―Infórmame sobre el trabajo ―pido.

―Roger Peterson ―empieza a hablar―. 69 años, despreciable como ninguno. Le robó un dineral al jefe, mató a 10 niños por 2 kilos de cocaína, y como cereza del pastel, es racista y homofóbico, mató a 3 chicos por ser quienes eran. De película de terror

―Eso es excesivo ―comento―. ¿Es real?

―Sí ―responde―. Tú saldrás con él, irás y cenarás en su casa.

―¿Tú irás también? ―asiente―. Entraras escondido.

―Bingo ―me sube al auto―. Lindo vestido.

Emily toca el timbre de la casa de Roger. Este abre la puerta, con un cigarro en la mano, Emily sonríe, coqueteando con él.

―Hola preciosa ―saluda el hombre-―. Pasa

―Gracias ―Emily pasa a la lujosa mansión, mirando cada detalle de esta.

Emily se sienta en la sala junto a Roger, lo mira lujuriosamente. Mientras Roger la corteja con dulces palabras. Emily se acerca a él y se pone detrás de este, masajeando sus hombros.

―Querido Roger... ―presiona sus hombros―. Hora de dormir, asqueroso viejo.

Emily presiona un nervio en el cuello de Roger, haciéndolo dormir al instante. Sin emitir sonido, sin pelea, un trabajo limpio.

―Has mejorado ―entra Paul―. Busquemos el dinero y vámonos

Emily inspecciona el segundo piso, buscando rastros de una caja fuerte o maletas de dinero escondidas por algún lado. Camina por los pasillos de la casa, de habitación en habitación, buscando. Entra a la última, buscando minuciosamente algún rastro del dinero.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.