Silencio

Capítulo 29 - Adiós

Todos estaban listos, todos tenían sus armas y hombres a sus lados, dispuestos a morir por lealtad. Ninguno dispuesto a perder, ninguno dispuesto a dejar que el enemigo gane.

Por el lado de Luzbel, los hombres que reunieron eran suficientes, pues no habían hombres más capacitados y valientes que ellos. Llevaban una maleta de recarga, tenían armas de repuesto, balas y unas granadas, solo para una emergencia. Luzbel odiaba esa situación, jamás quiso seguir los mismos pasos que su padre, él tenía una vida totalmente normal, una vida muy satisfactoria, administraba los hoteles más famosos. Llevando una vida tranquila y despreocupada, hasta que su padre pidió su ayuda. Pero no se arrepiente, porque gracias a ello, Luzbel conoció a Adara, Luzbel se enamoró y estaba dispuesto a todo por ella, estaba dispuesto a ser, por una noche, todo lo que jamás quiso.

Por el lado de Jason, sus mejores hombres ya estaban listos para la masacre que planeaban. La familia Edevane y Mitchel, jamás fueron aliados, siempre hubo guerra y enemistad entre ambas familias. Toda su vida fue igual, como sus padres querían que fuera. Eso a Jason jamás le molestó, parecía haber nacido para esa vida, pero como cualquiera, siempre quiso más. Adara era su más, quería usar a Adara para formar una familia, para alejarse de todo y escapar de sus problemas. Adara era su escape, al igual que su trofeo, Adara era lo que Luzbel quería y eso le daba felicidad a Jason, tener algo que un Edevane no.

Ya era hora, los dos bandos se encontraban en el mismo lugar. Era hora de ver quién saldría de ahí con vida.
 

Luzbel

―Bajen despacio ―ordena Dan

Bajamos del auto, con las armas y las maletas. Listos para todo lo que podamos encontrar.

―Paredes y Castillo, acompáñenme para asegurar el perímetro ―ordena―. Los demás quédense aquí y no hagan ruido

―Bien, Luzbel, ven ―dice Leo―. Tomemos algo.

―No creo que debamos hacer eso antes de entrar ―sugiero.

―Te ves bien de negro ―opina―. No tomaremos alcohol, solo agua. Intento hidratarme antes de un atraco.

―Eres muy raro, muy blando para ser un desalmado criminal ―me burlo.

―Cállate ―me ofrece una botella―. Aún no me has visto en acción.

―¿Cómo es que estás tan tranquilo? Yo estoy demasiado nervioso ―pregunto.

―Evito ser nefasto, Jason está de viaje y nosotros somos un buen grupo, obvio saldremos intactos ―sonríe.

―Si tú lo dices... ―me quedo conversando con Leo unos 10 minutos, hasta que aparece Dan, junto a Paredes y Castillo.

―No habían muchos hombres afuera ―informa―. Ya nos encargamos de ellos, adentro deben haber más.

―Genial, será más fácil ―opina Leo―. Solo sacamos a las chicas y lanzamos una granada al salir, pan comido. ¿Listos?

―Esa es mi frase ―Dan se cruza de brazos―. Andando.
 

Adara

―¿Cómo crees que termine esta noche? ―pregunta Mar

―Yo creo que mañana iré a comprar donas, llevo mucho tiempo sin comer donas ―responde Emily―. Te apuesto un billete de 100 a que gana Luzbel

―Hablan de él como si encabezara todo, como si fuera un criminal ―me cruzo de brazos.

―Bueno bueno, yo creo que gana el equipo donde está Luzbel ―corrige.

―No lo sé ―difiere Mar―. Mi hermano no pierde mucho, es difícil de matar

―Sí pero es medio loco y no creo que sea muy listo ―dice Em.

―Pero...Los del equipo de Luzbel no saben que mi hermano está en casa ―defiende Mar.

―¿De qué lado estás? ―le dice Em.

―Del suyo ―responde riendo―. Solo digo

―Ya empezó ―un hombre entra a la habitación y nos saca a las tres

*NARRADOR*

Dan, Leo, Luzbel y el resto de los hombres entraban por la puerta trasera, todas las luces estaban apagadas, incluso la de la cocina. Todos sujetan bien sus armas, caminando a paso lento, revisando el área, cuidando sus espaldas, pues en cualquier momento podrían encontrar a alguien.

Entran a la sala, el grupo forma un círculo, cubriéndose cada uno. Las luces de la casa se prenden, dejando ver a todos los hombres de Jason, armados. Y a Jason sentando en una silla, un toque muy teatral. Jason sonríe, tomando de su copa.

―Buscaban esto ―apunta a las chicas.

―Maldito ―espeta Leo―. Cúbranse

El equipo se esconde entre las paredes, muebles y columnas de la casa. La casa es una zona de fuego, hay disparos por doquier, todos se agachan y se cubren para poder disparar. El hombre que vigilaba a las chicas cae al suelo tras recibir una bala en el pecho, las chicas, al notar aquello, gatean lejos de la escena, buscando ponerse a salvo. Jason busca con la mirada a Luzbel, buscan dispararle y acabar con esto. Para muchos la situación es peligrosa y atemorizante, pero para Jason, no es más que un juego, un juego que quiere salir ganando. Se oculta detrás de una mesa y busca a Adara, quien debería estar a su lado, pero no está.

―¡Adara! ―grita con todas su fuerzas―. ¡VUELVE AQUÍ MALDITA SEA!

Todo lo que se escuchan son balas y gritos de hombres furiosos. Adara gatea hasta llegar a un lugar seguro, junto a las chicas, se apoya en la pared y al frente ve a Luzbel y al resto de los hombres que quedan.

―¿Cómo pasaremos sin que nos disparen? ―pregunta Mar, la zona que los separa es la zona de disparos.

Emily piensa en las posibilidades, da vueltas en su cabeza, buscando un plan para salir de ahí. Voltea la cabeza y ve todo un gabinete de botellas de licor.

―Bingo ―empieza a tomar las botellas.

―No es hora de tomar, Emily- protesta Mar.

―No es para tomar ―Emily lanza una botella, que distrae a varios hombres―. Vas tú primero, Adara y yo los distraeremos para que tú pases, cuando llegues asegúrate que nos tiren una de sus bolsas.

―¿Qué? No, estás loca ―protesta Mar, totalmente asustada.

―Tú confía en mí, no dejaré que te disparen, ¿Okay? ―Emily la consuela, dándole apoyo.




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