Silencio

Capítulo 30 - Funeral

―No puedo creer lo que hicieron ―el padre de Luzbel grita enojado―. ¿Con qué autorización fueron?

―Ninguna, señor ―responde Dan―. Teníamos nueva información y necesitábamos ir de inmediato.

―"Necesitábamos ir de inmediato"―remeda―. Arriesgaron a vida de mis hombres, si Jason sobrevivió se viene un infierno. No saben lo que hicieron

―Rescatamos a Adara ―agrega Dan―. Esa era la misión desde el principio y lo logramos.

Leo voltea los ojos y niega enojado, sin querer ver a su amigo. Lo que hizo es imperdonable, los abandonó, en un acto de cobardía huyó con Mar, dejando a los demás a su suerte.

―¿Dónde está ella? ―pregunta el padre de Luzbel.

―Está con Luzbel ―responde―. Su...amiga no pudo salir ―agacha la cabeza.

―Esta conversación no ha terminado ―apunta a Dan con su dedo―. Leo, llévame con la muchacha

Leo guía al padre de Luzbel hasta Adara, quien aún se encuentra en shock por lo sucedido esa noche, a su lado se encuentra Luzbel, quien la acompaña para consolarla. Por otro lado, Dan se queda en la oficina, metió la pata y lo sabe, no le importa la misión secreta, lo que le importa es lo que hizo, la muerte que pudo evitar pero por cobardía no lo hizo. Solo tenía que quedarse pero no pudo hacerlo.

El padre de Luzbel, Philip, manda un mensaje antes de hablar con Adara.

―Por fin nos conocemos- anuncia, Adara voltea, confundida - Soy Philip, el padre de Luzbel

―Mucho gusto- susurra Adara, volviendo la mirada al suelo

―Necesito hablar contigo- dice Philip, mira a su hijo- A solas, Luzbel

―Lo que sea que quieras hablar con Adara, puedo oírlo yo también- Luzbel se niega a irse

―No te preocupes- dice Adara- Ve, deberías descansar

―Iré por algo de comida para ambos- avisa Luzbel, dándole un pequeño beso en la cabeza a Adara

―Acompáñame Adara ―pide Philip―. Lamento tu perdida, querida

Adara se limpia una lágrima rebelde del rostro. Caminando al lado de Philip.

―Hemos oído mucho de ti ―le dice a Adara―. Hay alguien que ha esperado verte desde hace mucho tiempo, tú nombre era el más escuchado en este lugar.

―Sí, Luzbel y yo esperábamos vernos después de tanto tiempo ―responde Adara.

―No me refiero a Luzbel.

―Entonces... ¿A quién? ―pregunta Adara, confundida.

―A mí ―Edward aparece en la escena. Adara voltea al escuchar esa voz, esa voz que no ha escuchado por demasiados años, esa voz que temía olvidar.

―Pa...papá ―dice Adara en un susurro―. Eres tú... Estás aquí.

―Mi pequeña niña ―Edward se acerca a su hija, con lágrimas en los ojos. Toca el rostro de su hija, recorriendo cada detalle, ya no es una bebé.

―Te extrañé tanto papá ―Adara abraza a su padre, como si no hubiera un mañana, temiendo perderlo de nuevo―. No me dejes, no me dejes de nuevo papi. 

―No volveré a hacer mi niña, ya estás aquí, ya estamos juntos por fin ―abraza a su hija, llorando por la emoción.

―Te extrañé cada día, cada día de cada año pensaba en ti ―confiesa.

―Moría por volver a casa, por verte crecer ―se separa de su hija―. Mírate, ya eres toda una mujer.

―Tú ya estás hecho un anciano ―bromea Adara,

―Yo...les daré su espacio, iré a ver a mi hijo ―dice Philip, quien vio toda la emotiva escena.

Luego de los abrazos, padre e hija buscan un lugar para poder hablar en privado. Edward lleva a su hija al último piso del edificio, con una hermosa vista en la terraza.

―¿Puedo preguntarte algo?

―Dime, hija ―Edward espera la pregunta de su hija.

―¿Por qué nunca volviste? Me dejaste con una psicópata.

―No hables así de tu madre, Adara ―se ríe su padre―. Sara era estricta pero muy buena

―No sabes lo que pasó... ¿Verdad? ―Adara ve a su padre con preocupación.

―No me dijeron mucho...solo sé que Melany te secuestró y te obligó a casarte

―Papá, será mejor que te sientes ―aconseja Adara
 

Luzbel

Compro dos tazas de café y un par de galletas para comer. Guardo las galletas en una bolsa de papel marrón y dejo las tazas en una bandeja. Me siento en una mesa, esperando.

―Hola hijo ―aparece mi padre y se sienta al lado mío―. Lleve a Adara con su padre.

―No debiste hacer eso, por lo menos no hoy ―opino, mirando para otro lado.

―Es su padre, pasaron años sin verse. Merecían un reencuentro ―opina, cruzándose de brazos.

―Adara ya ha pasado por mucho hoy, son muchas emociones juntas ―lo miro―. ¿Qué haces aquí?

―¿No puedo estar al lado de mi hijo? ―pregunta.

―Sí ―finjo una sonrisa―. El único problema, padre, es que tú no buscar acercarte a mí a menos que quieras algo. Eso es lo que siempre has hecho desde que mamá murió, te alejaste de mí y me dejaste. Hice mi vida, crecí y fui mejor que tú, te enteraste de eso y me chantajeaste para que te ayude, para que te ayude poniendo mi trabajo, mi dinero y mi vida en riesgo. Perdona si no te abrazo cuando vienes después de tiempo, pero lo que me consta es que no lo mereces

―Te hice un favor, Luzbel. No espero que lo entiendas ―niega con la cabeza y está dispuesto a pararse.

―No, no te entiendo. Era un niño y me apartaste, ahora soy un adulto y puedo entender lo que quiera entender, pero en ese entonces era un niño que acababa de perder a sus dos padres, no iba a entenderlo nunca. Pero te agradezco padre, porque gracias a eso, me convertí en una mejor persona que tú, y espero algún día ser un mejor padre

No dijo nada, no podía decir nada, yo lo sabía al igual que él. Solo asintió y se fue, como siempre lo hizo. Mi madre lo odiaba cuando hacía eso, ahora entiendo por qué.

1 semana después...

Estaban todos reunidos, todos con el corazón en pena. Escogieron un lugar hermoso para el funeral, perfecto para Emily, todo era verde, con árboles cerca, arbustos llenos de hermosas flores. Todos los amigos de Emily estaban ahí, vestidos de negro, como es costumbre, para despedir a Emily. Muchas personas estaban devastadas, algunos seguían en shock, y otros ya no tenían lágrimas que derramar, pues durante esa semana, muchos lloraron hasta el cansancio por la pérdida de su amiga.




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