Manipulación
Cuando Fernando decidió regresar, ya había pasado unos cuantos meses desde aquel horrible acontecimiento. Él juró haber cambiado, dijo que me amaba y que sin mi su vida no era nada. Sin embargo no eran más que mentiras.
Me manipulaba con mis inseguridades; con miedos y a veces con pequeñas cosas que le había contado. Pero aún así, siempre me negué a sus propuestas de intentos de volver.
—Deja de poner trabas, Sam —Su voz era desgarrada por el dolor y la culpa.
—No, ya no quiero saber más de ti.
—Amor, pero yo te amo —Siempre decía lo mismo, pero a los días lo veían besándose con una de sus muchas amigas.
—No sé qué tan difícil es entender que ya no te quiero más.
—No sabes todas las noches que lloré por ti.
—Yo también lloré, pero ya no eres lo que quiero.
—¿Ya no me quieres? —preguntó, con las mejillas llenas de lágrimas.
—Te quiero, pero ya no te necesito a mi lado —dije, di media vuelta, me marché y lo dejé solo en esa banca donde nos conocimos.