Silencio de un corazón roto

Carta 6: Debilidad

Lo que sentía cada vez que te tenía a mi lado, debilidad por tus ojos verdes, por tu mirada pícara y sonrisa encantadora, por tu cabello y lo suave que era cada vez que jugaba con él, por esa voz varonil de barítono que posees, por tus idioteces que me hacían reír, por el olor de tu colonia y lo bien que te quedaba, debilidad por tus celos tontos cuando me observabas con otros hombres a pesar de que solo éramos amigos, por esos abrazos que me dabas y lo completa que me sentía contigo, por tus atenciones constantes a mi persona y los actos de defensa que tenías cuando trataban de reclamarme algo, por tu preocupación de lo que alguien me pudiera hacer, por el calor que desprendían tus manos cuando tomaban las mías, debilidad por tu mirada intensa cuando estábamos tan cerca, debilidad ante tus caricias sin malicia que me dabas porque te nacía hacerlo, debilidad cuando te dejabas llevar y sin importar dónde estuvieras jugabas con mi cabello como si no tuvieras a nadie a tu alrededor, debilidad por tu intento de ser un perfecto caballero que no dice groserías en mi presencia y que si ocurre te sientes tan culpable como si hubieses cometido un crimen, debilidad cuando te pasaba algo y era como si me pasara a mí, debilidad por tus gestos dulces y ayuda en mis deberes sin necesidad de pedírtela, por esas peleas estúpidas que se formaban entre nosotros por cualquier tontería, debilidad por ese lado posesivo que salía conmigo cuando alguien más requería mi atención y tú solo querías acaparar ese puesto.

Debilidad que conocí al permitir que entraras en mi vida. Debilidad al sentir el cielo y el infierno en una sola persona, debilidad de ver esa sonrisa cuando despertaba, aquella sonrisa especial y verdadera que me robaba el aliento, debilidad por permanecer a tu lado teniendo alguna esperanza de que todo se ponga a mi favor y a la misma vez ser consciente de que todo está en mi contra.

Si... debilidad, eso me causaste una vez que admití que estaba perdidamente enamorada de ti rubio idiota y aunque me intenté alejar mil veces de ti en el intento mil uno terminaba volviendo a ti.

Debilidad porque eras de esos tipos que tenían el infierno en los ojos y aún así ansiaba como una estúpida quemarte en el.

Debilidad porque mientras más te conocía más me gustabas, mas te quería, mas me enamoraba, es absurdo porque no tenía la mas mínima idea de lo que era para ti y sin embargo decidí arriesgar todo por ti.




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