Silencios que matan

Capítulo 7

-No debiste haberle dicho que podía ayudarlo- le estaba reclamando Érika a Juana.   

-Hay mana ¿Qué querías que hiciera?, lo vi muy ajetreado con todo ese rollo de la clase, además, tú ayudas a casi todos en el curso. ¿Por qué no lo harías con él? - 

-Ni siquiera lo conozco. 

-Bueno, ya lo estás conociendo ¿O no? ¿Qué es lo que tanto te molesta? 

Que supiera que estuvo a punto de quitarse la vida y que la hubiese detenido el único día en que se sentía con el suficiente valor para lanzarse al vacío, eso era lo que le molestaba, y si bien Rafael no había mencionado el tema, a veces, Érika lo veía observándola y no creía que hubiera otra razón para que lo hiciera aparte del que estuviera pensando en ello e imaginando que había ido al puente por su culpa. 

Soltó un suspiro  

-Bueno. Ya acepté ayudarlo y no voy a echarme para atrás. 

-Ciertamente, podías decirle que no desde el principio, pero no lo hiciste. Y si yo fuera tú tampoco lo hubiera hecho. Por Dios sólo míralo- habló observando algo por encima de su hombro y Érika se dio la vuelta para mirar en la misma dirección. A lo lejos venía él con su típica sonrisa. -Es el chico más lindo y tierno de la escuela y con quien todas las mueren por salir y tú tienes el privilegio de poder estar con él casi todos los días- al terminar de decirlo Rafael ya estaba muy cerca de ellas.  

-Buenos días- dijo cambiando su sonrisa de chico juguetón por una tierna.  

-Buenos días- respondieron al unísono, pero Érika estaba casi segura de que no la habían escuchado.  

-Oye, ya tienes equipo para el proyecto de biología- agregó Juana y ella empezó a rogar porque él dijera que sí tenía ya que sería demasiado tener que trabajar con él en el proyecto  

-No, aún no me he integrado a ninguno- respondió y deslizó la mano por su cabello.

Las amigas cruzaron miradas y una de ellas le rogó a la otra que no hiciera lo que estaba pensando, pero al final esa súplica silenciosa no sirvió de nada. 

-Puedes unirte a nosotras si quieres. Nuestro grupo es el que menos integrantes tiene en el curso- el rostro se le iluminó 

- ¿A sí? - 

-Si, solo somos Érika y yo...

Levantó las cejas y dirigió su vista hacia la chica que solo clamaba hacia el cielo que la sacaran de allí.  

Aunque el contacto visual duró apenas unos segundos, a ella le pareció una eternidad y tuvo que obligarse a mantenerle la mirada. No era tímida en absoluto, pero sentía que esos ojos grises podían ver hasta el fondo de su ser. -…y no nos molesta que te unas.  

-Gracias, me agrada la idea de trabajar con ustedes- volvió a mirar a Juana y Érika soltó el aire que no sabía estaba reteniendo  -¿Tienen algo planeado?-  

-Si, y vamos a empezar a reunirnos fuera de la escuela para trabajar en ello.  

-¿Donde?-  

-Aún no lo hemos coordinado- el timbre sonó anunciando que era hora de formarse en filas y su plática se vio interrumpida. -Al rato nos ponemos de acuerdo.  

Rafael asintió y los tres empezaron a caminar hacia donde todos se estaban reuniendo.  

… 

-La verdad es que me llenas de intriga por tu forma de ser tan tranquila. Yo no podría estar tranquilo mucho rato y callado menos, necesito moverme, estar con la gente, ya sabes.  

-Si, entiendo a qué te refieres- dijo Erika sin saber que más agregar. Ella nunca se había detenido a estudiar su forma de ser y que Rafael lo hiciera solo la hacía ponerse un tanto nerviosa. 

Tenía muchas cosas que esconder.

-¿Cómo fue que te dejaron entrar a esta altura del año? - soltó para desviar el tema.

-No tengo idea, mi mamá fue quien lo consiguió. Yo estaba de lo más cómodo con solo el fútbol en la cabeza y de repente llegó un día y dijo. “Mañana irás a clases”- trató de imitar la voz de su madre y le sacó una sonrisa. -Aunque me alegra no haber perdido precisamente mi último año- agregó.  

-Es bueno que no lo hallas perdido. ¿Seguimos? - dijo levantando el cuaderno de matemáticas para que supiera a qué se refería.

Él meneó la cabeza en un asentamiento.  

-Aquí si tendrás que ir desde cero. No he visto esos temas en mi vida-  

-Ok, aunque primero tengo que recordarlos bien, así que déjame revisar.  

Estaban sentados uno junto al otro a una distancia más que prudente, pero el quitó el cuaderno que había entre los dos y se acercó más que nunca a ella para mirar el cuaderno también.



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En el texto hay: tristeza, amigos y amor, seretos

Editado: 23.06.2023

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