Silencios que matan

Capítulo 20

Fueron al cine y vieron una película de comedia con las manos entrelazadas, cosa que al principio dificultó la concentración porque ¿Cómo puede alguien concentrarse en una pantalla cuando el chico del que está enamorada le agarra de las manos, cuando al mirarlo le regala la sonrisa más linda que pueda existir y cuando sabe que esa noche probablemente es la única que disfrutarán juntos? Nadie podría. 

Al salir de allí iban recordando algunas de las escenas.  

-¿Eso significa que te gustó?

-Si, me gustó. Estaba muy divertida

Seguían tomados de las manos en esa tarde hermosa que empezaba a irse y aunque veían personas yendo de un lado para el otro y niños correteando aquí y allá. En su mundo solo existían ellos. 

Rafael se quedó en silencio un rato, Erika volteó el rostro para ver el motivo y lo encontró mirándola con una cara de fascinación cuan madre viendo a su hijo por primera vez.  

-¿Qué pasa?

-Eres increíble -se sonrojó –y no quiero que esto acabe tan pronto, quiero estar un rato más contigo.

-Yo igual -se arriesgo a decir porque ese día solo importaba disfrutar. Los tormentos los había dejado en casa.  

Apretó el agarre de sus manos ligeramente.  

-¿Qué te parece si vamos al parque que queda a unas cuadras de aquí? -Sugirió ella.

Rafael sonrió.

-Me parece perfecto.

Siguieron caminando, pero en lugar de ir a casa de Erika, tomaron el primer cruce que encontraron y en unos minutos estuvieron en el parque.   

Allí había muchas personas, pero la gran mayoría eran padres acompañando a sus hijos, en consecuencia, las áreas preparadas para los niños pequeños, como el carrusel estaban abarrotadas mientras que en las demás aunque contaban con un gran número de gente, eran más accesibles.  

-¿El barco o la estrellita? -preguntó Rafael

Érika se quedó pensando un momento. No se había subido nunca a esos juegos porque a juzgar por lo gritos que escuchaba de las personas sobre ellos, más parecía que los estuvieran torturando y no que se estuvieran divirtiendo, pero ese día quería hacerlo.  

-¿Cuál elegirías tú?

No respondió solo la tomó de la mano y la guió hasta estar en una de las filas de espera para montarse en el juego.  

Esperaron a que la rueda girante dejara de girar y que se montarán las personas que estaban frente a ellos y, por fin, después de unos diez minutos ambos estaban sobre ella. 

Erika no le tenía miedo a las alturas, pero en el momento en que empezó a dar la primera vuelta y se vió en lo más alto de la estrellita se asustó muchísimo y su cuerpo de inmediato empezó a evaluar sus posibilidades de salir de allí.

La adrenalina la recorría de arriba abajo y el miedo constante a salir disparada hacia el cielo aumentaba con cada vuelta, hasta que buscó a tientas la mano de Rafael y la sostuvo con fuerza. Eso actuó como un tranquilizante que de inmediato eliminó el miedo porque sabía que no estaba sola, que él estaba allí y nada malo pasaría.  

Duraron hasta la noche en dicho parque yendo de juego en juego y comiendo cuanta comida hallaban y luego de horas de estar parados, se sentaron tranquilos a disfrutar unos hot dogs.  

Fue ella la primera en ser consciente de que la hora de irse estaba llegando. Era probable que sus padres no se hubiesen enterado de que no estaba en casa, pero no podía quedarse fuera hasta tarde. Tenía que regresar.  

Rafael estaba muy concentrado observando a su alrededor, paseaba la vista de un lado a otro y de vez en cuando sonreía, pero luego de un rato se percató de que ella lo estaba mirando y la observó igual.  

La chica le sonrió porque sin saberlo él le había regalado la salida más linda de su vida… 

-Tengo que volver-  

…pero ya tenía que acabar.  

Terminaron de comer de camino a casa y luego se quedaron en silencio tal vez porque no había necesidad de hablar o simplemente porque no sabían cómo romper el silencio.  

-Gracias por esto. Estuvo muy lindo -Dijo ella al fin. 

-De nada. Fue un gusto pasar este tiempo contigo.

Caminaron unas cuantas calles sin decir nada.  

-Erika

-¿Si?

-¿Quieres se ni novia?

En el mismo instante en que esas palabras llegaron a sus oídos ella detuvo el paso por completo. De todas las cosas que él podría preguntar esa era la última que esperaba escuchar.  

Su corazón pareció detenerse un momento y pasaron miles de pensamientos por su cabeza. Sí, quería ser su novia, pero había algo de por medio y no podía ignorarlo, él tenía que saberlo y luego decidir si seguir o no. Ella no podía ocultárselo.  



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En el texto hay: tristeza, amigos y amor, seretos

Editado: 23.06.2023

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