La noche tardó una eternidad en llegar y, cuando por fin lo hizo, Erika no podía cerrar los ojos, porque tenía pesadillas incluso estando despierta. Su mente le advertía que en cualquier momento aparecería Gabriel por la puerta y estaría perdida, pero eso no le asustaba tanto como saber que podía llevarse a su mejor amiga con ella.
Juana estaba rendida a su lado porque no quiso dejarla sola luego de que le dijo la verdad hacía unas horas. Su reacción fue más violenta que la de Rafael. Ella había prometido golpes, soltado maldiciones y, finalmente, dijo despacio, como temiendo alarmar a su amiga:
"Tienes que denunciarlo"
Y sí, ese comentario la alarmó bastante. Érika se quedó pasmada recordando como su casa pasó de ser un hogar a convertirse en un infierno justamente porque ella decidió que debía denunciar la situación.
Negó efusivamente, y todas las ganas de llorar le llegaron de golpe, aunque no lo notó hasta que una lágrima cayó en sus manos mientras se abrazaba a sí misma. Juana no insistió al verla actuar de esa manera, pero ella sabía que tarde o temprano volvería a traer el tema a colación.
Pero, ¿para qué denunciar si ya estaba fuera de su casa y podría rehacer su vida? No volvería a ver a Gabriel, y todo estaría perfecto. Sí, eso era lo que se repetía una y otra vez, pero su mente volvía a reproducir todos sus miedos en cuanto sus párpados se cerraban.
La mañana llegó inevitablemente y con ella el ajetreo diario de ir a clases. Erika notó que en su teléfono había dos mensajes de su madre preguntando por ella y se sorprendió bastante. Pensaba que no sabía su número de teléfono, ya que no le había mandado ni un solo mensaje por mucho más de un año.
Hija
—¿Dónde estás?
Suspiró mientras miraba la pantalla. Si le decía que estaba donde Juana, probablemente hablaría con su padre y este con Gabriel. Aunque algo le decía que debía hacerlo, aún no confiaba del todo.
—No te preocupes por mí. Estoy bien, pero no volveré a casa mientras esté allí Gabriel —terminó de escribir el mensaje y soltó el teléfono.
...
Los días empezaron a irse y todo empezó a acomodarse.
Érika volvió a mirar a Rafael a distancia en los recreos, a centrarse en hacer trabajos para seguir ganando dinero, y a buscar casas por internet que le llamaran la atención rentar. Ya tenía una en mente, pero aún no había ido a verla.
—Hay una fiesta esta noche en casa de Marcos —soltó Juana, sin previo aviso, levantando la vista del teléfono. Ambas se encontraban sentadas en uno de los bancos del patio de la escuela y llevaban un rato en silencio —¿Quieres venir? No quiero dejarte sola en casa. Te aburrirás.
—Me aburriré mucho más en la fiesta, prefiero quedarme pintando.
—Los materiales están en casa de Rafael, ¿recuerdas?
Cierto, dejó todos sus cuadros allí desde que los buscaron en su casa, y como no habían hablado mucho desde entonces, los había olvidado.
—Buscaré un lienzo y las pinturas esta tarde o me quedaré adelantando alguna tarea, el caso es que estaré bien. Mucho mejor que en medio de un montón de gente escuchando música ruidosa, respirando humo y creyendo que todo el que va al lugar debe emborracharse.
—Wow, cuando lo dices así parece un ambiente pésimo, pero eso me anima más a querer ir.
Erika sonrió, y justo en ese momento su mirada encontró a Rafael a lo lejos. Este estaba hablando con Alexandra, pero no fue eso lo que atrajo su atención, sino el hecho de que la chica sonrió y le dio un beso en la mejilla. La alegría que sentía Érika la abandonó de golpe.
Juana pareció notarlo y se giró para mirar en la misma dirección que ella.
—Pensé que ustedes dos estaban... —se quedó sin palabras unos segundos. —¿Has hablado con él últimamente?
Érika negó con la cabeza.
—Lo he estado evitando. Me siento extraña cuando me trata como si nada hubiese pasado aún después de que le dije que no quería ser su novia.
—¿Aún no quieres serlo?
Ella suspiró.
Justamente ese era el problema: lo deseaba demasiado.
—Iré al baño— dijo, poniéndose de pie y dejando de torturar sus ojos mirando al chico del que estaba enamorada, hablando con alguien más. Después de todo, ella sabía que eso podría pasar y lo aceptó en cuanto empezó a huir de él."
Juana asintió y volvió a mirar la escena.
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Gracias por leer con el corazón abierto, ahora te leo a ti, cuéntame qué sentiste 💬💞
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Editado: 17.06.2025