Silhouettes

Todo comienza aquí

—Bueno supongo que tendré que comprar otra planta.

—Si que lástima.

—Ehh creo que no te secaste muy bien- habló él apenado y mirándome fijamente.

-¿Qué? Porqué?- revisé mi atuendo y estaba totalmente empapado lo cual hizo que mi ropa interior se notase. De inmediato salí corriendo dejándolo sólo en la sala muy apenado ¡Qué vergüenza!

—Que estúpida eres Annie empiezas con el pie izquierdo.—hablé para mí misma.

Pero me detuve al pensar que era los que tanto le molestó a Adrián. ¿Acaso era algo de su trabajo? No lo sé, pero de lo que sí estoy segura es de que averiguaré todo.

        //

Estaba durmiendo muy agusto cuando mi teléfono sonó, pensé que era mi madre pero no, era Yang ,al parecer me había llamando con anterioridad.

—¿Hola?—contesté con esa voz de hombre que tanto me caracteriza al despertar.

—Hola Annie- respondió nerviosa y muy asustada.

—¿Yang sucede algo? Te escucho muy asustada- pregunté incorporándome en la cama y algo nerviosa.

—Annie necesito tu ayuda por favor- habló intranquila y con la respiración agitada. — Necesito que vengas a por mí ahora por favor.

—¿En dónde estás?.

—No lo sé- se quebrantó en llanto.- los han matado.

—¿Qué? ¿a quienes?

—Pude escapar pero no por mucho.

—Dime en dónde estas Joder- dije perdiendo los estribos y agarrando mi morral.

—Estoy en la zona de cabañas al norte. Ven rápido por favor.

—Vale no te muevas.

Colgué para salir a toda por Yang, por su forma de hablar sabía que su vida estaba en peligro.

Necesitaba ayuda de un auto, así que salí de la casa sin que Adrián lo supiese y me dirigí a mi hogar. Había dicho que no volvería pero necesitaba el auto para ir al norte de la ciudad

Llegué y entré al garaje sin que mi mamá lo supiera, encendí el auto y salí en busca de mi amiga.

—Maldita sea contesta el puto teléfono- y gruñí mientras iba al volante.Yang no respondía.

Estaba alterada y pasándome semáforos en rojo. Últimamente en las noticias muchos jóvenes estaban desapareciendo sin hallar su paradero por eso me asusté demasiado por Yang, al ser nueva en este país, suele darle confianza a personas desconocidas (como a mi) pero aquí no puedes confiar en nadie porque detrás de esa capa de amabilidad se esconde la persona más retorcida.

Llegué a las cabañas indicadas, no había nadie, todo estaba deshabitado y con una aura del mal rollo. Caminé por cada una de ellas si podría divisar a Yang pero nada y lo único que seguía era infinito bosque. Pero divisé la antepenúltima casa y pude observar que la cortina de una de sus ventanas estaba levemente inclinada, como si alguien se hubiese sujetado en esta y la haya desnivelado.

Debía ser allí, pero adivinen quién es la persona más cobarde del mundo... Yo, así qué de ninguna modo me iba adentrar en una casa qué a lo mejor estaba decorada con sangre.

—No puede estar aquí- dije autoconvenciendome para no entrar a esa casa.

Ignoré mis miedos y entré a la cabaña, claramente estaba abierta pues en todo el recinto no había ni una sola alma. La madera no  rechinaba como me lo esperaba y en todo el moderno lugar olía a cigarros, alcohol y sobre todo desolación.

Por el momento no veía indicios de que allí se hubiera cometido un asesinato atroz pero el olor a sangre poco a poco iba apoderándose del ambiente al igual que unos sollozos que se hacían escuchar por el pequeño silencio del lugar.

<<No me estoy enterando de nada>>

<<¿En que me acabo de meter?>>

Pensamientos tormentosos estaban en mi mente cada vez que pisaba esa horrible madera amarilla de las escaleras hasta que me encontré con un pasillo en el que albergaba más de 8  habitaciones y un ático en donde divinamente podría entrar pero no salir. No tenía que darme miedo entrar en ellas, se supone que sí estoy estudiando medicina debo acostumbrarme a ver cosas desastrosas y no acobardarme como si le fuera a pedir a alguien que sea mi novio, así que empecé a entrar a cada una de ellas, solo veía condones usados, cigarros, rompa interior y un millar de cosas más que se usan en las noches de lujuria.

De nuevo escuché los sollozos muy cerca mío y a lo mejor venían del ático.

<< Y una mierda no voy a entrar ahí>>

—¿Yang?— pregunté en un susurro alto.

No hubo respuesta, simplemente pararon los sollozos.

<<Mierda>>

Empecé a caminar hacia atrás mientras tenía la mirada fija en el ático de lo perpleja que estaba.

—¿Annie?- escuché un hilo de voz que me hizo reaccionar y por un momento creer que estaba loca.

Salí corriendo con el corazón en la boca de lo tan impactada que estaba al ver aquella situación en la que me había metido, Jalé la perilla del ático con tal fuerza que está se rompió y subí por esas escaleras enmarañadas y llenas de escandalosa sangre para encontrarme con una Yang devastada creyendo que estaba en mismo infierno por haber pensado que alguien la salvaría, pero estaba yo, viendo aquella chica que me partía el alma al haber confiado en sus "amigos"



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En el texto hay: asesinatos, violencia, groserias

Editado: 10.11.2019

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