Silver

Capítulo 8

SILVER SIGUE CONTANDO LA PRIMERA EXPEDICIÓN A LAS ROCKERS:

Con la desaparición de la guardia, nadie podía dormir así que decidimos hacer lo que prometimos: encontrarlos a todos. Seguimos explorando el túnel con nuestras antorchas como punto de referencia en búsqueda de la guardia. Viendo que no encontrábamos nada, nos dimos la vuelta para contar lo único que sabíamos al resto. Por la noche, mientras descansábamos, desaparecieron los cinco miembros de la guardia; no teníamos más información.

En una de las otras tres expediciones paso lo mismo y en nuestra ignorante juventud decidimos estudiar en profundidad esos dos túneles para saber que les había pasado a los desaparecidos.

En ese momento me atreví a preguntar:

-Tía, ¿Cuántos miembros había en cada guardia?

-A eso ya llegaremos chaval. Espera un poco.

Decidimos que las guardias pasarían de cinco a quince miembros. De empezar veinte en cada exploración pasamos a cincuenta. Salieron con provisiones para cuatro días. A los de la primera expedición nos dejaron aquí para que descansáramos. Te lo resumo en que, de los cien exploradores, solo volvió uno con una antorcha en la mano, al cuarto día, gritando:

-Se los han llevado a todos. A todos. Ayudadme por favor.

El príncipe, al estar la mando, decidió que tendríamos que explorar el resto de los túneles con todos. Hubiera lo que hubiera, despertáramos lo que despertáramos en ese lugar, se pasaría al resto de los túneles. Los doscientos exploradores que quedábamos, nos dividiéramos en dos para intentar llegar hasta encontrar el otro lado. Para sorpresa de nadie, tampoco lo conseguimos. En la primera guardia de la primera noche, desparecieron todos los que no estaban cerca de la luz. Unos diez decidimos intentar volver otra vez, mientras que el príncipe se llevó al resto más a dentro.

La última orden del príncipe fue: “Si no estáis conmigo, no tenéis ninguna antorcha”. No pudimos hacer nada para mantener nuestras antorchas se las llevaron todas. Ese momento fue la última vez que vimos al príncipe y a sus exploradores.

-Sus gritos me perseguirán el resto de mi vida -añade Zelendi.

Mi amigo consiguió hacer con su magia una luz que nos cubriera a todos y desandamos el trecho hasta volver aquí, al lugar de origen. Nuestros siete compañeros, presas del pánico, salieron corriendo cuando vieron las puertas. Al llegar nosotros, no había ni rastro de ellos. Es cuando nos dimos cuenta de que teníamos que salir, pero Persia lo supo; ella tendría que quedarse. Había que atrancar las puertas por fuera, para que no saliera nada, y por dentro, para que a nadie le resultará fácil entrar. No hubo forma de convencerla para tirar todo abajo.

En este momento mi tía se queda sin voz. Algo que no había visto en mi vida. Le hace un gesto con la mano para que siga Zelendi, este en un hilo de voz dijo:

-El resto ya lo sabes, nosotros salimos, ella se quedó. Le dejamos todas las provisiones que pudimos. Ahora a dormir.

CAPITÁN DEL REGIMIENTO POK

-Estamos de acuerdo en que se conviertan en mi Guardia Personal cumpliendo con la primera cláusula del contrato. -respira un momento esperando una respuesta.

-Sí señor.

-Entonces es un buen momento para que comprenda dónde se mete. A partir de ahora, es el capitán de la Guardia Personal del Príncipe Heredero Alorian del Reino Humano Ofani. Solo responde ante mí. – me mira fijamente a los ojos para que me quede claro. Esos ojos de un color azul oscuro como contuvieran un mar embravecido dentro. Bajo de los mismos unas grandes ojeras que, a su edad, cerca de los veinticinco años, demuestra una falta de sueño continuada, y no por las fiestas, sino por la tensión a la que le someten en la corte.

-Sí señor.

Respira más tranquilo. Se nota que nos necesita rápidamente. No se fía de nadie y tiene que jugarse la vida con unos mercenarios. Con nosotros. Les responderemos. Nuestra palabra se la dimos, no necesitamos más.

-Es el momento que le ponga en antecedentes, capitán. Mi padre, el rey, quería mucho a su primera esposa, mi madre. Se casaron a mi edad actual cuando mi padre todavía era príncipe heredero. Yo nací dos años después y cuatro después mi hermana. Mi madre murió en el parto que, junto a la muerte de mi abuelo tres meses después, dejaban a mi padre como rey viudo y solitario. Hasta que mi hermana cumplió diez años, mi padre se dedicó a nuestra educación y al cuidado del reino. Pasados esos años vio la posibilidad de una alianza con el reino del sur mediante el matrimonio con la prima de su monarca y lo hizo. El problema es que con su actual mujer vinieron gran parte de su familia en forma de Corte. La actual mujer del rey quiere algo más que ser la segunda reina de mi padre; tiene dos hijos pequeños que podrían suceder en la Corona y los únicos obstáculos que lo impiden somos mi hermana y yo. Hasta que no nacieron los mellizos me habían dejado en paz, desde que nacieron intentan mal meter. Me quieren fuera de cualquier forma. Por eso es tan importante su trabajo.

-Sí señor. Le protegeremos – desde el primer instante me he dado cuenta cuál es su actitud, la de un depredador rodeado. Una vez nos contrataron un pueblo para acabar con un grupo, sí un grupo, aunque parezca imposible, de leones. Cuando los rodeamos dejándoles sin escapatoria tenían la misma actitud que el Príncipe. Mira hacia todos los lados, gruñir, amenazar y en el último momento atacar a la yugular. Gracias a los dioses cazadores ninguno de mis hermanos pereció en esa misión como tampoco perecerá el Príncipe.




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