Silver

Capítulo 12

ROCRICK, SOBRINO SILVER

El segundo día de camino ha transcurrido igual que el primero. Nosotros tres, me uno a ellos, somos los primeros en colocar todas las antorchas posibles en el trayecto mientras que a lo largo del recorrido nos vuelven a superar el resto de la expedición.

Al llegar al siguiente descanso, hay pequeños grupos que nos prohíben poner antorchas en la zona que han elegido para dormir. Mi tía se encoge de hombros pasando olímpicamente de ellos, aunque no pone antorchas. Cuando nos reunimos para cenar, sale otro mensajero hacia el Príncipe sin llevar ninguna noticia aparente. Mi tía ve que quiero hacerle una pregunta:

-Verás Rodrick, por mucho que intentemos cuidarlos, se han creído las mentiras del Príncipe y quieren descansar. Si ponemos las antorchas, pese a sus protestas, cuando nos demos la vuelta las habrán tirado o, peor, destruido. No quiero perder mis antorchas; por si no te has dado cuenta aquí no tenemos mucho material para hacer nuevas.

-Además chaval, intentaremos salvar al máximo número posible, pero en caso de que no quieran, nos cuidamos las espaldas nosotros tres.

-Okey, lo que vosotros digáis.

Esa noche nos tocó el primer turno de guardia otra vez, así que no hubo problemas. Al terminar la vigilancia, esta vez, sí que intentan rotar entre los dos mientras yo descanso. En el tercer turno de la guardia, nos despierta mi tía con susurros:

-He dejado de ver a dos de la guardia, están dando vueltas, entrando y saliendo de las antorchas, pero llevan un rato sin volver. Sus compañeros todavía no han dicho nada, pero, amigo mío, mira si puedes detectar algo.

Zelendi, el mago, asiente. Se despereza rápidamente y enfoca la vista donde le indica mi tía.

-No notó nada -frunce el ceño – Esto acaba de volver a empezar.

Minutos después los compañeros empiezan a llamar a los que faltan, primero en susurros, luego a gritos. Dos han desaparecido sin dejar rastro.

PRINCIPE ALORIAN

Han pasado dos días desde que se le encomendó la misión de ir como embajador con los horms; como consecuencia la, hasta entonces, siempre ordenada mesa del Príncipe es ahora mismo un centro de guerra: está llena de mapas con miles de referencias y puntos de abastecimiento. Cada media hora aparece algún capitán o sargento informando con noticias de última hora de las novedades en cuánto a los sitios requeridos.

Pero la Guardia no descuida su trabajo. Aunque sus altos mandos estén mano a mano con el Príncipe, cualquier miembro que quiera entrar en la habitación debe ser observado y, en caso de no ser conocido, cacheado sin contemplaciones. El Regimiento Pok desea mantener su buen nombre.

En menos de una semana está todo dispuesto para poder realizar la misión. El maestro de armas de la Guardia se encarga de que los reclutas mantengan el adiestramiento para convertirlos en nuevos soldados. Las espías, desde la reunión con el Príncipe, desaparecieron sin volver a dejarse ver. El capitán de la Guardia tranquiliza al Príncipe indicando que volverían si tuvieran más información.

Su hermana también se incorpora a la comitiva. Gran jinete y esgrimista, está tomando lecciones de combate cuerpo a cuerpo para mejorar su capacidad de acción individual. La reina ha intentado mover toda su influencia para que no se pudiera incorporar a la embajada de su hermano, pero ella misma lo facilitó cuando dijo que sería un trabajo sencillo para el heredero. El príncipe usó esa excusa diciendo que le daría oportunidad a su hermana a desenvolverse en la complicada diplomacia. Por mucho que luche la reina, el Príncipe sigue teniendo capacidad de maniobra en su propia embajada, por lo que su hermana vendrá con él.




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